Casualidad

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Cruzando la salida del spa, se chocó con la mamá de su mejor amiga. Esa mejor amiga que se estaba quemando lentamente en la cama solar. Se abrazaron mientras pensaba una excusa para sacarla de ahí. Le preguntó qué se iba a hacer. «Una limpieza facial completa», le respondió. «Espero que hayas traído dinero, porque se les acaba de romper el postnet». La cara de la mujer se transformó. Bingo, pensó. «No, no traje ni un billete». Miró hacia la calle. «Encima Antonio ya se fue». Le mostró sus llaves. «Justo estaba por ir al cajero automático. Te llevo». Le agradeció repetidas veces, le dijo que era un amor y se rieron de cómo iba a quedar su hija luego de la sesión de bronceado.

Maldad en flor (colección de microrrelatos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora