bad boy ━━ [#1] jeon jungkook

『 O29 』

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Jeon JungKook

Fue sorpresivo el repentino abrazo que me había dado. Pero debo admitir que me gustaba el calor corporal emitido por Kim. Era acogedor. No pude evitar abrazarla para mantenerla cerca de mí y apoyar mi mentón sobre su cabeza, lo que me permita sentir su cosquilleante respiración en mi cuello.

Ya a la mañana desperté con un humor diferente al habitual. Había descansado bien y no tenía ganas de matar a ningún ser vivo. Hasta sonreí cuando desperté. Fue un movimiento muy leve y a la vista de cualquiera, indetectable. Pero sí lo hice.

Quien diría que Kim sirve tanto para irritarme como para relajarme.

Había despertado observando el techo. Estaba boca arriba y aún tenía a Kim a mi lado aferrándose a mí con un abrazo. Su pierna izquierda estaba por completo encima de mí y su rostro a centímetros de mi cara.

Verla tan de cerca me hizo regresar a semanas atrás, cuando estábamos frente a frente en esos pasillos siendo vistos por todos y a nada de iniciar aquella pelea.

Relamí mis labios recordando el beso que me había dado cerca de ellos. Siempre es tan atrevida y desvergonzada.

La hora en mi celular marcaba casi las nueve de la mañana. Ya era tarde para el instituto y tampoco tenía ganas de moverme de aquí. Tenía algunos mensajes, pero solo los ignoré y volví mi vista al techo. No sé en qué momento comencé a observar a Kim e ir bajando mi mirada por el resto de su cuerpo.

Me sigo maldiciendo mentalmente, pero es que en serio, mi ropa le queda demasiado bien.

Miré sus piernas, especialmente la que traía aquella rodillera que la envolvía. Sintiendo un leve sentimiento de culpa, coloqué mi mano suavemente sobre ella.

Admito que HaNeul llegó a un punto demasiado extremo al tirarla así de la motocicleta. Tampoco me sentía muy orgulloso de ello. Pero, ¿qué puedo hacer yo? No podía ir a regañar a HaNeul por hacer algo como eso. Tampoco yo mismo encontraba sentido a ello, porque no era la primera persona a la que HaNeul tiraba de una motocicleta, hasta yo le he hecho. Pero, por alguna razón, incluso sentí algo de lastima por ella cuando la vi sentada en las escaleras.

Supongo que será por aquella muy reducida moral que aún tenía. Kim era fastidiosa, pesada, hartante, odiosa y molesta. Pero no era una mala persona. A diferencia de quienes participan ahí, ella no era alguien que se mereciera la muerte o estar cerca de ella.

No sé en qué momento pasó, pero ahora me encontraba acariciando su muslo con suaves movimientos. No me detuve. El contacto con su piel era agradable y me gustaba la sensación de deslizar mi mano por algo tan suave.

Dormida es tan tranquila. —pensé al ver su rostro tan relajado. Generalmente es una gritona que si no está enojada, tiene una molesta sonrisa de burla a la vida constante.

Ella dio unos leves movimientos en reacción a mi tacto y emitió un pequeño gruñido con sus labios aún cerrados.

—¿Qué hora es? —murmuró cerca de mi oído.

—¿Qué te importa, odiosa? —respondí en su mismo tono, pero con la voz aún más ronca— Solo vuelve a dormir.

Hizo silencio y por unos minutos no hubo movimiento de su parte. Yo estaba a nada de volver a dormirme. Pero tras su movimiento, sentí un fuerte dolor en mi abdomen.