Ya estando en el restaurant nos dirigimos a una mesa un poco alejada pero cerca del gran ventanal principal el cuál estaba brindándonos una vista grandiosa de la ciudad. Luego de un rato llegó una mesera a pedir nuestra órden y simplemente escogimos algo de la carta. La verdad a mí no me apetecía nada muy extravagante y para mí sorpresa me encontré con que servían lasaña y eso me vino espectacular porque es mi comida favorita, nada demasiado extravagante pero que sí satisface el apetito, pedí dos raciones, doble ración del pan tostado al ajo con pimienta que acompañan a la lasaña y una copa de vino, suena bastante, pero así soy y no me importa que me miren raro.
Luego de recibir nuestras órdenes entramos en una conversación muy amena y noté que salir con los hermanos McQuaide para cualquier chica promedio de mi edad habría significado sentirse privilegiada, incluso se habría podido decir que cualquiera se habría sentido dichosas, no era por nada, pero esos dos tenían su encanto y la forma de ponerlo en marcha, los hermanos McQuaide no solo eran muy elegantes en su forma de hablar, sinó también en su forma de expresarse, deleitaba ver como Alexander usaba con tal gracia y encanto los cubiertos.
Joder que solo estaba comiendo y parecía un puto Dios griego
Y ni que decir de Ethan, ambos eran una combinación muy peculiar, cualquiera diría que sus padres eran unos jodidos artistas o conocían muy bien el Kamasutra.
En realidad no sabía cómo actuar, estábamos teniendo una conversación -como ya dije- muy amena pero sinceramente yo estaba por las nubes, no podía dejar de pensar en lo que mamá me había estado contando acerca de la familia McQuaide. Según parece, no somos las únicas que esconden secretos.
—Uh, Ellie ¿Estás bien...? –Dijo Ethan de pronto–.
La pregunta me sacó de mis nubes, sinceramente.
—Sí ¿Por? –dije de forma un poco torpe, pero creo que ellos no lo notaron–.
—Estás como ausente, como cuando lees. Me recuerdas al poema de Pablo Neruda.
Ethan lo dijo sin siquiera parpadear, se notaba que era sincero, se notaba que sabía leerme, me conocía bien, pero... ¿Hasta qué punto?
***
El transcurrir de la cena entre pequeñas bromas e indirectas de parte de los hermanos ahí presentes iba “bien”, todo se tornó un tanto incómodo cuando una mesera derramó un vaso de agua encima de Ethan y cayó en sus pantalones, la chica rápidamente le ofreció ayuda, pero Ethan solo se negó y dijo que no pasaba nada, la chica le entregó una servilleta bien doblada al estilo elegante del restaurant y él -por educación- la aceptó. Rápidamente la chica se retiró y el joven empezó a desdoblar la servilleta encontrando una pequeña tarjeta con un número telefónico, un nombre de chica -que intuyo que era la mesera o su amiga, a las cuales ví a la distancia mientras m observaban como si las miradas te hicieran picadillo, incineraran y sepultaran pero en cambio a Ethan lo veían como si de la aparición de un ángel se tratase- .
Al reverso de la tarjeta había una palabra: “Llamame” junto con un corazón. Ésto último no nos sorprendió ni un poco a Alex y a mí. Vamos, que el pobre muchacho se notaba como se lo comían solo con verlo y él muy inocente sin notar absolutamente nada. ¡Que parecía tener la mente viviendo en Marte, joder!
—¿Aceptaría usted tomarse una foto conmigo, pequeña? -me dijo Ethan de repente con una grandiosa y cálida sonrisa de perlas-.
—Claro, señor mente en Marte. Con muchísimo gusto -le dije, devolviéndole una sonrisa igual de cálida-.
En ese momento tomó la foto, pero lo que pensé que sería solo una terminó convirtiéndose en una sesión entera, un Alex viéndonos de forma recelosa y un post en instagram con unos cuántos hashtags. En ese mismo post hizo un pequeño comentario sobre la tarjeta de la mesera, sacándole a quién lo leía un par de risas.
Sin notarlo, me sentí plena en la compañía de mis dos galanes.
Porque sí, para mí, ya eran míos al sentir una conexión tan especial que no sentía desde que perdí mis memorias.
Eso los convirtió en mis chicos especiales, mis compañeros y probablemente, mis próximas personas más cercanas.
—Te quiero, Ethan -dijo una yo del pasado, llevándome a un flashback-.
—Yo te quiero aún más, mi pequeña.
°°°°°°°°°°°
HE-HEYYY.Yo otra vez, ésto es como un especial puesto que es cortito y no pensaba describir la cena en realidad -jajsjsj-
Espero les guste, ésto de escribir como español España es raro, sinceramente.
Besitos en el uyuyuy ✨.

ESTÁS LEYENDO
Concupiscencia
RomanceRecuerdos olvidados. Luego de un accidente automovilístico y tras pasar varios meses del suceso, Ellie decide empezar de cero y entrar en su primer trabajo, para adentrarse en el mundo editorial sin la ayuda de su madre, una gran empresaria y recono...