Capítulo 17

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Llevaba horas sin conciliar el sueño, con un martilleo constante en su conciencia. Asano había escrudiñado cada palmo de la habitación, había buscado en los más recónditos recovecos y había desfigurado mueble por mueble para hallar algo que había perdido: su osadía. Pensó mucho en aquella ocasión, en aquellas palabras que la chica profirió y tanto le costó oír. Era algo tan doloroso, que se sometía a un sufrimiento interno que lo carcomía noche tras noche. Había desarrollado insomnio sin su compañia, acostumbrado a dormir embriagado por si perfume, hasta los días que pasó de excursión sufrió hasta la medianoche. Y entonces se dio cuenta de que, inconscientemente, había juntado su vida a la de ella.

¿__ también experimentaría lo mismo? ¿Sentiría que su corazón se desagarrase con la más mínima separación entre ellos? ¿Esa sensación de remordimiento la oprimiría el pecho? ¿Podría dormir sabiendo que asesinó psicológicamente a una persona, a pesar de mantener un acuerdo equitativo entre ellos? ¿__ era consciente de que sí que fue amada, mas no de la forma correcta?

Agonizó por días, cencido bajo el lúgubre manto del estudio como liberación. Constantemente, cuestionaba al aire sobre sus dudas, mas tardaba en recapacitar sobre la situación. Estaba estudiando sólo, en una habitación aislada, donde __ no se encontraba. Gakuho notó el desosiego, arraigado con la fémina que tanto le agradaba. Su padre culpó a la edad de aquella desdicha, mas Asano era racional, y sabía que su Estado anímico estaba decayendo. Lo pensó varias veces, argumentando sus propias frases, pero nunca encontrando una solución a su problema. Su único alivio era pensar que __ también experimentaría tal cambio, que su corazón estaría oprimido de una cruel manera, y eso lo alentaba.

Sus ojos se desgarraron al verla en la escuela, vestida con su habitual uniforme, cruzando su lado sin mencionar palabra. Asano perdió la respiración, sintió como la fría mirada de la chica lo tornaba, lo aplastaba. Él no era insuficiente. Era ella quien no lo había apreciado. Era ella quien lo necesitaba. Era ella quien dependía de su existencia. Entonces, ¿por qué no había dolor perceptible en sus ojos?

Y Asano perdió notablemente el control.

- ¡No te atrevas a dar un paso más! - retó el chico, exaltado, creando una tensión involuntaria-. Gírate, encárame, y dime que me odias. ¡Dime que no soy nada!

__ no contestó. Giró su cuerpo, lo escrudiñó por un largo tiempo. Asano sentía sus músculos contraerse, y de no ser por su orgullo, ya se había precipitado contra el suelo. El semblante firme de la chica lo hizo agonizar, tomando posesión de su teléfono, apretándolo con ferocidad. No estuvo consciente hasta que las palabras de __ chocaron contra sus oídos, creando un caos en su mente.

- Te odio - imploró - Te odio tanto que no sé cómo puedo hablar contigo. Sólo me utilizas, nuestra relación se basaba en eso, pero jamás accedí a dañar los sentimientos ajenos a nosotros. ¿Cómo piensas que Karma debe sentirse? Aunque diga que me ha perdonado, aunque trate de volver a la normalidad, mis culpas no expiran.

- No te perdonará hagas lo que hagas - sus palabras sonaron arrastradas, forzadas - Él te odia, tanto como dices odiarme a mí.

- Eres insoportable, Asano.

El muchacho encolerizó, jamás había sido llamado por su nombre por __, y cuando lo hacía, resguardaba desprecio y repulsión. Sus especulaciones no fallaban, así que asumió el veredicto que daría la fémina con tono tajante. No pudo esperar.

- Terminamos, lo sabes- sentenció, sin enfocar su mirada en los orbes púrpuras del contrario - Jamás volveré a acercarme a tu clase, ya no tendré relación alguna con los del Consejo estudiantil y mucho menos con tu padre. Desapareceré de ti vida como si jamás hubiese existido.

- No puedes hacer eso - negó.

- ¿ Por que no?

- Porque de poder hacerlo lo hubieses hecho mucho antes - sus vocablos tensaron a __ , quien fue incapaz de reaccionar - Soy consciente de que creaste un tipo de trastorno obsesivo hacía mí, una dependencia que ni tú misma eres capaz de sosegar. No puedes librarte de ella de un día para otro, no tienes suficiente fortaleza mental como para eso. Volverás a mi, lo quieras o no.

Asano no cabía en su asombro de sus palabras dichas. Encolerizado, forzó sus puños a contraerse. ¿Qué era esa sensación? ¿Qué pensamientos lo Nublaban? ¿Qué atormentada su sueño por las noches? Él había crecido en un entorno donde el control nunca se había deslizado de sus manos, y cuando empezó con su relación con __, pensó que así sería. Y lo fue, hasta que la manipulación fue lo suficientemente clara como para ser notada, y el rencor resguardado que __ albergaba precipitó la situación de una manera insólita.

- ¡ Jamás me retractaré de mi palabra!

- Quizá tú corazón no, pero tú mente sí - sobrepasó sus esfuerzos en esa frase, ahogándose con sus palabras - Dominó en plenitud tú mente, trata de escapar, pero regresarás. No puedes evitarlo, las personas como tú no pueden hacerlo.

- ¡¿ Las personas como yo?! - bramó con desdén.

- Las personas que son incapaces de encontrar un camino por sí sólos - aclaró, tomando entre sus brazos el cuerpo revuelto de la fémina-. Ambos sabemos que lo que juras es imposible, quieras evitarlo o no.

- ¡Eres mierda!

- Pero no puedes separarte de esta mierda.

Y sin autorización de __, quien luchaba por recrear su agarre, sus labios fueron sometidos a presión, dejando a la joven incauta, con nula capacidad de reacción. Ella también estaba impotente, era incapaz de consolidar un plano donde aquella relación otorgase facciones positivas a su vida. No podía determinar aquella que la apegaba a Asano, aquello que la obligaba a unirse a él, y quería remediarlo a toda costa. Entonces, cuando la mano del chico rozó su pecho de forma involuntaria, perdió el control de sus acciones.

Se dejó besar sin escrúpulos, se dejó arrastrar lejos, se dejó morir entre los brazos del chico. Porque una cruel realidad la había golpeado, tan fuerte que sus nervios decayeron. Miró los ojos de Asano, buscándolos, y cuando los encontró, río de forma abrupta y desenfrenada, con los orbes desorbitados, sintiendo como el mundo se desplomaba sobre ella.

- Nada de esto importa. Tómame si lo deseas, mátame si gustas, suéltame si quieres - sus pupilas mancillaron la tosquedad del entorno, entre murmullos-. Nada importa. ¿Sabes por que, Asano? ¡¿Sabes por qué?!

- ¿Por qué?

- Porque voy a morir pronto, y no tendré qué ver tu asquerosa cara nunca más.


Hola, ha pasado un tiempo. Os tenía una propuesta. Si el fanfic llegaba a 7K vistas, haría otro especial, pero cuando quise comenzar a escribir el nuevo capítulo, ya había llegado. No es malo, estoy enormemente agradecida, por eso renovaré la propuesta. Si llega a 8K, os dejaré elegir una festividad (Navidad, Halloween...) y haré un especial acorde con esa festividad. Esta en vuestra mano, chao.

No soy perfecta, ¿sabes?  Asano Gakushuu y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora