Primer Capítulo - la guitarrista ~ Gina

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¡Tres curros! ¿Como se puede sobrevivir con tres trabajos?- pensé mientras me iba caminando con la guitarra a las espaldas por Meal’s street, una calle del más del rabal. Me sentía en casa, ahí. Nadie me miraba como si algo malo me sucediera, como si llevara ‘Peste’ escrito en la frente o carteles de neón en la espalda, si no como una estrella. Era libre de ir cantando por la calle, de ir en bañador o vestirme de payaso, porque la gente ya no te presta atención, solo pone la vista en ti si tienes belleza, y yo la tenía. Entré en el pub ‘Jarana’, muy conocido por tener vistas a un gran palacio, propiedad de unos ricachones de por ahí. Esa noche había micrófono abierto a todo tipo de actuaciones: pero todo el mundo sabía que no actuabas si no venias muy temprano o tenias un enchufe… Por suerte, yo si. El chico que llevaba las listas siempre intentaba ligar y… bueno, yo lo ponía un poco a tono. Era la tercera, después de un ventrílocuo y un hombre que hacía sonar copas. Yo arrasaría esa noche. Después de que todos abuchearan a aquel tipo, que se fue con la cabeza bien alta, entré yo. Esa noche elegi un tema un poco distinto a los que suelo tocar (me gusta Pink Floyd y The Doors), así que toqué una balada triste, romántica, de los años 60. Al publico le encanto, el pub fue llenándose y me pidieron que tocara toda la noche… fue estupendo, aunque reconozco que me dieron pena toda la lista de personas que se fueron mirándome como si hubiera matado a sus hijos. Me izo reír. Todos aplaudían, me pedían canciones, las dedicaba, hasta me lanzaban billetes, rosas y, aunque no os lo creáis, algún que otro calzoncillo. Todo iba bien hasta que la vi: sentada en una mesita a primera fila, arrinconada en una esquina, tomándose un Martini. Me fije en ella porque realmente era bellísima: pelo miel perfectamente alineado y, a la vez, despeinado como de casual. Ojos azules con matices grises y unos hermosos labios rosados. Toda ella, sin maquillar ni revestir, era simplemente espectacular, y eso me izo sentir por primera vez celosa, así que empecé a tocar como nunca. La gente aclamaba mi nombre como si el de un Dios se tratara, pero ella no se inmutaba, solo me estudiaba de pies a cabeza con una sonrisa pícara. Me empecé a cabrear como nunca… la miré, furiosa, y decidí hacer una locura. Pedí prestada una guitarra eléctrica e interpreté uno por uno, enlazándolos entre si, los siete mejores solos de rock del momento, desde ‘Stairway to Heaven’, de Led Zeppelin, hasta ‘November Rain’, de Guns ‘n Roses. Acabé jadeando, repleta de reclamos, satisfacción y rosas, pero ella parecía divertirse. De pronto, ella se levanto con un movimiento grácil y vino hasta mí. Toda la sala ceso, como si hubiera irrumpido en ella un ángel, y me entregó un papel.

‘Lemon & Cheese, 17:30. No te preocupes por Alice, ya hablaré con ella para que te cambie el turno. K.’

La quise mirar a la cara, pero ‘K’ ya no estaba.

Artifical Apologies.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora