[ Capítulo 7 ]
- Me duele todo el cuerpo - entró a la brigada con su traje ordenado como siempre, acariciando su hombro y la parte baja de su espalda - Creo que me estoy haciendo viejo, tener tanto sexo en un día no es saludable. Takahiro se fue muy temprano esta mañana - suspiró e iba a bostezar, pero fue cortado por un brazo que rodeó sus hombros.
- Buenos días, Allencito - este hombre sí bostezó mientras recargaba su cuerpo en el del albino sin ningún recato.
- Cúbrete la boca, no seas vulgar - él mismo puso su mano sobre la boca del pelirrojo.
- Tienes ojeras.
- No dormí lo suficiente.
- ¿Pensando en mí? - susurró y Allen le lanzó una mirada mientras pellizcaba su mano - ¡Ay! Eso duele.
- ¿Te divertiste anoche? - apartó el brazo de Lavi para poder caminar derecho.
- Sí - metió sus manos en los bolsillos - Estuvimos bebiendo hasta un poco más de las tres de la madrugada.
- Vaya, tenían mucho de lo que ponerse al día.
- Supongo que sí, ¿y tú?
- ¿Yo, qué?
- ¿Trajiste el informe a tiempo?
- Oh, eso, sí - suspiró, porque pensaba que Lavi había visto a través de él.
- ¿Eso? - arqueó una ceja - ¿Te pasó algo anoche cuando me fui?
- No, nada - abrió la puerta de su oficina y miró al pelirrojo - ¿Qué quieres? ¿Por qué no te vas?
- Estoy siguiéndote, ¿no lo captas? - Allen bufó y entró, haciendo el amague de cerrar la puerta en su cara - ¡Es broma, es broma! - rió y le tendió una carpeta - Ten.
- ¿Qué es?
- El informe de Ryutaro-san.
- Mm~ - interesándose en él, leyéndolo mientras se acercaba a su escritorio.
Lavi lo miró un momento, sonriendo al verlo tan concentrado - Bien, te dejaré revisarlo, avísame si tienes alguna duda.
- Bookman.
- ¿Mm?
Dudó un momento antes de hablar - ¿Puedes venir a mi casa esta noche?
- Oh, sí, claro que puedo - se sorprendió un poco, ya que, por lo general, siempre era él quien tenía que pedir verse en privado, pero claro, no lo iba a rechazar tampoco.
- Bien - no lo miró, pero Lavi pudo ver esas orejas sonrojarse, haciéndolo sonreír.
- Nos vemos más tarde.
El pelirrojo se fue feliz y Allen se sentó tras su escritorio, pensando en que no debería haberlo invitado, no después de hacer el amor con Takahiro. Debería haber sido suficiente, pero no lo fue, quería más, pero más de Lavi, de la persona incorrecta. ¿Se había vuelto loco? ¿Por qué si amaba tanto a Takahiro, deseaba una y otra vez estar con Lavi? Nada tenía sentido.
Más tarde el comisario ordenó los últimos papeles de unos casos antes de retirarse luego de un día atareado de "trabajo de oficina".
- Toc, toc - dijo, no tocó, con una sonrisa mientras abría la puerta - ¿Puedo pasar?
- Ya lo hiciste.
- ¿Ya estás listo?
- Casi, ¿y tú?
- Listo - dejó unos papeles sobre el escritorio.
- ¿Me traes más trabajo?
- Tú me dijiste que lo tuviera para hoy, comisario.
- Te ves demasiado feliz, me da mala espina.
- Lo estoy, muy feliz, ¿Quieres saber por qué?
- En realidad... No.
- Que malo eres~
- Te dije que no eras tierno - lo miró y Lavi hizo pucheros, haciéndolo reír - Idiota.
- Entonces con esto, me retiro.
- ¿Mm? ¿No me esperarás?
- Iré a casa a preparar la cena para Ryutaro-san, digamos que si lo dejo cocinar por su cuenta, no tendremos un lugar para dormir.
- ¿Es así de malo? - entendiendo que el hermoso hombre era un fiasco en la cocina.
- Lo es, prepararé un poco más para ti y para mí, me llamas cuando llegues a tu departamento, ¿de acuerdo?
- Está bien.
- Te veo luego, comisario.
- Sí, ya vete - esperó hasta que salió de la oficina y suspiró - Así que te preocupas mucho por Asahi-san, ¿no? ¿Qué es este repentino malestar? - frunció el ceño y dejó de pensar en eso para concentrarse en su trabajo.
Después de unas horas, al fin llegó a su complejo de departamentos y abrió la puerta mientras terminaba de escribir un mensaje para Lavi avisándole de su llegada. Esperaba que apareciera pronto, por lo que dejó sus cosas y luego de dar de comer a su gato, se metió al baño para una ducha rápida. Salió con su bata de algodón blanca y su cabello mojado, sacando una cerveza y bebiéndola hasta la mitad.
- Ahh~ Deliciosa.
Su timbre sonó y dejó la lata sobre la mesa de la cocina, yendo a abrir la puerta. Su gato se adelantó y esperó frente a la madera, moviendo su cola suavemente, muy interesado por saber quién venia de visita, haciendo sonreír al peliblanco.
- Buenas~
- Vaya, eso fue rápido - abrió más la puerta para dejarlo pasar.
- Ryutaro-san llegó en un taxi, así que aproveché de tomarlo para venir - dejó sus zapatos mientras Tym se acariciaba en sus piernas, pidiendo atención - Hey, ¿Cómo estás? - se agachó y lo tomó en sus brazos, acariciando bajo su barbilla y tras su oreja.
- Dame las bolsas - pidió el albino para dejarlo acariciar al pequeño animal, el cual le había tomado mucho cariño al pelirrojo. Cada vez que venía se le tiraba encima y le pedía cariño.
- Gracias - miró y le dio su atención al felino - Si te me pegas más, tu papi podría ponerse celoso.
- ¿De quién?
Lavi rió, ya estaba más que acostumbrado a esa boca filosa y fría. Lo siguió a la cocina, donde luego dejó al gato en el piso, quien se fue a dormir más que contento al sofá después de su sesión de caricias.
- Traje algunas cervezas, las pondré en el congelador.
- Perfecto, ya se estaban por acabar. ¿Quieres cenar ahora?