Capítulo 3 - ¿Princesa...?

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Los sensei decidieron no quedarse a descansar en Suna por unos días, por lo que sin importar el estado físico del sensei del equipo siete partimos hacia Konoha.

Al pobre sensei peli plata le tocó la mala suerte de que el sensei de grandes cejas decidiera hacer una carrera, y cargó a su compañero en la espalda.

Cuando Shiro-sensei intentó detenerlo ya era tarde, pues ya había empezado a correr.

— ¿Qué flores crees que le gusten a Kakashi-sensei?. — le pregunté a Koichi.

Él rubio me miró confundido. — ¿Por qué pregunta, senpai?. 

— Porque no llegará  vivo a la aldea. — respondió Kiyoko con gracia.

— Vamos, no se queden atrás. — ordenó Shiro-sensei.

Asentimos y apuramos nuestro paso hasta estar a la altura de todos.

Mi mirada se fue a Neji, no me ha vuelto a hablar desde lo ocurrido con el explosivo.

Suspiré con fastidio, parece que realmente le molestó eso.

Pero lo quiera aceptar o no, lo que hice fue lo mejor, Kakashi-sensei no sería capaz de deshacerse de la explosión, y ellos no serían lo suficientemente rápidos como para alejarse de ahí a tiempo.

Suspiré y seguí el camino en silencio, o al menos ese era mi plan, pero a Koishi no le importó.

— Senpai. — llamó el rubio y lo miré — ¿Desde hace cuánto tiempo conoce a Kankuro-san?. — preguntó curioso.

Lo miré y pensé — No se, ¿tres años?. — respondí insegura.

— ¿Cómo se conocieron?. — la curiosidad inundaba su mirada.

Sonreí ladina — Lo conocí por una misión que tuvimos en Suna. — aseguré — Él se encargó de darme un recorrido por su aldea, en cuanto lo conocí me agradó y nos llevamos bien. — conté animada.

— ¿Es por eso que quedó tan triste?, ¿porque no nos quedamos más tiempo?. — preguntó en voz alta, llamando la atención de todos.

Miré confundida al rubio. — ¿Por qué quedaría triste?. 

Kiyoko rió. — Koichi, Naisha no se ha dado cuenta de eso. — habló entre risas.

— ¿No se a dado cuenta de lo que siente Kankuro-san por ella?. — me miró sorprendido.

Miré confundida al rubio, pero unos segundo después abrí mis ojos en grande.

¿Que Kankuro qué?. 

La risa de Kiyoko y Sakura me hizo sonrojar. — O-Oi, no se rían... — murmuré avergonzada.

— Es que es impresionante, eres alguien realmente inteligente, pero no te diste cuenta de los sentimientos de Kankuro hasta ahora. — Kiyoko no paraba de reír.

Un gruñido casi imperceptible me hizo ver al dueño, el de ojos perlas me miraba con el ceño fruncido.

— Bueno, es de esperarse que no te dieras cuenta, al fin y al cabo sólo tienes ojos para cierto chico. — molestó la Haruno.

Ese comentario casi me hace caer de una rama. — ¡SAKURA!. — recriminé avergonzada a más no poder.

— Es verdad, Naisha-senpai lleva tiempo junto a Neji-senpai. — habló pensativo el Yamanaka.

Miré mal a los tres que me estaban molestando y me alejé de ellos acelerando mi paso.

— ¡Naisha, no te molestes!. — gritó burlona Kiyoko.

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Decidí no responder y seguir mi camino más calmada.

No es que me haya molestado porque las chicas se burlaran de lo de Kankuro, es sólo que el problema con Neji me tiene de mal humor.

Llegada la noche, obligamos a Gai-sensei a detenerse para acampar y tener un descanso decente.

Una vez las tiendas armadas, el fuego hecho y la mayoría comiendo, se instaló una tranquilidad que llegaba a ser extraña.

En cuanto me senté saqué un pergamino para poder enviarle un mensaje a Hitoshi-sensei, en unos días debíamos ir a una reunión con los lobos, y no sabía si iríamos ambos o si no era necesario.

— ¿Qué haces, nee-san?. — preguntó curioso Naruto.

Levanté la mirada y le sonreí, en todo el camino sentí su mirada en mi.

— Le envío un mensaje a Hitoshi-sensei. — le sonreí con cariño.

El rubio asintió pero siguió con su mirada atenta a cada movimiento que hacía.

Una vez terminé de escribír me puse de pie y me alejé un poco de la fogata para poder llamar al lobo más cercano.

Un silbido salió de mis labios, y un segundo después tres lobos aullaron.

Uno de ellos estába más cerca, así que no tardaría demasiado en llegar a mi.

Esperé de pie tranquila, sintiendo la confusa mirada del rubio, pero antes de que él pudiera hablar un lobo apareció frente a mi.

— Princesa. — saludó haciendo una reverencia.

— Lamento molestarte tan tarde. — me disculpé apenada.

— No hay problema, sabe que siempre vendremos a su llamado. — habló cordial.

Iba a responderle, pero Naruto habló llamando mi atención y la del lobo.

— No entiendo, ¿por qué hablas sola?. — Naruto me miraba confundido.

— No está hablando sola. — contestó Kiyoko con una leve sonrisa.

Naruto miró aún más confundido — ¡NO ENTIENDO NADA!. — me miró desesperado.

— Annaisha se convirtió en la princesa de los lobos. — resumió como si nada Kiyoko.

Naruto me miró con sorpresa — ¿Princesa...?.

— Así es. — habló por primera vez el lobo dejando sorprendido a Naruto.

Eh... si, por primera vez.

— ¡E-EL LOBO HABLÓ!. — exclamó el rubio mientras lo apuntaba.

Resulta que cuando hice el contrato para invocar a los lobos, también cree un lazo con ellos.
El lazo me permite entenderlo sin ser necesario que él hable nuestro idioma.

A los lobos no les agrada mucho el comunicarse con los humanos, por lo que ellos aceptarán ser invocados sólo si se logra crear un lazo con ellos.

Hitoshi-sensei era el único capaz de invocar a los lobos, y en los exámenes chunin me hizo firmar el contrato y me enseñó a invocarlos.

Aunque... antes de poder invocarlos como tal, debíamos ir a su manada. Por obvias razones, aquel año fue imposible ir y tuvimos que posponerlo.

— Que humano más desagradable. — habló mirando mal a Naruto.

Sonreí con verguenza — Pido disculpas por el actuar de mi primo. — me disculpé.

Él animal me miró con sorpresa. — ¿Es su primo?. 

Senju-Uzumaki | Neji Hyuga|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora