ORBELA
Noto unos brazos fuertes que se me enroscan por la espalda, el olor habitual de Nick me envuelve, me da un casto beso en los labios y le sonrió.
— estás muy guapa.
— tú también.
— me gustan las fotos, aunque las del modelo de ojos azules me sobran.
— idiota.
— tenemos que hablar. — Trago saliva sonoramente y él me envuelve la cara con ambas manos —. se que no me quieres — intento hablar pero me calla colocando su pulgar contra mis labios — no estoy enfadado. Te agradezco lo que has hecho pero no quiero que estés conmigo por pena.
— no estoy contigo por pena.
— no, lo estás por compasión.
— no es compasión... es...
Apoyo la cabeza en su pecho y respiro su aroma, busco alguna excusa pero mi mente está en blanco, suspiro y hablo con tristeza.
— ¿cómo lo has sabido?
— el modelo de ojos azules, le miras a él igual que me miras a mi.
Me levanta la cabeza con cuidado y continúa hablando.
— me miras como quiero que me mires, haces lo que la gente espera de ti aunque no lo quieras. Bel, eso es lo que más me gusta de ti, antepones mi felicidad a la tuya y eso me conmueve pero por una vez debes darte la prioridad. Solo necesito tiempo, pero te quiero y si solo puedes aceptar un como amigos que así sea.
— lo siento Nick.
— Te quiero Orbela.
Le doy un abrazo y con cuidado me sujeta de la barbilla dirigiendo sus labios a los míos en un casto beso de despedida, se va hacia su cena después y veo a Kat y a James, les sonrió ocultando el repentino malestar y haciendo de tripas corazón para no desmoronarme.
Kat me agarra del brazo y ambas corremos por la exposición como niñas pequeñas, jugamos a intentar adivinar quién de los presentes ha comprado cada cuadro y nos reímos cuando James nos intenta cazar para que dejemos de correr.
Hablo con varios fotógrafos de marcas y al cabo de la noche tengo varias tarjetas en el bolso con números de importantes firmas.
Cuando ya no queda nadie y Alfredo y yo hemos negociado precios voy brincando hacia Carter.— Carter, hoy se viene conmigo, hay que celebrar.
Lo agarro de la mano y él la retira bruscamente.
— perdón, es la primera vez que me das la mano, ha sido un acto reflejo.
Asiento sin importancia y avanzó hacia la salida, me despido de Alfredo, Carter recupera su corbata y después me sigue.
— ¿dónde me llevas bela?
— ha emborracharle hasta que olvides su nombre.
— no creo que eso sea correcto.
— no voy a decir nada a ese absurdo comentario.
Carter me dirige una sonrisa gatuna y para un taxi, me agarra de la mano y tira de mí hasta el interior. Dice una calle que no entiendo y acabamos en un bar pijo.
— Carter, no es por juzgar pero yo eh... pensaba...
— tranquila solo van a ser un par de copas y luego vamos ya a un antro de mala muerte, pero has visto cómo vas vestida, tengo que mentalizarme que voy a tener que dar un par de puñetazos.
— Carter no sea idiota.
— oh Bela, estoy siendo muy razonable.
El taxi para y Carter vuelve a tirar de mí para sacarme del coche, el frío me envuelve pero mi profesor no me da tiempo a analizar el tiempo, me da la mano y tira de mí rápidamente metiéndome en el bar.
Cuando entramos varias miradas se dirigen a nosotros, Carter agarra mi mano más fuerte y se dirige estirado hacia la barra pide la primera bebida que se le viene a la mente y ambos brindamos cada uno por sus motivos, bebo un sorbo pequeño y mi cara de asco hace estallar en carcajadas a Carter.
— ¿disimula un poco quieres?
Le hago burla y tomo otro trago aunque esta vez mi cara es neutra.
— ¿a si está a su gusto?
— perfecto.
Un par de chicos terriblemente guapos se acercan a nosotros y miran a Carter con recelo.
— hola guapa, ¿quieres buena compañía?
— Estoy bien acompañada pero gracias.
Se acerca a mi oído y me susurra algo obsceno, sonrió y les miro a ambos.
— solo si él también viene.
Dirijo una sonrisa maligna a los chicos que se miran entre sí y luego a Carter, niegan y se despiden con un seco adiós.
Carter me mira confundido y le susurro al oído lo que me han dicho, se le suben los colores y se bebe lo que queda de copa, se que ha bebido un par de copas de champán y aunque él aguante el alcohol mejor que yo, ya va un poco tocado.
Pagamos y tiro de él hasta otro bar, a medio camino Carter me ofrece su abrigo ya que fui tan inteligente de no traer nada.
— se va a congelar.
— estoy bien.
— hum hum.
Llegamos por fin a un antro de mala muerte y los chupitos rondan sin freno, estamos ya bastante mal cuando empezamos a reírnos de la cara del otro.
— Alfredo está obsesionado en fotografiarnos juntos, dice que somos la pareja ideal.
— lo sé, lleva toda la noche diciéndomelo, "pegáis como el chocolate y las fresas" —. Se burla.
— ¿le gustó señor Carter?
Arrastró las palabras a la vez que apoyó mis manos en sus muslos inclinándome hacia él, me rio al ver que se pone nervioso y apoyo los codos en la barra.
— era broma señor Carter.
Se levanta trastabillando en su asiento y apoya las manos a ambos lados de mis cintura sobre la barra.
— ¿y yo a usted señorita Smith?
Su boca se acerca peligrosamente a la mía y me hecho a reír, cojo su corbata y tiro de ella, se la saco por encima de la cabeza y me la pongo yo, le despeino el pelo y le abro los primeros botones de la camisa.
— Así mejor.
Apoya la mano en mi pierna desnuda y se me eriza la piel con su tacto caliente.
— deberíamos irnos, ya es tarde.
me levanto y ambos salimos tambaleándonos.
— A estas horas ya no hay taxis, mi casa no pilla lejos, vamos.
Tiro del brazo de mi profesor pero tropiezo y ambos caemos, me quedo mirando al cielo y suspiro.
— ¿cuánto hace que no se para a mirar las estrellas?
— en lo que te conozco ya van tres veces.
— hum hum. No pasa nada por hacerlo una vez más.
— supongo pero tenemos que llegar a casa.
— ¿esto está mal?
— ¿el que Bel?
— esto — nos señaló respectivamente y suspiro hondo —, hemos superado las barreras de la relación alumno-profesor.
— sé que está mal pero no me importa, tenemos una relación algo rara eso es todo.
— si alguien se entera que me ha acompañado a un puticlub se nos cae el pelo a ambos.
— Nadie se tiene porque enterar de eso.
— me siento a gusto con usted, me conoce más que mi padre aunque también me regaña como tal. Me prometí no cambiar mi pensamiento hacia usted pero luego a la hora de la verdad en el estrado le veo como un amigo, respeto su autoridad pero...
— créeme, te entiendo. No lo pienses tanto muchas veces profesores y alumnos son amigos.
— ya, si alguna vez, nos... nos dicen algo, écheme la culpa. Diga que estaba obsesionada contigo, qué tengo algún problema y solamente me seguías el royo como buen psicólogo.
— eso no estaría bien.
— lo sé, pero si la culpa recae sobre usted no pisará una clase nunca más.
— está bien.
Me levanto con torpeza y estiro la mano para ayudar a Carter, la coge seguro pero hace tanta fuerza para levantarse que me caigo de nuevo contra él.
— Carter, bruto, no soy un mástil, ayúdeme un poco quiere.
Apoyo las manos es su pecho y me levanto de nuevo estiro las manos otra vez y ya nos levantamos los dos. Vamos apoyados uno sobre otro en el camino y por fin llegamos a casa, hago callar a Lucifer antes de que despierte a mi padre y me llevo a Carter a mi habitación.
Se quita el abrigo y los zapatos y se tira sobre la cama, yo me quito el vestido y me pongo el pijama y unos calcetines, me tiro al contrario que él y una montaña rusa se instala en mi cabeza.
— y luego dices que te da vergüenza las fotos en ropa interior.
— oh duérmase ya Carter.
Termino por dormirme con la cabeza dándome vueltas. Noto a Lucifer colocarse a los pies de Carter y me chupa la cara antes de dormirse también.
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— ¡Orbela Smith!
Los gritos de mi padre me despiertan, la cabeza me da un vuelco y tengo ganas de vomitar pero me resisto.
— papa, baja la voz, ahora voy.
Miro la posición en la que estamos, Carter está abrazado a Lucifer, y yo tengo los brazos enredados en sus piernas. Salgo intentando no despertarlo y me dirijo al salón donde mi padre me espera con una muy mala cara.