LXV. Idioma

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Nota: Las cursivas simularan diálogos en inglés ':)

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Estar en un país desconocido era malo, pero estar en pais desconocido y a parte donde su idioma era más desconocido en pleno Apocalipsis zombie era peor, mucho peor.

Carajo si tu nadamas había ido a Atlanta para ver a tu tía abuela que era la única familia que te quedaba, ¿pero qué ocurría? un maldito jodido Apocalipsis de mierda ocurría, hacía ya un tiempo que habías presenciado esa horrible escena de todos en el aeropuerto corriendo como estampida invadidos de terror, de los militares bombardeando, disparando, del caos y los gritos, de ti corriendo por tu vida... suspiraste, si algo no había cambiado era eso último, tu vida se basaba últimamente en eso, correr para sobrevivir y escapar de los muertos vivientes.

Sin embargo justo ahora y como se te hacía costumbre no tenías idea de dónde estabas, hacia días que habías tomado un auto y alejado de la ciudad lo más que podías sólo para ahora encontrarte perdida, el auto comenzó a bajar considerablemente la velocidad, miraste el combustible.

-No no no...- el auto se detuvo. Casi te dan ganas de llorar, golpeas el volante. -¡Mierda!- sin poder contenerlo las lágrimas se acumulan en tus ojos y comienzas a sollozar, era una mierda una completa mierda, como deseabas estar en tu casa en tu cama despertando en la mañana deseando que todo esto fuera un sueño... No, un sueño no, una jodida pesadilla, tosiste, ahora no sólo estabas sola sino en un lugar que no conocías, te sentías perdida en todo el sentido, llendo a todas lados sin ir a ninguno, sin rumbo, una vez que te calmaste y respiraste profundo te hiciste el cabello hacia atrás, te limpiaste el rostro, tenias que mantener la cordura y la calma, miraste al rededor, estabas a punto de llegar a un pequeño pueblo, un escalofrío te recorrió el cuerpo.

Pueblo = personas
Personas = muertos
Muertos = zombies

Te desabrochaste el cinturón y tomaste tu mochila que reposaba en el asiento del copiloto, abriste la puerta y bajaste del coche, cerraste la puerta tratando de hacer el menor ruido posible, cuando el viento rosó tu cuerpo sentiste que el corazón se te asceleraba, de nuevo estabas en el exterior, expuesta, apretáste los labios y avanzaste, eras de México carajo, que de algo sirviera tener esa ascendencia, miraste a los lados, que los dioses aztecas y el Quetzalcoal señor de los vientos y regidor del Oeste te ayuden, sonríes ante ese pensamiento y es que... bueno, tus ascenstros era indígenas sobrevivientes por naturaleza, algo tenías que tener, sujetas tu mochila pensando en eso, miras al rededor, tus ojos se iluminan ante lo que vez, vaya quizás los dioses aztecas si escuchan plegarias, caminas hasta ahí.

Casi parece un sueño, es un supermercado, quieres brincar y gritar, hace cuanto que no pruebas un bocado, mientras buscas algo con que abrir la puerta esta se abre sola lentamente, te pones alerta, miras de nuevo al rededor, carajo hay alguien adentro. Rápidamente te agachas y escuchas.

-Demonos prisa, tenemos que salir de aquí.

-Subiré las mochilas al auto, deberías ver el último estante.

Mierda, tu corazón se acelera, de ser otra la ocasión saldrías de tu escondíte y te presentarías pidiendo ayuda, pero ya te había ocurrido una vez con un imbécil, el muy cabrón lo único que había hecho era tratar de propasarse contigo, si eso había hecho un sólo hombre estos que eran dos era un 70 por ciento más de probabilidad.

Negaste, te darías la vuelta, el sonido de un arma se escuchó a tu costado, maldita sea, muchas gracias dioses aztecas, alguien le quitó el seguro a la pistola, alzaste la mirada era una chica.

-Apártate.- no tenías mucho conocimiento del idioma inglés sin embargo podías traducir eso, le obedeciste. -Rick, Daryl.- la chica habló, le miraste, era alta de cabello corto y Caucasia, miraste el arma en sus manos, estaba a un metro de distancia, quitarle la pistola no era una opción.

DARYL DIXON ONE-SHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora