Capítulo 13.

57 11 0
                                    

El volver a despertar es un nuevo renacer. Y el renacer me da una nueva oportunidad.

Había estado dos días con la joven la cual quise salvar pero en mi intento casi la asesine, el señor el cual representaba al grupo Campbell casi había muerto de un infarto.

Volví a la mansión más cansado que los últimos días, me estaba dando cuenta que si no dormía en las próximas horas me podría desmayar.

Dejé de darle importancia a la compañía ya que Gerar se haría cargo luego de que yo tocara la cama, me acosté y dejé que mi cuerpo descansara.
Al dormir seguía escuchando a las personas y sentía cualquier presencia, aunque mi cuerpo descansara seguía consiente.

Sentí la presencia de Sol la cual se acercó a mí cuerpo inmóvil el cual descansaba.

-Dan, también dormiré y sólo quería decirte una última cosa -se acercó a mis labios los cuales besó sin pensarlo dos veces-, tal vez nunca me ames pero yo lo haré hasta el día que desaparezca y vaya al infierno.

Mi piel se erizó ante tal confesión, ella abandonó la habitación dejándome pensar y reconciderar tal vez a amarla o al menos intentarlo.

Habían pasado ya varios días y los empleados estaban preocupados por mí estado, Gerar los intentaba persuadir pero era muy malo haciéndolo.

-Pero señor, el joven Dan no ha despertado desde hace días, necesita alimentarse-discutió la dama de llaves-.

-Ha comido hace unas horas, yo lo alimente así que no se preocupe.

-Está bien, pero si necesita algo sólo necesita avisarme -se ofreció con amabilidad para salir de la habitación dejándonos a Gerar y a mí solos-.

-Espero despiertes pronto por que ya no sé que excusa inventar a los empleados de la casa-suspiró aturdido- además la señorita Ágata necesita saber quien la encontró en ese estado para agradecerle.

Salió contento y victorioso por que él sabía muy en el fondo que lo podía escuchar.
Poco a poco sentía nuevamente la energía recorrer mí cuerpo, ya era el momento de despertar y ver el desastre que tal vez había provocado Gerar ya que la responsabilidad no estaba en su vocabulario, a menos de que se tratara del hospital el cual fundó.

Desperté y no sentí ni una sola presencia dentro de la casa, todos estaban fuera e incluso la servidumbre. Fui al baño, me quité la pijama y dejé que el agua recorriera mi cuerpo.
Tomé una camisa casual color negro y unos pantalones no muy formales convinados con unos zapatos, un reloj y una cadenilla la cual me había regalado mi madre cuándo había cumplido 5 años de edad.

Busqué mi auto en el garaje para luego dirigirme al hospital dónde estaba hospitalizada, Ágata Campbell, tenía la exagerada necesidad de saber cómo estaba y estar cerca de ella. Necesitaba saber que después de todo ella se estaba recuperando.

Llegué al hospital y con una sonrisa de oreja a oreja, Gerar, me dio la bienvenida mientras me daba un abrazo.

-¡Al fin despertaste dormilón!-bromeó separándose de mí-.

-Tuve que -dije entre carcajadas para luego mirarlo serio-. ¿Cómo está la chica?.

-Sabía que preguntarias, a leguas se nota que te importa más esa joven que tu propio negocio-sonrió victorioso ya que lo que decía era verdad-, no te preocupes por ella, por el momento está estable pero aún no ha despertado -me miró con un extraño gesto que me aclaraba que algo ocultaba-.

-Dime que estás ocultando-ordené intranquilo-.

-Las heridas son muy profundas y no despertará durante mucho tiempo, casi muere dentro de la sala de operación.

Esencia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora