Capítulo 4

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Cuando pasé por la aldea junto a los hombres pude ver a un niño rubio, él solo quería jugar con un grupo de niños que lo dejaron de lado, lo miré y por un segundo vi a otro pelirrojo conocido... El grupo de niños lo intentan golpear, pero yo me puse en medio recibiendo el golpe en la mejilla y los miré molesta.

-Largo.

-¡Está cubierta de sangre! -grita uno de los niños asustado.

-¡Nos va a matar! -dice otro y ellos se van corriendo.

-¿Q..Quén eres? -pregunta el niño rubio.

Lo miré, abrí los ojos de par en par cuando mi mente me juega una mala pasada y me muestra a mi pelirrojo de arena...

-Gaara... -murmuré.

Reaccioné cuando el niño rubio me miró extraño, negué con la cabeza y le di la espalda.

-No permitas que te traten así, si no quieren estar contigo, ellos son los que pierden.

-¿Huh?

Izumo y Kotetsu se nos acercan y me llevan mientras me preguntan el por qué hice eso pero yo ya no volví a hablar hasta que estuvimos frente al Hokage quien leyó el pergamino de mi madre.

-¿Y qué le pasó a tu madre? -pregunta el Hokage.

-Murió.

Se hizo un silencio sepulcral y pesado. Yo recordé lo sucedido y quise llorar de nuevo, pero me aguanté con expresión neutra.

-Es una pena... lo siento -no dije más-. Te mostraré donde podrás quedarte y mientras vamos te diré como será tu vida aquí de ahora en adelante -asentí, él se levanta-. Ustedes pueden irse, gracias por traerla.

-Sí.

Izumo y Kotetsu se van y el Hokage me lleva por la aldea hasta llegar a un departamento.

-Aquí te quedarás, vendré a visitarte de vez en cuando para ver como andas y darte esto -deja un sobre con dinero sobre la mesa-. Así podrás comprarte lo que necesites.

Asentí y recorrí el lugar. No era muy grande pero era acogedor... Miré por la ventana y vi al mismo niño rubio de antes pintando las caras que estaban talladas en piedras.

-Cuando quieras puedes... -el Hokage mira lo que yo-. Otra vez, Naruto...

-¿Quienes son? -pregunté apuntando a los rostros en piedra.

-Los antiguos Hokages. Ese es Hashirama, el Primero, su hermano Tobirama, el Segundo.

-Y ese es usted, ¿no? -pregunté apuntando a la tercera cabeza.

-Así es.

-¿Y ese?

-El Cuarto Hokage, desgraciadamente falleció en una batalla y es por eso que volví al cargo.

-¿Cómo llegaron a ser Hokages?

-¿Te interesa la historia? -pregunta enarcando una ceja y yo asentí apenada-. Si quieres, puedo inscribirte en la academia.

-¿De verdad? -cuestioné sorprendida.

Él asiente y yo sonreí un poco más emocionada.

-Ah pero... ¿A caso eso fue una sonrisa? -él sonríe y yo agaché la mirada un poco-. Deberías sonreír más, es linda esa sonrisa.

Me hizo reír un poco.

-Bueno, tengo que volver, tú ve acomodándote y si quieres preguntarme algo solo ve a la oficina. Nos vemos.

Asentí. Él se fue. Yo fui al baño junto a mi mochila y saqué mi toalla. Me miré en el espejo y me quité la venda de mi brazo.

-A..Auch...

Me dolió por lo que me mordí el labio. Mi brazo tenía sangre seca que salía de los puntos de mi herida. Me entré a bañar aguantando el dolor de mi brazo.

Al terminar, rebusque un conjunto de ropa pero la botellita donde tenía la flor de Gaara cayó al suelo rodando. Lo ignoré y me cambié, pero al terminar de hacerlo no pude evitar caminar hacia la botella. Lo agarré y apreté en mi mano recordando lo que me dijo antes de venir.

Miré la ventana y levanté el brazo que sostenía la botellita queriendo tirarla pero era como si algo sostuviera mi muñeca sin dejar que la tirase. Las lágrimas se forman en mis ojos y caí al suelo de rodillas, abrazando la botella sin poder lanzarla.

-¿Por qué tuviste que tratarme así, mapache?

Comencé a sollozar y me mordí la mano para que no se escuchara fuerte. Dejé la botella en un cajón de una mesa de noche y me limpié el rostro de nuevo. Acomodé las cosas hasta que pareciera limpio. Había encontrado cosas para limpiar y así lo hice, pero la casa se veía vacía...

Por el momento tendría que comprar por lo menos unas mantas, sábanas y fundas de almohada. Agarré el dinero del Hokage que me había dejado y salí de la casa, guardé la llave de esta que me dió él y lo guardé. Subí al techo del departamento en el que estaba y me puse a memorizar el barrio.

Al bajar me puse a buscar la tienda donde compraría las cosas. Por estar distraída casi choqué con otra niña de no ser porque me hice a un lado antes de que eso pase.

-Lo siento -dijimos al mismo tiempo.

-Hinata-sama ¿está bien? -un hombre se acerca preocupado.

-Sí, no te preocupes Kou.

-O..Oye... ¿Podrían ayudarme? -me atreví a preguntar tímidamente.

-¿Huh? ¿En qué? -pregunta el hombre.

-Soy nueva en la Aldea... y necesito comprar unas cosas para mi casa y no sé donde -respondí apenada.

-¿Una niña haciendo eso...? -se cuestiona en un murmullo aquel hombre pero la otra niña se gira hacia el hombre con insistencia.

-¿P..Podemos ayudarla? Por favor... -pregunta ella.

-Um, está bien, no creo que hayan inconvenientes -responde él.

-Gracias -murmuré sonriendo un poco-. Soy ______.

-Yo soy H..Hinata.

MI FLOR DE ARENA || Sabaku No Gaara y tú ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora