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Hanahaki una enfermedad tan poco común como destructiva

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Hanahaki una enfermedad tan poco común como destructiva.

Desde que el primer pétalo de girasol brotó de sus labios investigó todo sobre aquella insólita enfermedad.

¿Había cura? Claro, pero era tan poco probable que se había resignado a su destino.

Iba a morir.

De la forma más bonita y deplorable.

Un amor no correspondido.

Era quimérico que Tsukishima lo viera de esa manera, a pesar de los cercanos que se volvieron desde primero de preparatoria eso no iba a suceder.

Desde que te detectan Hanahaki te quedan poco más de seis meses de vida, en el transcurso de ese tiempo las flores suben por tu garganta y las arrojas, mientras menos tiempo te quedan las flores aumentan, al punto en que tu sistema respiratorio crecen raíces, ahogandote en tus propios pétalos y sangre.

Una muerte de encanto y sanguínea.

Su madre le dio el permiso de dejar de asistir a las clases, pero él se negó. No quería ver lástima en los ojos de sus amigos, mucho menos en las de él.

Por eso calló hasta el segundo mes, hasta que infortunadamente alguien lo vio, Kageyama lo había visto todo.

-¿Hinata? ¿Ti-tienes Hanahaki?- el peli-naranja solo le mostró una sonrisa cansada mientras se limpiaba los restos de sangre de su boca con un pañuelo irónicamente blanco.

-No me mires con esos ojos de lástima Kageyama-kun- suplicó en un susurro.

-¿Cuánto Hinata? ¡Cuánto tiempo has callado!- exigió con sufrimiento en su voz- ¿Cuánto tiempo de vida te queda?- le ayudó a limpiar los restos de sangre restantes de sus labios, nunca había conocido ese lado preocupado del menor, que desgracia haberlo hecho en ese estado.

-1 meses.

Por lo contrario de la reacción que pensó que tendría Kageyama, le abrazo y por al menos ese momento sintió paz.



-Me gusta Yamaguchi- confesó un día Tsukishima mientras veían el atardecer.

-Pero-

-Sé que está en una relación con Yachi-san, pero en el amor no se elige, enano.

<<Tienes razón>> le respondió, al volver a casa la primera girasol había salido de sus labios.



Menos de un mes y los girasoles eran cada vez peor, le producían mil y una heridas en su tráquea.

Por lo menos Kageyama siempre estaba ahí, ayudandole con la limpieza de estas y la sangre esparcida.



-Oi, ¿ya sabes que harás en un futuro?- el rubio dirigió su mirada al mayor y sonrió cáustico.

-Oh, ¿te estás preocupando por mí?

-Olvidalo- indignado miró a un lado con la nariz fruncida, acción que le dio gracia al rubio, le encantaban las reacciones que tenía el mayor.

-Después de acabar la universidad trabajar en el museo de Miyagi, ¿tú ser jugador profesional de voleibol?

-¡Sí!- sonrió emocionado- o eso pensaba, quería ir a Brasil a entrenar- el rubio se mostró ligeramente sorprendido, muy lejos para su gusto- pero ahora no, solo espero lo que se me esté destinado- suspiro- ¡Sigue jugando voleibol, Tsukishima! Para jugar en un posible futuro.

-Eso suena cursi, enano- el mayor se sonrojo por lo dicho.

-Cá-cállate.

-Aunque no es mala idea.

Por lo dicho, Hinata solo le sonrió y se puso la mascarilla con la excusa de que al parecer se estaba resfriando, lo que no notó Tsukishima son los girasoles que rebeldemente salían cuando estaba con él.



-Yamaguchi, me gustas- la expresión del pecoso mostraba sorpresa absoluta- aunque las palabras correctas sería me gustabas. Solo quería que lo sepas para eliminar todo ese sentimiento, porque me atrae otra persona y quiero hacer las cosas bien.

-Hinata, ¿cierto?- el rubio solo mostró una diminuta sonrisa, confirmando a su modo de que era cierto.

-¡Capitán! Encontramos girasoles con sangre esparcidas en el gimnasio- gritó uno de sus kohais agitado por el recorrido que pasó hasta encontrarlos.

Ambos jóvenes corrieron al gimnasio.

Los girasoles con sangre que eran arrastradas por el aire hasta la entrada daban una idea de lo que pasaba.

Tsukishima con la respiración agitada analizó con la mirada el panorama, un dolor punzante se instaló en su pecho al reconocer aquella cabellera anaranjada en los brazos de Kageyama alrededor de un montón de girasoles con sangre.

Hanahaki, una enfermedad que se podía curar si tu amor era correspondido.

Un suspiro se escuchó en el lugar, el último de aquel pequeño con número 5 en su camiseta de voleibol, el deporte que tanto amo y alrededor de las personas que aprecio, ya que curiosamente se había despedido con un "Adiós" de su familia esa mañana.

Solo que era demasiado tarde.

*Se dice que al decir Adiós significa que nunca se verán con esa persona

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*Se dice que al decir Adiós significa que nunca se verán con esa persona.

*Recuerden, que la atracción no es lo mismo que el enamoramiento.

Sé que es el mismo OS de mi otro fanfic pero ahora que ya no está y hay muchas historias que hice allí que me gustaron, así que decidí traerlo aquí en "Abecedario TsukiHina", solo que lo modifiqué. uu

Ola, una disculpa por la ausencia. :(

Asiiiii, para la próxima letra "I" me pueden decir que tema les gustaría con esa letra uwu, leeré a los 3 primeros comentarios y de ahí escribiré, no diré cual elegí para que sea suspenso (?

¿Alguna duda respecto a esta historia?

Nos vemos, Samaya.

N/A: Habrá alguien por aquí? Jsjfjisd, la cosa es, estoy haciendo un long-fic de este OS, espero que se den una pasadita por ahí cuando lo publique ✨

Abecedario -TsukiHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora