Capítulo 45

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Desperté a la mañana siguiente con náuseas matutinas; apenas salte de la cama Sebastian abrió sus ojos y me miró preocupado mientras me encaminaba al baño donde me arrodille frente al inodoro.

– ¿Todo bien?– Me pregunto arrodillándose a mi lado mientras extendía mi mano y tiraba de la cadena – ¿Esto va a ser así siempre?– Pregunto en tono burlón mientras yo sonreía y negaba con la cabeza – ¿Te sientes bien para salir a cenar con Lucas está noche?– Me pregunto a lo que suspiré y asentí, una cena sería una buena idea para darle la noticia a Lucas.

Estaba por levantarme cuando el teléfono en la habitación sonó, como pude me levanté y tome el teléfono antes que Sebastian quien me miró confundido.

– ¿(TN)_______?– Pregunto Isaac al otro lado de la linea.

–¡Hola mama!- Exclamé mirando a Sebastian quien sonrió – ¿Cómo va todo?– A pesar de no verlo sabía que Isaac estaba tan confundido como yo al enterarme de mi embarazo.

– ¿Sebastian esta ahí?– Pregunto a lo que deje salir una carcajada – Si, si lo está.– Suspiro y escuche papeles moviéndose – Investigue al hombre, y no me vas a creer.– Me quedé callada escuchando con detalle cada palabra que Isaac decía, todas y cada unas de mis sospechas eran ciertas, el hombre era un narcotraficante, estaba siendo buscado en casi todos los estados menos en Tennessee y Minessota, no sentí miedo hasta que Isaac mencionó el nombre de uno de los hombres que me había secuestrado– Gilberto ordenó tu secuestro, tu padre...– Isaac hizo una pausa y suspiro.

– Solo dilo.– La seriedad en mi voz fue tan real que hasta yo me sentí desconocida para mi misma.

– Tu papá le debía dinero, por eso pensó que le pagaría si te secuestraban, lo que no esperaba era que tú padre había muerto.– Seque una lágrima en mi mejilla momento en el que Sebastian se acercó a mí y me abrazó por detras.

– Te llamaré luego.– Dije colgando el teléfono y mirando a Sebastian.

– ¿Que sucede?– Me pregunto claramente preocupado, negue con la cabeza y sonreí; le hice señas que me cepillaria los dientes y me encerré en el baño.

Apoye mis manos sobre el lavabo blanco, y comencé a llorar, ¿Como era posible que mi padre ocultara tantos secretos? Estaba devastada, no sabía que hacer, ni sabía si debía confiar en Sebastian, es decir, aquel hombre, era su socio, ¿Como le diría que su socio fue quien casi me mata?

Estaba hecha un manojo de nervios, mis manos temblaban y las náuseas habían regresado, sentí que había vivido una mentira toda mi vida ¿Acaso Sebastian era parte de su red de narcotráfico? Miles de preguntas se generaban en mi cabeza en automático, no sabía que hacer, quería gritar, llorar, arrancarme el cabello, una parte de mi se sentía decepcionada de mi padre y otra me hacía pensar que quizás tuvo una buena razón para hacer lo que hizo.

Sebastian comenzaba a preocuparse, los golpes en la puerta me daban un aviso de que mi estadía en el baño había sido lo suficientemente larga como para que pensara que algo sucedía, así que me excuse abriendo la regadera, dije que tomaría una ducha, lo cual hice, así podría explicar mis ojos rojos, "Fue el jabon" pensé, mientras secaba mi cuerpo con la toalla Blanca y me disponía a salir del baño, solo para encontrarme con un Sebastian preocupado sentado al borde de la cama.

–¿Paso algo?– me pregunto, sus ojos brillaban y sus cejas estaban arqueadas en incertidumbre, sonreí ligeramente y negue con la cabeza – ¿Segura? – Asenti y le di un beso en la frente, debía averiguar bien que sucedía antes de encarar a Sebastian y decirle todo.

Pero sería difícil, estando en Tennesse a 1.492 km de distancia de Nueva York, la tía de Sebastian siguiendome a todas partes, sabrá Dios quien escuchaba las llamadas, debía irme o encontrar otra forma de comunicarme con Isaac. Por el momento no podía pensar en nada, o al menos, no podía pensar en una excusa convincente para irme a Nueva York.

Estábamos en el restaurante mi mirada estaba fija en las meseras que pasaban de un lado al otro con charolas, las risas de los comensales eran simples ruidos lejanos, mi hijo se encontraba a mi lado, mi prometido frente a mi y yo solo podía pensar en ese narcotraficante, su relación con mi padre, y Sebastian.

La voz de Albani se hizo presente, fue tan alegre que me saco de mis pensamientos con un salto, la saludé, a pesar de estar en la misma casa, sentí como que habían pasado siglos que no la veía.

Me hice a un lado, y me senté junto a Sebastian, apenas me acomodé junto a él poso su mano sobre mi pierna, lo miré y una sonrisa enamorada se escapo de mis labios, nada en el me hacia pensar que podría estar involucrado en algo como el narcotráfico, quizás ni sabía quién era Gilberto.

– ¿Listos?- nos preguntó Albani sonriendo, Sebastián y yo sentimos y miramos a Lucas quien los miro confundidos.

–¿Todo bien con ustedes?- Pregunto curioso cuando Albani chilló.

–!Ya díganle!– Exclamo cuando Clayton cubrió su boca con su mano en un intento por callarla, gesto que nos hizo reír.

Suspirando, Sebastián y yo miramos a Lucas, sonreímos y al unísono dijimos:

– Tendras un hermanito.– El tenedor en la mano de Lucas se resbaló ee sus dedos, su boca estaba abierta y no se movía, mientras Clayton y Albani reían por su reacción.

–¿Que?– Pregunto en Shock, rei y tome su mano.

– Estoy embarazada amor.– Ni me di cuenta cuando Lucas saltó de su asiento y de abalanzó sobre mi.

–!Por fin¡ !Por fin¡ – Exclamaba de alegría mientras me abrazaba – prometo ser el mejor hermano del mundo, en serio.– Tanto Sebastian como yo reímos contentos, no esperábamos esa reacción de su parte, una parte de mi creía que de hecho se molestaría  pero me Aligero un poco el peso sobre los hombros el verlo tan contento.

– No pensé que te emocionarias.– Confeso Sebastián riendo por lo bajo mientras acariciaba el cabello de Lucas.

– ¿Como no?– Respondio volviendo a su asiento - Quizás tenga una hermanita o un hermano, seré el mayor y podré enseñarle miles de cosas, nunca lo dejaré solo.– La alegría en su rostro me hizo la noche, el verlo contar como se haría cargo de su hermanito o hermanita, las cosas que ya planeaba en enseñarle, incluso se ofreció a darle su habitación en Nueva york, estaba feliz y por un momento, me olvidé de todo y me digne a disfrutarlo.

Después de todo, solo se vive una vez, o eso dicen...

When We Meet Again Donde viven las historias. Descúbrelo ahora