Capítulo FINAL

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Todo era pacífico y armonioso, ¡estaban juntos! Después de tanto tiempo, después de todas las adversidades y de todo el sufrimiento que pasaron ambos. Se sentía la persona más dichosa y feliz del mundo, estando entre sus brazos y sintiendo el calor de su cuerpo junto a él, no podía pedir nada mejor. Estaba completo y nada podía ser tan maravilloso como estar junto a él, sentados en aquel sillón, con el tiempo transcurriendo en paz, Jack mantenía sus ojos cerrados, y su respiración acompasada indicaba lo tranquilo que se encontraba, Hipo acariciaba su cabello con parsimonia, le abrazaba con cariño y sus piernas estaban entrelazadas acortando cualquier distancia que pudiese existir.

La luz del Sol se filtraba por las ventanas, su novio se entretenía observando aquellas partículas de polvo que desfilaban entre las cortinas de la casa Dunbroch. Sus ojos verdes brillaban y parpadeaban cansados, pero no detenía su tarea, en la casa reinaba un silencio imperturbable, y no le interesaba en ese momento saber por qué se encontraban los dos solos. Se removía de vez en cuando, buscando una nueva posición cómoda y escuchaba la risa de Hipo como si fuera la melodía más bella.

Lo amaba tanto.

Hipo detuvo sus caricias y Jack abrió los ojos, para volver su mirada hacia él, interrogante. El castaño le dedicaba la más hermosa de las sonrisas, tomó su mano y entrelazó sus dedos, su pulgar acariciaba con suavidad el dorso de su mano pálida y el ojiazul se sintió en el cielo.

—Dime que estarás siempre conmigo...—susurró, para después besar su mano y observarlo con adoración, Jack soltó una risita y sujeto sus mejillas para darle un casto beso en los labios.

—Estaré contigo siempre, tonto. —le sonrió, transmitiéndole la seguridad de que aquella promesa no era de dientes para afuera, jamás había hablado con tanta veracidad que hasta su corazón palpitó ansioso y emocionado.

Aunque... no esperó que el castaño borrara su sonrisa de repente.

Los colores cálidos que se proyectaban por la luz de aquel día cálido, desaparecieron en un solo segundo, todo se había nublado de repente y la habitación estaba rodeada de un ambiente gris y triste. Confundido, miró a todos lados, preguntándose qué sucedía con el clima y ese cambio tan radical que había adoptado.

—Te quedarás aquí hasta que mi cuerpo se consuma y mi vida se apague poco a poco. —la voz de Hipo se había transformado, sonaba seria y de ultratumba, demasiado grave para sonar normal.

Comenzaba a asustarse.

—¿Qué?

—Estoy sucio. Estoy sucio y me pudriré solo, ¡por favor, sácame! —gritó y sus ojos se veían diferentes, desorbitados y con un espantoso toque de locura, parecía enloquecido y aterrado, sujetó sus hombros con una terrible fuerza que dolía, sus uñas se enterraban en ellos y empezaba a zarandearlo, llevado por el pánico.

Jack sintió las lágrimas acumularse en sus mejillas, pues no entendía nada, se sentía débil e indefenso y no sabía qué hacer. De repente, Hipo comenzaba a ser arrastrado camino a la puerta principal de la casa y, tarde se dio cuenta de que, en realidad, el mayor le había soltado y se encontraba en el suelo con el pecho abajo y en camino hacia la salida, donde no parecía haber luz de ninguna clase, solo una espesa oscuridad esperándolo. Sombras negras se afianzaban a los tobillos del Haddock, eran las siluetas de dos hombres descomunalmente grandes, pero que sonreían mostrando dientes afilados y puntiagudos que lograrían hacerle sangrar de una mordida, sus ojos eran rojos y en forma de rombos reflejando la maldad y perversidad que poseían, se sintió horrorizado contemplando a esos monstruos.

El peliblanco gritó con pavor, corrió hacia el castaño sujetando sus brazos con desesperación, para llevarlo de vuelta a él, pero la fuerza que empleaban aquellas sombras era demasiada para sobrellevarla, se aferró a no soltarlo y luchó para que no se lo arrebataran.

Solo Di Mi Nombre ~HIJACK~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora