Ariana y yo nos encontrábamos en las gradas de un estadio nuevamente, esta vez del Signal Iduna Park, en la ciudad de Dortmund, que también resulta ser la ciudad donde Ariana y yo vivíamos y estudiábamos. La selección tenía un partido contra Escocia, y podía sentir mi garganta arder mientras gritaba. Alemania iba ganando, pero cuando le añadieron tres minutos extras al partido un jugador escoces hizo una fuerte entrada contra Marco enviándolo directamente al suelo, y no mentiré, palidecí cuando lo vi sujetar su pierna con una mano mientras que con la otra golpeaba el suelo de tanto dolor.
-Ay Dios. -Ariana apretó fuertemente mi mano, y le devolví el apretón, mientras ambas observábamos preocupadas la situación-
-Espero que no sea nada grave. -A Marco lo llevaron a los vestidores, y sé que tuvo que haber sido algo grave cuando ni siquiera pudo afirmar su pie en el suelo. Estaba preocupada, como todos los espectadores-
-Ve con él.
-¿Qué? -Mire a Ariana como si hubiera enloquecido ¿Por qué no iba ella? –
-Ve con Marco, Elizabeth. Yo te alcanzo luego del que partido acabe. No hace falta que disimules tu preocupación, todos lo estamos. Además, le vendría bien tener compañía hasta que el resto del equipo llegue.
-Muy bien.
Me dirigí a los vestidores de la selección alemana e inmediatamente localicé a uno de los asistentes del equipo salir de uno de los cuartos y cerrar la puerta tras él.
-¿Cómo esta Marco? ¿Todo bien? -Era raro que Ariana y yo nos perdiéramos algún partido de la selección y Mario siempre nos llevaba a vestidores y nos presentaba con el staff, lo que era muy útil para situaciones como estas-
-Estamos seguro de que su lesión no es tan grave, pero tenemos que esperar al reporte médico de mañana. Esta solo adentro así que puedes pasar si quieres. Yo debo de regresar al campo, pero el doctor debería de regresar pronto.
Suspiré pesadamente antes de abrir la puerta para entrar al cuarto donde me encontré a Marco sentado en una camilla con sus manos cubriendo su rostro. Cerré la puerta cuidadosamente y me acerqué a él silenciosamente, él estaba tan hundido en sus pensamiento que en ningún momento notó mi presencia. Sin poder resistirme, estiré mi mano para acariciar su cabello, y Marco abrió los ojos alarmado, pude ver claramente la sorpresa en ellos al verme ahí y ¿Cómo no sorprenderse? Si nos odiamos a muerte, y aquí estaba yo tratando de consolarlo mientras acariciaba su cabello.
-¿Estás bien? -Era una pregunta tonta, pero no sabía que más decir. No creo tener algo que aportar en un momento así-
-Todo esto es una mierda ¿sabes?
-¿Duele mucho? Disculpa, es una pregunta estúpida. -Eso al menos logro sacarle una pequeña sonrisa-
-Sí, el medico dijo que iría por algunas pastillas para el dolor. -Nos quedamos en silencio y mi mano comenzó a moverse nuevamente por su cabello-
El medico regreso y le entrego un pequeño contenedor blanco a Marco.
-Tomaras una cada vez que el dolor aumente. Mañana con los resultados trabajaremos más a fondo. Cualquier cosa no dudes en llamarme, no importa la hora, y bueno, te dejo con tu novia. -Iba a decirle que no soy la novia de Reus, pero antes de que pudiera formular palabra, el doctor ya había salido del cuarto-
-Voy por una botella de agua. -Cuando le entrega la botella a Marco, este rápidamente tomó dos pastillas en su boca y tomó un sorbo de agua antes de cerrar los ojos nuevamente-
-¿Puedo preguntar qué haces aquí? Honestamente eres la última persona que esperaba ver aquí.
-Ariana no iba a moverse hasta que el juego acabará y Mario está jugando así que la última opción era yo. Ariana me pidió que vinieras porque tal vez te gustaría tener compañía, pero no te preocupes, no habrá insultos. Estoy aquí como una fanática preocupada del equipo alemán.
-Gracias. Aprecio mucho que estes aquí a pesar de todo. -Marco alcanzó mi mano y le dio un leve apretón-
-No me tienes que dar las gracias. -Estiré mi mano nuevamente para continuar acariciando su cabello y vi como cerró los ojos y se movió más cerca de mi mano buscando más contacto- Seguro no es nada grave y volverás pronto a la cancha.
Permanecimos en nuestras posiciones en completo silencio hasta que la puerta se abrió y me separé apresuradamente de Marco, varios jugadores del equipo estaban aquí para ver a Marco.
-¡Thomas! Fue un gran gol. -Choqué los cincos con Müller y felicite a varios de los jugadores antes de acercarme a Ariana- Yo me voy ¿Vienes o te quedas?
-Me quedó. Quiero pasar más tiempo con Mario.
-En ese caso nos vemos en casa. -Y me marché del estadio sin darle una última mirada a Marco-
****
Me entere que Marco iba a estar un mes fuera del campo porque escuche a un grupo de chicos comentarlo en la universidad, y la verdad me sentí horrible por él, y lo peor es que no tenía con quien hablar sobre ellos porque Ariana estaba fuera de la ciudad comprando algo cosas. La realidad, es que sabía que ese no era el verdadero propósito de su salida de la ciudad y que tenía más que ver con cierto barbudo rubio, pero no la cuestione y por eso tampoco quería llamarla para hablarle sobre mis complicadas emociones.
Estaba llegando a casa tras un largo día en la universidad, cuando recibí una llamada de Mario.
-¡Mario! ¿A qué debo el honor?
-Hola Elizabeth ¿De casualidad sabes algo de Ariana? No responde mis llamadas.
-Ella fue a comprar unas cosas, pero conociéndola segura no cargo anoche su teléfono ¿Sucedió algo?
-Es solo que ¿Sabes de la situación de Marco?
-Sí. De hecho, me entere hoy que va a estar al menos un mes fuera.
-Estoy preocupado por él. No le contesta las llamadas a nadie y antes de regresar a Múnich fui a su partido y no me quiso abrir la puerta, ni siquiera me respondió. Sé que está decepcionado de sí mismo y no está tomando todo esto muy bien, así que pensé que Ariana podría ir a verlo y quizás llevarle comida o algo. Asegurarse de que está bien.
-Supongo que Ariana no tardara mucho en llegar, así que me asegurare de pasarle el mensaje.
-Bien, gracias. Me escribes si sabes algo de Marco. -La llamada terminó y me quede mirando la pantalla de mi teléfono por varios segundos pensando en la conversación y en la preocupación de Mario por Marco.
Apenas y acababa de llegar a la casa que comparto con Ariana, pero tras la llamada de Mario tomé mi bolso y salí nuevamente. Y así fue como me encontré frente a la puerta del apartamento de Marco con comida china. Traté golpear la puerta como una persona normal, pero tras no recibir respuesta comencé a golpear sin parar por alrededor de cinco minutos hasta que logré irritar tanto a Marco que decidió abrir la puerta.
-¿Qué haces aquí? -Estaba un poco sorprendida al ver lo desaliñado que lucía Marco, pues estaba acostumbrada a verlo siempre como si hubiera acabado de salir de una sección fotográfica para Vogue, y así fue como supe que todo esto lo estaba golpeando más fuerte de lo que todos pensábamos-
-Traje comida china. -Sonreí radiantemente mientras elevaba la bolsa para que él pudiera verla y Marco elevó una ceja en mi dirección- Uh, así que ¿Me dejaras entrar?
-Adelante. -Él se hizo a un lado y entré a su apartamento- ¿Se puede saber qué haces aquí?
-Te traje comida porque Mario cree que estas deprimido y está preocupado. Así que, aquí estoy haciéndote compañía y asegurándome de que estes comiendo.
-No necesito compañía, Elizabeth. -Cojeó hasta la sala lo más seguro con la esperanza de que me diera media vuelta y me marchara, pero lo seguí-
-Ahora la tienes. -Me senté a su lado y le pase una bandeja de la comida que compre- Y comerás para mantener la sanidad mental de Mario.
-Bien, ya que obviamente no te iras... ¿Me harías un favor?
-Supongo que sí ¿Qué necesitas?
-Olvidé mi celular en el estadio y necesito que me lleves a buscarlo.
-Lo haría con gusto, pero sabes que no tengo auto.
-Suerte que yo tengo cuatro. Podemos ir en mi SUV. -Abrí los ojos sorprendida, pues los autos de Marco son algo así como sus bebes-
-¿Confías en mi lo suficiente como para poner en mis manos tu SUV?
-Honestamente no, pero eres mi única opción.
-En ese caso puedo llevarte luego de comer, pero te aviso que hace tiempo no conduzco así que mis habilidades probablemente no sean las mejores.
-No me sorprende. Dime ¿Acaso hay algo que sepas hacer completamente bien? -Y aquí vamos nuevamente-
-Idiota.
-Bruja.
-Estúpido.
-Imbécil.
-Arrogante.
-Si soy todas esas cosas ¿Qué haces aquí? -Elevo una ceja y sonrió triunfantemente en mi dirección-
-Ya te dije que le hago un favor a Mario. Créeme que no es por gusto. -Rodé los ojos antes de tomar mi comida y salir al balcón mientras sentía la mirada de Marco sobre mí-
Luego de comer, Marco tomó sus muletas y me entrego las llaves de su preciado auto. Bajamos en completo silencio al garaje del edifico y Marco tomó asiento en el lugar del pasajero mientras que yo lo hice en el asiento del conductor. Encendí el auto y volteé a mirar al rubio.
-Quiero advertirte nuevamente que solo he conducido dos o tres veces y que hay una gran posibilidad de que mueras hoy.
-Apuesto a que lo estas deseando. Anda, conduce, no nos pasara nada.
-Pero...
-Elizabeth, solo hazme caso por primera vez en tu vida ¿Quieres? -Lo mire molesta y me dedique a hacer todo lo contrario a lo que Marco me decía. Cuando llegamos al estadio Marco soltó un suspiro de alivio- Espero que sepas que eres la peor conductora y que no mereces tener licencia de conducir.
-De nada.
-Regreso en seguida.
Marco fue a buscar su celular y yo opte por quedarme en el auto. Estaba mirando los alrededores del estadio y así fue como noté la presencia de un camarógrafo, quien parecía estar apunto hacia el auto con su cámara. Decidí esperar a que Reus llegara para informarle de la situación.
-Hay un fotógrafo ahí. -Señale con mi dedo y Marco miro un segundo antes de lucir desinteresado-
-¿Y qué? No te preocupes y solo dedícate a conducir.
-¡Dios! Eres un idiota. -Marco lucia sorprendido con mi arrebato-
-Fíjate que tú no te quedas atrás. -Decidí ignorarlo y conduje completamente en silencio hasta llegar al apartamento de Marco-
-Aquí estamos.
Marco abrió su puerta sin voltear a verme y eleve una ceja ofendida.
-Eres un malagradecido ¿sabes? Ni siquiera sé porque intente ser amable contigo. Me largo, y puedes joder. -Cerré la puerta del auto con todas mis fuerzas y comencé a caminar para tomar un taxi-
-¡Olvidas tu mochila, bruja! -Marco me gritó, pero ni siquiera voltee a verlo para responder-
-¡Quédatela, idiota! -Y sin más me marche-