–Eres muy lento...– exclamó el moreno, mientras hacía un tercer corte en la pierna derecha del pelirrojo, éste esquivó el látigo que iba con dirección a su espalda, le había tocado defender a su superior de dos experimentadas palomas, se limitaba a esquivar, no tenía permitido usar su kagune solamente si era para un caso de vida o muerte, soltó un suspiro al sentir como el látigo cortaba la piel de su espalda y la espada hería su abdomen.
–Terminé... Glotón...
El pelirrojo al escuchar aquellas palabras sonrió y una risa algo sicópata salió de su garganta, miró a las palomas, por órdenes de cierta persona no podía "herir" a las palomas, eso era un gran fastidio. Pero, nunca le habían prohibido “defenderse”.
Aomine y Kise no se habían percatado de cuando el castaño había terminado de comer, lo habían ignorado o, los habían distraído demaciado bien, sin terminar de pensar observaron alrededor, los rastros de sangre del pelirrojo ahora se estaban solidificando. –Mierda...– exclamó él moreno tomando a su compañero del brazo y lo aventó hacía un lado, así evitando que las puntiagudas estacas carmesí atravesaran el cuerpo del rubio.–¡Aominechi!– el tono de voz del rubio resonó por aquel callejón.
–Agh... Jajajaja eso fue divertido– exclamó el pelirrojo mientras observaban todo desde la azotea del edificio, tomó el brazo de su superior y lo colocó sobre sus hombros, así dándole buen soporte a éste.
–Vamonos, fue mucha diversión por hoy...– Exclamó el castaño mientras un suspiro se escapaba de sus labios, así ambos se retiraron del lugar hasta perderse en la oscuridad de la noche.
Las sirenas comenzaron a llenar de sonido aquel lugar, el rubio trataba de parar la sangre que salía por las heridas del moreno. –Aominechi... No te mueras... No...– las lágrimas comenzaron a mojar su rostro. –Lo siento... Lo siento...–
–Ya cállate Kise... Que no son heridas de gravedad...– se fue sentando en el frío pavimento
–Es que...– las lágrimas cesaron –Cierto... Ninguna estaca atravesó puntos vitales...
–¡Eso es lo que más me emputa!–
–Aomine-kun... Kise-kun... Se ven fatal– el ruido de las sirenas de la ambulancia fue opacado por ambos gritos de los ya mencionados.
–¡Cuánto tiempo llevas ahí! ¡Tetsu!– trató de levantarse pero fue detenido por el peliceleste.
–Desde que Kise-kun en llanto comenzaba a declarar su amor por ti–
–¡No... Qué! ¡Le soy fiel a senpai!
–¡Yo prefiero los senos enormes!
Ambas quejas fueron silenciadas por los paramédicos que comenzaron a hacer su trabajo, el moreno se quejó al ser movilizado en la camilla, el rubio se levantó para subir al lado de él. –¿Qué te pasó a ti Kise-kun?– se sentó al lado mientras la ambulancia comenzaba su camino al hospital
–Ese idiota me mordió...– aclaró su garganta mientras recargaba su cabeza en la del más bajo.
–Ese pelirrojo tragón, ¡estúpido!..– maldijo mientras su brazo era atendido por los paramédicos.
En otra parte de la ciudad
–¡Por qué me golpea, fui por senpai como me ordenó!– el pelirrojo se acarició el cabello mientras con lágrimas falsas veía a Aida Riko, la dueña del café donde se encontraban.
–¡Cállate! ¡No me hagas realizar mi llave especial!– sonrió mientras veía como el pelirrojo hacía un puchero, mantener a raya a aquel robusto hombre era algo que solo una persona podía hacer, soltó un suspiro agotador y al escuchar abrirse la puerta de una de las habitaciones del establecimiento guardó silencio.
–Kiyoshi está bien– exclamó Junpei Hyuga el gerente y esposo de la dueña, tomó su delantal y se lo colocó y comenzó a preparan una taza de café, miro al pelirrojo y soltó un suspiro –No te preocupes Kagami, estará bien en unos días– el ya nombrado se relajó un poco.
