IX. Error.
Sus manos apretaron mi cintura, ejerciendo fuerza para que apegáramos nuestros cuerpos entre sí, dejándome aplastada contra la piedra de la mesada a mi espalda y su lengua no tardó abrirse paso buscando la mía de una manera desesperada, podía sentir su cálida textura dentro de mi boca y su respiración pesada sobre mi mejilla. Una de sus manos viajó por toda mi espalda hasta mi nuca, para atraparla y envolverla entre sus dedos firmemente, logrando que no pudiera moverme, por si quisiera alejarme y romper el caluroso beso.Mi pecho subía y bajaba con pesadez, mientras mi corazón bombeaba acelerado y golpeaba en mi caja torácica. Deslicé mis manos por sus hombros que se sentían tensos, para recorrerlo sutilmente y dejar descansar mis palmas en sus fornidos pectorales, que llamaron mi atención desde esta mañana.
El beso que había iniciado por simple ansiedad, se convirtió en uno lleno de deseo y con pura lujuria, con ganas de más contacto que el solo roce de nuestras lenguas. No era salvaje pero reflejaba mucha intensidad, su boca se movía en un compás de la mía, coordinado con nuestra respiración jadeante. Su mano izquierda resbaló por mi cadera, dirigiéndose directamente a mis glúteos, para rodearlos y sobarlos, ganando un sonoro gemido involuntario proveniente de mi garganta. Su otra mano, que se encontraba en mi nuca, se enredó entre mi cabello, tirando de el al mismo tiempo que con su boca tomó mi labio inferior y lo succionó lentamente para luego atraparlo con su dientes, mordiendo y estirando, logrando crear una perfecta combinación de dolor y placer. Gemí.
Cuando libero mi piel adolorida, su boca fue directo hacia la piel de mi cuello, atacando con besos y mordidas que me elevaban fuera de mi espacio mental y terrenal, me sentía como si él fuera el cazador y yo su presa. Me sentía devorada y me encantaba. Tiraba de mi cabello, haciendo que mi cabeza se inclinara y le diera más lugar y acceso a mi piel.
Necesitaba más.
Mi cuerpo lo pedía.
Estaba tan sumida en los besos y caricias que me brindaba, que por poco no reparo en que comenzaba a resbalar y subir mi falda, aprovechando y conectando su piel caliente con la piel cálida de mis muslos. Subió sus besos por mi mandíbula, trazando un camino invisible con besos que llevaban nuevamente a mis labios. Dejó la prenda a mitad de camino por debajo de mis nalgas, llevo una mano a mi cabello y con la otra se dedicó a envolver mi cuello, influyendo presión sobre este, acortando de manera leve mi amplia capacidad de oxígeno.
Sentí su rodilla entre mis piernas, demandado un lugar entre ambas, el cual obtuvo sin mucho esfuerzo. Sentía la presión de su muslo en mi entre pierna y jadeé, llevé mi mano sobre la de él, la que me sostenía del cuello tratando de aliviar su agarre y con la otra apreté su brazo, su mano libre reposó en mi cintura procurando que no perdiera el equilibrio.
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hush | h.s.
Random"Haz silencio, no querrás que oigan tus gritos" -Publish 30\08\2020 © All Rigths Reserved.