— Jungkook...el...es diferente ahora. — dijo Soohyun, mirando a su hermano. — Desde hace dos semanas es...mucho más alegre, siempre se está riendo, incluso conmigo. Eso es algo que casi no pasaba...últimamente quiere acompañarme a comprar ropa, dice que le gusta verme. —suspiró, frunciendo su ceño, haciendo una pequeña mueca. — Me abraza, y a veces me dice que me quiere mucho...
— ¿y eso es...?— el peligris la miró, intentando saber cuál era la queja de su hermana mayor.
— bueno...lo es... se supone que debería estar feliz por eso, pero...agh— se pegó con su almohada, tirándose después en el sillón, haciendo una queja candi Namjoon le aventó otro cojín. — Tengo miedo, el no es así...no lo era conmigo. Es algo bueno, por que creo que ahora estamos más felices, pero tengo miedo...le temo a que haya encontrado a alguien que lo haga más feliz...
Namjoon bajó su cabeza, sabiendo perfectamente la razón por el cambio de Jungkook.
— Últimamente, visita mucho a Taehyung...lo cual me parece raro, por que según yo, ellos no se llevaban bien.— frunció su ceño y Namjoon se puso nervioso. — Aunque...— miró a Namjoon a la cara, arrugando sus cejas. — ¿Crees que Taehyung sepa algo?
El menor se relajó, suspirando al escuchar la última oración de su hermana, ella era tan inocente e ingenua, tanto que Namjoon quería golpear a Jeon por ser tan patan.
— Nam...¿tu no sabes algo? Taehyung es tu mejor amigo...el pudo haberte dicho algo...— lo miró y Namjoon negó, acercándose a su hermana. La pelinegra hizo un gesto de desánimo, mirando sus dedos.
— Perdón, Soo...— dijo, abrazándola por sus hombros, dándole palmaditas para animarla. —Quizá solo sea paranoia tuya, y Jungkook no tenga a nadie más.
Se sentía mal, le mentía a su hermana de una manera tan descarada. Estaba entre la espada y la pared, por una parte, quería la felicidad de Taehyung, pero también la de Soohyun...que complicado.
— Mejor anímate, mañana es la fiesta, no puedes estar así. — Soohyun asintió, sorbiendo su nariz.
Incluso eso era difícil para ellos, el amor de Jungkook y Taehyung no solo los afectaba a ellos, afectaba a los demás, como Soohyun, JiMin o incluso a Namjoon. Eso era complicado, difícil. Así como el amor de ambos era caótico, problemático, tan...
imposible.
Muchos salían lastimados, muchos salían peleados.
Tan...difícil.
¿Como había aceptado?
Ahora Soohyun se reía de él, debido a como le quedaba el disfraz de Aladdin.
— ¿puedes dejar de reírte? — pidió, intentando hacer cara de serio, pero fallando al escuchar otra carcajada por parte de su novia. —Me veo ridículo.
— Claro que no, te ves bien. — le dijo, acomodándole el disfraz, viendo que no estuviera arrugado o mal puesto. — solo hace falta que arregles tu cabello.
— Dios...se van a reír de mi. — la pelinegra rodó sus ojos, caminando por su cámara instantánea para sacar una selfie de ellos.
La muchacha se puso a su lado. Recostando su cabeza en el pecho de Jungkook, sonriendo en grande. La temática de la fiesta era "Disney". Ridículo, o al menos para Jungkook.
El estaba disfrazado de Aladdin y Soohyun de Jasmín, por que eran la mejor pareja de todos, obviamente iban a disfrazarse de algo igual. Jungkook no le causaba gracia, no veía necesidad. Ellos eran pareja, pero no debería estarlo gritando a donde quiera que vayan.
Llegaron a la fiesta, muchas personas bailando, vestidas de personajes de Disney. Soohyun y sus a,fías se miraron, sonriéndose al ver sus disfraces, todas eran princesas. Aurora, Blanca Nieves, y Cenicienta.
— Se ven muy lindos juntos, chicos. — les dijo una de las amigas de soohyun, sonriendo. Jungkook le hizo el mismo gesto, sin mostrar sus dientes. Volteó a otra parte encontrándose con su persona favorita.
Oh.
Dios.
Que hermoso se veía. Jungkook afirmó que Dios existía. Tenía su cabello teñido de rojo, vestía con un crop top de mangas cortas de color morado, y unos pantalones verdes. ¿Era real? ¿En verdad lo era? El ver a Kim Taehyung de esa manera, el sentirse tan emocionado, no podía ocultar su sonrojo.
Miró con gracia a los otros dos chicos, JiMin era el pez de color amarillo y Namjoon el cangrejo ese que cantaba. Soltó una risa, Taehyung era Ariel en versión masculina, y sin duda el era un príncipe, su príncipe.
Sonrió cuando su mirada se conectó con el, ahora, pelirrojo. El menor se acercó a él, dejando a sus amigos conversando entre ellos.
— Así que...Aladdin...— le sonrió Taehyung, mirándolo a los ojos.
— Así que...Ariel...— el muchacho soltó una risa, acercándose más a Jungkook. — entonces... ¿sigue en pie lo de ir a Busan? — preguntó acercándose un poco más, con una sonrisa coqueta.
— Ummm. Aún no lo sé. — le sonrió de vuelta, siguiéndole ese juego que tenían. Estaban coqueteando, y la tensión se sentía a kilómetros, menos para la muchacha pelinegra. Soohyun se acercó a ellos, sonriéndoles.
— Hola, Taehyung. — les saludó, tomando del brazo a Jungkook, sonriendo. — Te ves muuy bien, la verdad el rojo es tu color, sin duda. ¿No es así, jungkookie? — Kook asintió, pasando su vista discretamente por el cuerpo de Taehyung, haciendo que solo el castaño se diera cuenta.
— Si, el rojo es tu color...— le sonrió.
El ambiente incómodo era lo suyo. O bueno, por que siempre estaban así.
Hace unos segundos, Soohyun intentó darle un beso a Jungkook, pero este se alejó para evitarlo. Taehyung notó eso, y también notó la inseguridad en el rostro de la pelinegra.
Debería dejar de sentirse culpable, pero no podía. Era imposible evitar sentirse así. Era por todo. El era la otra persona, jamás podría presentarse como un novio "oficial". ¿Por qué era así? Porque en donde vivían, era completamente difícil revelar su relación, mucha gente cerrada, conservadora, que creía que estaba mal que dos hombres se amaran. Se sentía culpable de engañar a una persona tan linda, de sonreírle como si no pasara nada.
Estaba enamorado, joder. Se había enamorado perdidamente de Jeon Jungkook, la persona más homofóbica que había conocido en toda su vida. ¿Y saben por qué seguía creyendo eso? Por que lo veía a diario, su expresión cuando se le acercaba, como lo escuchaba provocarse el vomito nuevamente. Jungkook no había mejorado, solo su estado de ánimo cambiaba.
Jungkook seguía siendo el mismo cobarde, incapaz de aceptar que estaba enamorado de un hombre. Nunca lo aceptaría, por más que quisiera. Ese complejo, esas ideas que tenía en su cabeza, no se irían fácilmente. Necesitaba ayuda, Taehyung no podía ayudarlo del todo, solo podía apoyarlo, hacerle saber que estaría junto a él pase lo que pase.
Se lo prometió, le prometió que jamás lo dejaría solo, y no podía romper su promesa. El mismo había sido testigo del enorme cambio emocional que Kook tuvo. Pero como sabemos, Jungkook seguía haciendo todas esas cosas, como lastimarse y volver la comida.