Ep. 16

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     ________ salió de la bañera sacudiendo su cabello mojado. Ya era más tarde que día y pensaba ir a un lugar tan especial para ella esa misma noche.
   Miró a la cama, donde estaba la gema de voz, apagada.
   —Dios… Que vergüenza, ¡Aisht! Al menos pudo haberse callado, ¡Que pena!
   Lanzó su toalla encima de la piedra para ya no tener que recordar su enorme humillación y tomó un cepillo de cabello y empezó a arreglarse.
   Pensaba lo estúpida que pudo haberse visto cuando dijo lo de los vellos sin pensar, seguro ya le daba asco a Draco.
   Se vistió muy cómoda y abrigada. Se puso guantes, un gorro y una bufanda e incluyó la chaqueta de Malfoy, era grande y caliente.
   Pero aún cuando se ponía bálsamo labial, notaba que Dobby no regresaba. Tal vez estaba ocupado con sus asuntos, si.
   Dobby sabía cuidarse sólo, podría confiar.
   Se acercó a Droqui y le dejó verduras para que pudiera comer en lo que ella no estaba allí. Sonrió y lo acarició, observando sus ojitos grises.
   Era como tener un Draco bebé.
   Tomó una mochila y salió de la suite. Caminó por la recepción donde se encontró con el más inesperado de todos.
   —¿Félix?
   Él se giró, al llamado de su nombre y su gesto se iluminó al ver a la chica.
   —¡________! ¡Que coincidencia!—Corrió a abrazarla con mucha dulzura.
   —¿Por qué están aquí?—Preguntó la chica, abrazándolo con la misma emoción.
   —Normalmente tomaba un vuelo a Francia, pero está vez mis padres vinieron porque la familia Malfoy nos invitaron a una cena antes de navidad.
   —¿Un vuelo a Francia?
   Félix sonrió sonrojado, rascándose la nuca.
   —Me gustan los métodos de viaje de los muggles, es emocionante ver la ciudad tan pequeña y todo eso.
   —Ya veo—Peverell se quedó extrañada por la confesión de Félix. ¿También los habían invitado a la cena de los Malfoy? ¿Será que ellos también…?
   —¡Oh! Déjame presentarte a mis padres—La tomó de la mano delicadamente y la arrastró hacia la barra de recepción—Mamá, Papá, les presento a ________ Peverell, la chica de quien les conté.
   Ella se quedó boquiabierta al ver los padres de Félix.
   La madre, era mujer muy delgada y alta, tenía el cabello muy corto y totalmente negro. Poseía una cara tan pequeña y fina, los labios de vino y también tenía los ojos rojos vivos que heredó el chico. El papá, también era un hombre muy alto y robusto, el cabello negro como el carbón, barbudo y con mostacho, pero tenía los ojos azules claro, tanto que parecían brillar.
   Ya lo extrañaba para nada la razón por la que el chico pelinegro fuese tan atractivo.
   —¡Hola! ¡Un gusto! ¡Soy Theodora Leroux!—Gritó la mujer, emocionada corriendo a la chica y tomando su mano con emoción.
   —El gusto es todo mío, Señora Theodora—Sonrió, que amabilidad.
   —Él es mi marido, George.
   El hombre solo sonrió y extendió su mano con respeto y Peverell le devolvió el gesto.
   —¿Entonces te estás quedando aquí también, querida?
   —Si, me estaré quedando aquí por las vacaciones, aunque también estaré saliendo por eventos.
   —¿De casualidad también estas invitada a la cena de la Familia Malfoy?
   —Sip, me enviaron una lechuza.
   —¡Fantástico!—Dijo Félix, emocionado—¡Vayamos juntos!
   _________  giró a él y asintió.
   —Bueno, si me disculpan, debo ir a un evento importante y voy tarde—Sonrió, ajustando la chaqueta negra—Les deseo una buena noche.
   —¡Claro, querida!
   Los padres de Félix desaparecieron detrás de la pared de oro, dejando a los pequeños solos.
   —¿Estas bien?—Preguntó el chico, preocupado por su amiga.
   —Claro, estoy bien.
   —Sé que ahora no tienes a nadie que… Te proteja. No quiero dejarte sola, ¿Puedo ir contigo?
   Peverell dudó un momento y pensó que tenía que hacer un bien montaje para comprobar si Félix era o no, un mortifago que quizá esté manipulándola como amigos.
   —¡Félix! ¿Qué es eso?—Gritó, tomando el brazo de él y remangando su suéter a la fuerza, pero no vio nada, su brazo no tenía ninguna marca tenebrosa como la que tenía Draco.
   —¿Qué? ¿Qué tengo?—Preguntó asustado, mirándose el brazo. No sabía que pudo haber visto la chica para que reaccionara así, ¿Pudo haber sido un asqueroso bicho?
   —No es nada, seguro era un mosca—Rió, quitándole hierro a la situación—¿Quieres acompañarme? No me vendría mal una compañía.
   —¡Génial! Iré a dejar mi maleta a mi habitación, no tardo.
   —Claro.
   Al verlo irse, Peverell no podía creer lo desconfiada que estaba haciendo. No podía ir por allí viendo brazos a cualquier mago o bruja que se le cruzara, pero la ponía tan nerviosa toparse con otros mortífagos que buscarán asesinarla para estar al lado de Voldemort.
   Lo peor era pensar que el Señor Tenebroso supiera de su existencia, ¿Querría algo de ella? ¿La asesinaría? O igual que a otros magos, ¿Buscaría reclutarla en su ejército?
   —Listo, ya podemos irnos.
   Félix ofreció su brazo y ambos salieron del Jardín de las Lechuzas y estuvieron así por un buen rato. Caminando por las calles de Londres, hasta que la curiosidad por fin había asfixiado al chico.
   —¿A dónde vamos?
   —Vamos al bosque.
   —¿Al bosque?
   ________ asintió.
   —Quiero visitar un lugar, al que íbamos mi papá y yo, a practicar magia.
   —No puede ser—Murmuró Félix, tapando su boca—¿Estas diciendo que iremos a un lugar histórico donde el famoso Ignotus Peverell enseñó a su bebita a practicar magia que la convirtió en la mejor hechicera de todos los tiempos?
   Peverell se soltó a carcajadas.
   —Es correcto—Metió sus manos en el abrigo, soltando un suspiro—Quiero… Ver como esta todo después de siglos.
   —Será emocionante.

Hechizo ~ Draco Malfoy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora