LEWA
—Ve a buscar a Richard para hacer un brindis por la llegada de mi hijo.
Subia las escaleras de la casa en busca de Richard bajo las indicaciones de la señora James, que cada vez tenía menos respeto por mi.
Fue algo lindo que Cristian la tranquilizara, ya que vio mi expresión cuando su madre me llamó estúpida.
Sabía que Richard se encontraba aquí ya que sus dos amigos estaban abajo, menos el y su amiga Lia, así que era muy seguro que estuvieran aquí.
Me dirigí a su habitación, donde extrañamente se apagó la luz que estaba visible en el pasillo, y se escuchaban unos quejidos aun mas extraños adentro, eso me asusto y pensé tal vez que se habían lastima o algo así.
Decidí acercarme lentamente y cada vez se hacían mas altos esos quejidos, que se volvían leves gemidos de cerca, lo que me impresionó, pero no confirme nada hasta verlo con mis propios ojos.
La puerta estaba ligeramente abierta, era difícil que me vieran así que pude captar la imagen de Richard recargado al mueble grande de su habitación, y se besaba muy apasionadamente con su amiga, eso no me sorprendió, ya que yo sabía que tenían algo, pero lo que si me asusto fue como ella poco a poco bajaba su mano al pantalón de Richard, y daba un leve apretón a un bulto notorio, y el gimió en su boca extasiado, por alguna extraña razón eso me hizo sentir mal, tal vez era por que estaba viéndolos sin su permiso, o estaba celosa por el, ya que siempre estuvo conmigo y verlo con otra chica me asustaba.
Aunque eso seria raro, ya que el es como un hermano.
Eso fue mi limite, quería bajar y no seguir evadiendo su espacio, pero era tan morboso y además su madre se molestaría por que no traje a Richard, me aleje de ahi temblando un poco.
Estaba un poco despegada de la realidad y no me di cuenta que había un objeto en el suelo , lo que por ende provocó que me cayera, al caer me torcí el tobillo y solté un pequeño alarido, era punzante y muy molesto el ardor que sentía en parte de mi pie.
Escuche ruido en la habitación que hace un momento había abandonado, y me puse alerta ya que no quería interrumpirlos y que se dieran cuenta que estaba espiándolos.
—Lewa?
Richard apareció, con el cabello despeinado, y la respiración a mil, su piel blanca hacia que el rojo de sus mejillas se intensificaran.
Tenía los pantalones medio desabrochados, y la camisa movida, me hizo sentir como una tonta ya que no quería que supieran que estaba aquí.
—Godi, ¿estas bien?—se acercó preocupado a mi, y me ayudo a levantarme poco a poco, me queje ya que el dolor seguía.
—Por favor Richard, solo es la sirvienta.—salio de la habitación Lia con un tono molesto.
—No solo es una sirvienta Lia!—pase mi brazo sobre su hombro para ayudarme, la chica frente a nosotros se veía muy molesta por lo que le dijo mi amigo.—Y será mejor que bajes, y vallas con los demás, yo me quedaré a atender a Godi.
—Godi...—refutó ella burlona mente.—Como quieras Richard.
Se dirigió a las escaleras, camino abajo, mirando amenazadora, eso provoco una pizca de diversión en mi.
—Vamos Godi.—me ayudo a caminar con pasos lentos a su habitación, donde me sentó en el frente de su cama. Se acerco a un pequeño cajón justo a un lado de su cama, y visualice que que había sacado unas vendas y una pomada.—¿Que sucedió Godi?
Me ruborice instantáneamente recordando la escena de el con su amiga, y era obvio que no le diría nada de lo que vi.
—Bueno...subí porque tu madre me ordeno que te llamara, ya que querían hacer un brindis por la llegada de tu hermano, pero no me di cuenta de lo que estaba en el suelo y estúpidamente tropecé.—dije nerviosa mientras el tomaba mi tobillo lastimado con mucha delicadeza.
—¿No viste nada mas Godi?—dijo serio y mirándome muy intensamente.
—No...o—tartamudee un poco mientras acariciaba mi tobillo, pero aun no quitaba su mirada de mi.—¿Habia algo mas que ver Richard?—dije sarcástica, mi modo de defensa cuando estaba nerviosa era ese.
El sonrió de lado.
—Tu eres la que debería decírmelo...¿por que estas nerviosa?—nuestras conversación habían cambiado de un tiempo para acá, eso es extraño, incluso lo que sentía cuando estaba con el.
—Tu igual te ves nervioso...¿que ha pasado James?—bajó su boca a mi tobillo y antes de acercar sus labios sonrió socarrón y lo termino besando, eso creo algo en mi que no sabía describir.
—Silencio Lewa.—hablo bajo y grave, pude captar como su respiración aumentaba de nuevo, como hace un rato con Lia.
Tomó la pomada untandola en mi tobillo, comencé a quejarme un poco pero el dolor era soportable así que continuó sin problemas. Todo se tornó extraño cuando tomo mi otro pie que estaba bien, y lo comenzó a acariciar.
—Te ves algo tensa Lewa...—acercó de nuevo sus labios ahora un poco mas arriba mi pantorrilla.
Siguió acariciando aun mas arriba de mis pies, la verdad se sentía muy bien, nunca había recibido un masaje y esto era lo mas cerca de tener uno. Así que inconscientemente eche mi cabeza hacia atras y suspiros comenzaron a salir, me estaba relajando y me deje llevar.
Sentía su caliente respiración en mis piernas, erizando mi piel, esto me estaba gustando así que lo deje seguir.
Sentí como iba escalando por mi cuerpo, yo seguí con la cabeza hacia atras y recargada en mis brazos disfrutando de sus caricias, esto obvio era muy malo, pero eran sensaciones jamás experimentadas y suaves que me gustaban.
—Tu mandil está desatado...—susurro en mi oído lentamente.
Baje mi mirada y era cierto, mi mandil para hacer limpieza estaba flojo, baje mis manos para atarlo pero el me detuvo.
—Yo lo haré te vas a lastimar.
—Como me voy a lastim..
—Shh...—me interrumpió y rodeo mi cintura con sus manos alzando las cintas del delantal, subió mi barbilla haciendo que lo mirara a los ojos, en ese momento él no era aquel chico que conocí desde pequeña, ese amigo, ese hermano, su mirada se convirtió en lujuria pura, nunca me percate de lo realmente atractivo que era, esos ojos verdes claros y esa mandíbula marcada que llamaban la atención.
Se acercó nuevamente a mi oído, mientras ataba mi mandil.
—¿Te duele aun?...—atrevidamente beso mi cuello, justo debajo de mi oreja.
—Richard...—suspire su nombre ya que envolvió mis piernas con sus manos, de manera delicada, estaba sensible por su toque, me asustaba un poco ya que recordaba los abusos de su padre, en los que me lastimaba, pero con él se sentía distinto...era suave y delicado.
—Dios Lewa me estas arruinando—beso mi mejilla y se acercó con pequeños besos a mis labios.—Con tu simple presencia—dio un beso mas en mi mejilla—Con tu respiración—beso cada vez mas cerca—Con tu existencia.
Toco la comisura de mi labio y ese fue mi límite, lo aleje y pude ver en su rostro decepción.
—Nos están esperando abajo Richard—dije como si nada hubiera pasado, no quería que algo cambiara.
Ambos despertamos de aquel trance que fue completamente un error.
Me estaba dando cuenta de lo que sentía Richard y no era nada bueno, era extraño pensar estaba pasando esto, mi amigo y hermano de toda la vida.
Y no era por el, era por mi, yo era una simple sirvienta, una simple mujer, una mujer negra y el era de otro nivel, yo era muy poco para el.
Trato de tomar mi mejilla y no lo permití.
—Lewa, tenemos que hablar.
—Apuesto que comeré mas que tu esta noche—bromee con el como siempre lo hacíamos, para cambiar de tema y olvidarlo por completo.
—Lewa...
—Hay que bajar ya Richard.—trate de acostumbrarme al dolor de mi tobillo pisando un poco el suelo, mientras el me veía nervioso. Me levante cojeando un poco, pero pudiendo caminar bien.
Salimos de su habitación el detrás de mí, dijo mi nombre un par de veces, pero lo ignore, solo quería bajar y que ya acabara esta estúpida reunión de bienvenida.
Llegamos con su madre y su hermano mayor, yo me mantuve detrás de el con la cabeza baja, el estaba diciendo algo que no pude entender.
Cristian me seguía viendo pero igual lo ignore, hasta que le dijo a su madre que necesitaba la ayuda de una sirvienta para acomodar el estudio para sus pinturas.
No se que le dijo ella, pero Cristian me habló y me sentía confundida, me dispuse a hacerle caso y seguirlo al estudio principal de la casa, cojeaba un poco pero nada grave.
Al entrar busque donde estaban las pinturas y se lo hice saber preguntándole dónde estaba, pero me dijo algo mas que me dejo aun mas confundida y con miles de preguntas.
—Lewa...¿te interesaría trabajar para mi?