Décima Parte.

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En la actualidad (Por Nicolas)

El llamado de Emilia por la noche no me dejo dormir, no sabia que hacer al respecto, sentía que no era el indicado de que sepa la verdad de nuestra historia, han pasado quince años en donde hemos cambiado, es extraño, aun la veo y sigo tan enamorado como desde el primer día.

Al siguiente día, fui temprano a hacer las comprar mientras Nerea aun dormía en el departamento, llegué, le hice su desayuno y se despertó, con su sello en la pierna y las muletillas caminando despacio.

Al siguiente día, fui temprano a hacer las comprar mientras Nerea aun dormía en el departamento, llegué, le hice su desayuno y se despertó, con su sello en la pierna y las muletillas caminando despacio

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Nicolas: Hija, mi amor despacio.

Nerea: Esta bien papito -se sienta-

Nicolas: -me acerco dándole un beso en la mejilla- Te traje medialunas mi amor.

Nerea: Gracias papi.

Nicolas: -sirvo su desayuno y me siento-

Nerea: ¿Hoy viene la Dr. Emilia?

Nicolas: Si, ¿La extrañas?

Nerea: Si, es muy bonita, ¿Te gusta? ¿No? -levantando una ceja-

Nicolas: La única dueña de mi corazón sos vos.

Nerea: -sonríe- Lo se papá, pero yo también quiero que seas feliz, cuando seas viejito alguien tiene que cuidarte.

Nicolas: ¿Me vas a abandonar?

Nerea: Nunca papá, pero me gustaría que salgas con Emilia, puede ser buena mamá.

Nicolas: ¿Cómo? -sorprendido-

Nerea: Yo también quiero tener una, mamá esta en el cielo, a parte quiero tener hermanos.

Nicolas: Cada día me sorprendes más, -agarro su manito- Te amo.

Nerea:  -sonrie- Yo también papá.

Nerea era una niña tan buena de seis años, que sabía que iba a llegar con estos planteos algún día, estuvo mirando dibujitos durante toda la tarde mientras yo ordenaba la casa, ya eran cerca de los ocho y media, sabía que Emilia podría llegar en cualquier momento.

Por Emilia.

Me cambié, me puse unos de los vestidos sueltos de invierno, con mis medias finas negras, unos zapatos bajos, y mi saco ne de paño largo de color negro. Busqué mi auto en el estacionamiento del edificio y me dirigí hasta la casa de Nicolas llena de nervios, no se si estaba bien lo que hacía, pero era hora de ir contra el mundo.

Estacione el auto enfrente de su hermosa casa, enorme, me quede observándola unos segundos, y luego toque el timbre llena de miedo.

Nicolas: -abre la puerta- Pensé que no ibas a venir.

Emilia: Perdón, es que me perdí un poco.

Nicolas: No hay problema, -abre el portón, me da un beso en la mejilla- Estas hermosa.

Aquel verano, en donde nos amamos. (En pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora