Cómo no olvidar esa vez que te conocí, entre la multitud de aquel lugar, los olores se mezclaban, el ruido aumentaba y la gente en sus quehaceres.
De pronto percibí... tristeza, miedo, confusión además ese aroma se me hacía familiar, es como si... ya conociera esa esencia. Me acerque para ver la fuente de aquel olor, pasando entre la multitud sin perder aquel aroma que tanto me causaba intriga. Solo un par de metros más.
Y sin darme cuenta, el lugar ya estaba rodeado por gente que tenía armas, un helicóptero volaba cerca del lugar; me percate de que arriba, en el tejado de una iglesia se encontraba una persona de ropas negras vigilando.
–Todo esto me está dando mala espina–
Sin pensar lo más empecé a correr a esa dirección, estaba a unos cuantos pasos. La gente se dirigía en dirección contraria a la mía, un altavoz se escuchó –Siendo las 6:00p.m. doy por iniciado el mitin– todos guardaron silencio. Solo se escucha la voz de aquella persona que exponía el problema.
Sin importar nada seguí buscando te. El discurso seguía, la gente escuchaba al representante de aquel movimiento y...
Te encontré
Ahí estabas, escuchando al igual que a todos a esa persona, tu rostro mostraba preocupación. Me acerque y de inmediato volteaste hacía a mí. Te mostraste sorprendido, sin saber que hacía corri hacia a tí, tome tu brazo sin lastimar te y...
– Salgamos de aqu- –
Una bengala se hizo notar en aquella iglesia y seguido de eso.. un disparo resonó en el lugar. La gente empezó a gritar y a correr, uno por uno iban callendo en el pavimento manchando el lugar con su sangre.
Empecé a correr mientras seguía tomando tu brazo, la sangre, los gritos, los llantos, las súplicas y los disparos hacían ver el lugar espantoso y grotesco.
Algunas balas nos habían rozado pero eso no nos impidió huir hacia las unidades habitacionales del lugar. Subimos escaleras y tocamos desesperadamente cada habitación para nuestro refugio.
Nadie nos abría, nadie contestaba, lágrimas brotaron de aquel chico, mi enojo y desesperación aumentaron hasta que...
– ¡Chicos!, ¡ Rápido!– grito un señor de edad avanzada, aliviados entramos a su departamento
– Muchas gracias señor, realmente se lo agradecemos– dije aliviado y apenas sintiendo el dolor y el cansancio
– Me llamo Urokodaki, no me agradezcas muchacho. ¿Qué es lo que pasó?, ¿Porque los militares empezaron a disparar? – Pregunto
Justo cuando iba a responder, me habias interrumpido.
– Para reprimirnos... Nos atacaron para que ya no siguieramos protestando por nuestros derechos como estudiantes.. se supone que hoy íbamos a dialogar con el presidente pero- ... –
Todos callamos, habían tocado la puerta insistentemente, el miedo nos invadió y tus lágrimas nuevamente se hicieron presente. Nos dirigimos con dirección al cuarto mientras que el mayor se dirigía abrir la puerta.
Entramos y nos escondimos debajo de la cama,me encontraba pegado en la pared y tú estabas en mis brazos, temblando del miedo, eras un mar de lágrimas, tu olor era muy amargo. Te apegue a mí y empecé acariciar tu cabeza, tus piernas abrazaron la mía y no dejabas de llorar.
Pisadas se escuchaban cada vez más, cerraste los ojos con fuerza y me abrazas te como si tú vida dependiera de ello. Por un momento dejaste de respirar, las botas de aquellos oficiales estaban sucias, llenas de tierra y.. sangré.
Náuseas empezé a sentir, odio e impotencia junto con la frustración de no poder hacer nada infestaban mi cuerpo.
– Esos malditos escuincles.. si no se hubieran revelado, nada de esto estaría pasando – soltó molesto uno de ellos
– Shhh, Cállate cabron, nos va escuchar – reprendió el contrario
– Es la verdad, además eso se merecen por no obedecer. – devolvió
Habían revisado toda la habitación, bueno, según ellos. Se marcharon del lugar cerrando la puerta.
Esa tensión desapareció por un momento pero lo demás seguía ahí, siendo contenida y reprimida.Nuevamente la puerta fue abierta y me puse a la defensiva.
– Chicos.. pueden salir, ya se marcharon esos sujetos– anunció aquel señor
Me relaje un poco, espere a que tú reaccionarias pero... te habías desmayado; agotado te lleve a la orilla sin moverte mucho, tus ojos estaban ligeramente hinchados de tanto llorar, tu respiración era tranquila y ese olor era dulce.
Una vez que salimos debajo de la cama, te cargué y te deje en el colchón. Te puse mi suéter para taparte, salimos de la habitación.
– ¿Se encuentra bien? – pregunté preocupado
– Sí, estoy bien. Es mejor que limpies y desinfectes tus heridas. Además tu familia de seguro está preocupada, cuando termines avísales que estás bien– dijo mientras buscaba un pequeño botiquín
Los gritos, golpes y varios balazos se escuchaban en los pasillos; me acerque lentamente en la ventana y jamás olvidaré esa noche, jamás dejaré de odiar a esa gente, jamás lo olvidaré.
Sangre y los cuerpos de todas las edades eran depositados en las ambulancias y tanques militares. Los bomberos limpiaban la sangre de toda esa gente inocente.
La noche se hizo eterna, el reloj sonaba y aquel señor se había quedado dormido en el sillón de la sala. Yo estaba sentado, analizando el porque de esta matanza, el porque de esta monstruosidad hasta que recordé.. los juegos olímpicos
Solo por cuidar las apariencias llegaron a esto... asesinos, monstruos.
Me dirigí al cuarto, seguías dormido todavía. Me senté en una orilla de la cama y esperé a que llegará el día...
"El 2 de octubre, jamás se olvida"