Después de unas cuantas horas de viaje, donde la mayor parte del tiempo Luca se la pasó hablando por teléfono con sus socios y en su computadora, yo dormí plácidamente, aunque me hubiera gustado hablar más, llegamos de noche al hotel “Soler”, un edificio gigante con estilo colonial bastante exclusivo que me dejó con la boca abierta. Al entrar, nos topamos una habitación color crema con detalles y piso de madera; habían muchos sillones y mesas de café para poder esperar y un mostrador donde atienden.
-Bienvenidos al hotel “Soler”- se acerca el encargado junto a unos empleados, todos vestidos de smoking- Señor Soler, su habitación ya esta lista, así que llevaremos directamente sus maletas- se inclinan como saludo y los empleados recogen las maletas excepto uno que se pone al lado del encargado. - Él va a guiarlos y ayudarlos para que su estadía sea lo más placentera posible. Les deseo buenas vacaciones- Se aleja hacia el mostrador para seguir atendiendo las llamadas.
-Buenas noche, mi nombre en Nicanor y yo seré el encargado de cumplir sus deseos- hace una reverencia y señala una puerta de vidrio con bordes de madera. El era alto, parece en forma, de pelo castaño rizado, piel blanca, ojos verdes claro y facciones suaves, todo un bombón- síganme por aquí.
Y cuando estábamos por seguirlo, le suena el celular a Luca. Perfecto, pensé molesta, no te desalientes, recién empiezan las vacaciones. Atiende haciendo un gesto para que esperemos, habla un poco y luego tapa el micrófono.
-Lo siento muñeca, es trabajo- hace cara de preocupación- vos andá tranquila, yo después los alcanzo- sonríe y asiento.
Nicanor abre la puerta de vidrio y lo que veo es maravilloso: era un jardín hermoso estilo inglés perfectamente simétrico cubierto por un techo de vidrio, con variedades de rosas hermosas, arbustos rectos delineando los caminos de piedras lisas, bancos de piedra con faroles a los lados y el vidrio dejaba ver el increíble cielo nocturno cubierto de estrellas. Era de ensueño.
-Wow- digo sorprendida con una mano en mi pecho- que maravilloso.
-Lo es, ¿no?- dice Nicanor- trabajamos para eso- sonríe dejando ver sus perfectos dientes blancos-Voy a llevarla hasta su habitación así descansa señorita Crena.
-Llamame Robin, es mejor- le sonrío tímidamente y el mira mi boca. Dios, este chico sí que es lindo.
-Como usted desee- dice y sonríe- Robin- y hace un ademan para que lo siga.
Me guía hasta un ascensor donde subimos solo nosotros dos, porque los otros empleados subían por otro ascensor con las maletas, y toca el botón de suit principal. Suena jazz suave de fondo, pero ni eso ayuda en el silencio incomodo.
-Y- digo tímida- ¿Hace mucho que trabajas acá?
-Hace unos 5 años- dice con una sonrisa simple
- Entonces, ¿Cuántos años tenés?- digo interesada en ese chico de ojos verdes
-25 años- responde- ¿y usted?
-24, así que no me digas usted, suena a vieja- nos reímos los dos bajo y nos miramos fijo. Cuando esta por decir algo, se abren las puertas del ascensor en el piso seleccionado.
Salimos del ascensor hacia una hermosa sala pequeña color blanco con pisos de mármol, un par de asientos color negro y unas puertas de madera color negro. Él se adelanta y abre las puertas negras.
-Bienvenida a su suit- y me deja maravillada lo que veo. Una hermosa y gigante sala color blanco con ventanas y puertas de vidrio de bordes negros que daban al balcón, pisos de mármol blanco y negro, en el techo una araña hermosa plateada con vidrio, sillones grises con bordes negros que rodeaban una mesa de café de vidrio y bordes negros, que tenia arriba un jarrón con rosas color rosa y abajo una alfombra roja con estampado damasco. Al lado de ese sector, estaba el comedor con una larga mesa ovalada de vidrio y varias sillas blancas. También había un televisor plasma del lado de los sillones arriba de una chimenea negra, que a los costados tenía dos puertas negras.
-Dios santo, esto es un sueño- exclamo maravillada
- Me alegro que le guste, pero todavía no vio su habitación- dice sonriéndose y me dirige a una de las puertas negras- Esta es la habitación- y abre la puerta.
Era una habitación amplia y blanca con pisos de mármol como la sala. Tenía una cama de 3 plazas, con sabanas y acolchado blanco, con dosel de madera negra que de él colgaban telas blancas que cubrían alrededor de la cama. También había una chimenea negra con un televisor arriba como en la sala, un banco en el final de la cama, un par de mesas de luz negras a los costados de la cama con lámparas y jarrones con rosas, y un tocador con espejo y cajones a un costado.
-¿Acá voy a dormir yo?- le digo con la boca abierta de lo sorprendida que estaba
-Si, señorita Robin- dice sonriéndose gracioso por mi pregunta estúpida.
Me acerco a la cama, corro las telas y me tiro arriba de ella, sintiendo la suavidad y confort. Esto era maravilloso, lo que necesitaba, unas vacaciones alejadas de todo. Sonrío complacida y cierro los ojos.
-Si necesita algo más, solo llame por el teléfono que se encuentra en la sala- dice suavemente Nicanor- Me retiro, que tenga buen descanso.
-Nicanor- exclamo levantándome rápidamente y él se da vuelta- Emm, ¿Dónde busco mi ropa mañana?- pregunto titubeante. Estúpida, pensaba regañándome, todo para seguir hablando con él.
-La dejaremos en su vestidor señorita Robin- dice con una sonrisa- ¿Algo más?
-No, mejor te dejo de molestar- digo algo apenada bajando la cabeza y él me la levanta lentamente con su mano en mi mentón.
-No me molesta, es un placer servirle- dice mirándome a los ojos intensamente- que descanse bien señorita, dulce sueños.
Y con una sonrisa se aleja y cierra la puerta negra, dejándome sin aliento. ¿Cómo puede ser tan sexy?, me pregunto mientras me tiro en la cama y miro el techo, mejor descanso así mañana disfruto del día. Y lentamente se me cierran los ojos.
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•Déjame Mostrate• (pausada temporalmente)
ChickLitRobin creía tener todo calculado: irse a unas románticas vacaciones con el novio que sus padres le presentaron, casarse y vivir felices para siempre como su madre le dijo que debía ser. Pero cuando conoce a Niqui el le muestra la realidad, demostrán...