–Pero... Él no es de atacar a alguien, bueno, nadie de aquí...– todos se pusieron tensos ante aquellas palabras, Izuki uno de los meseros del establecimiento, seguía pensando pero nada se venia a su mente. –A excepción de Bakagami que traga peor que un animal– el pelirrojo se tensó ante aquello y soltó un suspiro.
–Chicos, hablaremos después de lo que pasó con Teppei– exclamó la chica mientras comenzaba a abrir el lugar. –Necesitamos que él esté bien para que nos diga que fue lo que pasó– todos asintieron y comenzaron a ir a sus puestos. –Bakagami– lo detuvo antes que éste se marchara. –Deja de estar comiendo a éstas horas... Recuerda que solo tenías permitido comer así una vez al mes.–
–Pero, hoy no cuenta, fui interrumpido...– se quejó el pelirrojo –Moriré de hambre si me espero hasta el otro mes– comenzó a hacer rabieta.
–Kagami-kun, debes obedecer lo que digan los superiores.
–¡Ahhhhhhh! De dónde apareciste Kuroko!– todos gritaron aquel nombre y el pequeño chico señaló la puerta trasera
–Aun no habrían la de enfrente así que vine por la puerta de atrás– mientras explicaba aquella respuesta ya tenía acorralado al pelirrojo contra la pared éste estando en posición fetal gracias a la ayuda de Nigou, el pequeño perrito. Todos observaron aquello, con gestos burlones, el único que podía controlar al más fuerte del lugar, Kuroko Tetsuya, el fantasma y esposo del peligroso glotón. –Kagami-kun... ¿Me fuiste infiel con otro cadáver?– los demás presentes comenzaron a irse, ésta pelea iba a ponerse seria.
–¡No! Te juro que no, ¡me fuí a rescatar a senpai antes de caer en tentación! Quita a ese salvaje animal por favor...– el pelirrojo estaba temblando, le había jurado no practicar la necrofilia, segundos después sintió las patitas del can sobre su cabeza comenzando una taquicardia se sentó sobre el piso y se desmayó siendo su cabeza que amortiguara el golpe.
–Creo que te pasaste Kuroko-kun– el mencionado soltó un suspiro ante aquellas palabras.
–No es por eso que estoy enojado, terminó mordiendo a uno de mis compañeros, ya le dije que no dejara fluidos porque era un poco más fácil localizar el ADN... Ya alteré los resultados.– dejó ir al perrito y le acarició el cabello del inconsciente pelirrojo. –Aida-san..
–Lo sé Kuroko-kun, tenemos que controlar la forma en la que come Bakagami, se está volviendo más descuidado.– soltó un suspiro pesado, mientras se revolvía su propio cabello. –¿Si se acuesta con sus víctimas?– le miró con toda la curiosidad del mundo.
–Tengo sospechas, bueno lo caché una vez, no puedo culparlo, cuando se excita de más termina mordiendo y comiendo sin detenerse, aún así, quiero que cambie eso... Lo amo pero...– la dueña del lugar le dio palmadita en el hombro al menor.
–Bakagami es un idiota, pero ese idiota te ama tanto, pero de igual forma, pon límites ya Kuroko-kun– le sonrió a éste y golpeó en el estómago al más alto haciendo que éste se despertara.
–¡Ah! ¡Por qué... Tan violenta!– agarró su estómago y se levantó mirando a su esposo. –Tetsuya... ¿Vamos a casa?–
–Vámonos Taiga–
Continuará...
Poquito, pero honrado, nadie Lee esto, pero algún día lo harán xD
Saludos

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Glotón
RandomLa forma mas temible de morir hoy en día es ser devorado... mientras presentas dicho acto. la sociedad los ha nombrado ghouls, se alimentan de carne humana, pueden sobrevivir comiendo una vez por mes un cuerpo entero, sin embargo hay criaturas que c...