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Sospechas
Emma Müller
Crawley, Inglaterra

La vida en Inglaterra se ha vuelto muy aburrida, monótona, entrenamientos, alguna que otra misión. Lo único placentero, es Lucas .
Ya que viene al caso, estoy sospechando de que él es uno de “Los nuestros”, y no me lo han querido decir, la vez que pregunte que número era me respondió;
—¿Cómo qué número soy? —
—Sí, no me vengas con que no sabes de lo que hablo. Tú eres Loriense— le refutaba yo.
—Él no es de Los Especiales— intervenía Simone, quien era una de las pocas agentes que sabe de ellos. Sí, ellos, yo no estoy incluida en los reportes como una Especial, los directores lo decidieron así, y yo no me opuse .
—Exactamente chiquita, no soy de esos— confirmaba él.
—Y si tanto te interesa saber mi número, yo soy el número uno, y lo sabes de sobra bebé— concluía haciéndose el galán.
Volviendo a lo importante, han pasado 5 semanas y nada que nos envían a  Argentina, y  a mi me urge saber si esos 3 son Lorienses o no. Hace días que intento que a Simone la envíen en una misión, ya que ella está con los agentes de tecnología no es común que la envíen, mucho menos luego de su supuesta muerte, pero últimamente nos topamos con misiones que intervienen con tecnología avanzada y en varias oportunidades tuve que pedir a Simone que me guíe.
Además, somos un trio muy eficaz, Lucas y yo en las calles y Simone desde la logística y planeación desde La Academia. Hasta nos han colocado un apodo cuando hablan de nosotros, somos “el trio infernal” y debo admitir que me agrada ese apodo. Ya tenemos más de 20 misiones exitosas, ninguna fallida, y hoy nos toparemos con un antiguo objetivo, Gregory Gilmore, el periodista.
—¡Debemos matarlo! — dice Lucas sin vacilar.
—¿Qué? Nooo— decimos a coro con Simone y ambas nos miramos al ver la coincidencia.
—Es un buen hombre y tiene familia. Ya lo investigué, no hay nada turbio en él— dice Simone sentándose en el sofá con una taza de café en su mano.
—¡CLARO! Resulta que ahora todos los periodistas son buenos— dice Lucas de manera sarcástica.
—¡No! Todos no. Pero en este caso, sí — agrego yo, pues también había leído su expediente y visto grabaciones que Simone encontraba.
—Ordenes son ordenes— continúa en terco, Lucas
—¡Pues atrévete a tocarlo!— le digo mientras me paro cruzándome de brazos.
—¿Qué? ¿Crees que te tengo miedo? ¿Acaso piensas que tus deditos mortales me asustan? Estas muy equivocada niñita, soy más fuerte que tú y puedo hacerte mucho daño si me provocas— dice Lucas enfrentándome.
—¿ De que rayos hablas? — le digo riendo para mitigar esa bomba que tiro de mi.
—¡No finjas Emma! Ambos sabemos quién eres— dice Simone.
—¿Acaso olvidaste el pequeño papel que deje en el hotel cuando te salve?— dice Lucas, recordándome que allí claramente me llamo Catorce.
—La única manera que sepan eso, es porque también son Lorienses—
—¡Y dele con eso! QUE NO SOY DE LOS SUYOS— me grita Lucas mientras veo que aprieta fuerte los puños, como reprimiendo algo, y estoy por comenzar a fastidiarlo más para ver si se descubre, pero entonces suena el intercomunicador indicándonos que era hora de cumplir con la misión.        
—¡No lo haré! — susurro a Lucas y es porque la parte que me toca es seducirlo por unos días hasta que confíe en mí, quitarle su investigación para luego acabar con el objetivo.
—No tendrás que hacerlo— nos dice Simone muy cómoda desde el sofá, había estado jugando con su portátil todo este tiempo.
—¿Qué? — dice Lucas y suena muy desilusionado.
—He cambiado los planes. La orden de matarlo fue decisión de Strauss, pero le bajaron el rango, la sustituyeron, así que toda orden dada por ella fue abortada— dice Simone.
— O sea que…—comienzo a decir, pero no puedo continuar la frase y caigo sentada en el piso, colocó mis manos tapando mi cara.
—¿Y ahora que te ocurre princesita? — me molesta Lucas.
—¿Acaso no entiendes lo que ella acaba de decir? — le digo sin voltear a verlo.
—Ella debe volver a Alemania. Strauss fue quien la envío aquí— le responde Simone.
—¡MALDITA SEA! — grita Lucas mientras arroja un puñetazo a la pared.
Lucas gritaba, Simone le gritaba a Lucas y eso comenzaba a irritarme más de la cuenta, estoy a punto de unirme a los gritos, cuando oímos los sensores fuera de nuestro pent—house. Un escuadrón de Mogs y agentes se dispone a entrar.
—¿Qué haremos? — digo completamente desconcertada sentándome nuevamente en el suelo, mientras tomo mis piernas, las abrazo, como queriendo acunarme y así consolarme. Lágrimas comienzan a recorrer mi rostro.
Oigo voces, pero no son la de Lucas ni la de Simone. Son cientos de voces, se oyen varios idiomas, levanto lentamente mi cabeza, haciendo el mínimo movimiento para no ser descubierta. Ya no estoy en el penthouse, es un sitio sin muebles, las paredes blancas y no distingo donde termina. Veo a centenares de niños y adolescentes, y entre ellos a John Smith, el líder de los Lorienses. Aparece una mesa frente a él y en una silla a su lado hay alguien con el rostro completamente cubierto, no distingo quién pueda ser…
Siento mi cuerpo estremecer, mecerse violentamente, algo presiona fuertemente mis brazos, pero no hay nadie sobre mi causándolo. 
—¡Emma… Emma!— oigo gritar a Simone, pero no la distingo entre la multitud.
La oigo repetir mi nombre una y otra vez, hasta que salgo de ese trance, visión o lo que fuese, nuevamente estoy en el penthouse.
—¡TE DESCUBRIERON! — grita Simone quien me sostenía de los brazos.
—Debemos actuar ¡YA! — nos dice Lucas, saliendo de detrás de la barra del bar, pero ya no hay tiempo de planear nada, varios Mogs han venido a buscarme, o a buscarnos,  no estoy segura.
—¿Qué hacemos? — digo aún aturdida por la situación mientras observo por la pantalla de seguridad a los Mogs que suben en el ascensor.
—Ten tu mochila, metí lo esencial en ella. No hay más tiempo para guardar recuerditos —me dice Simone entregándome la mochila, mientras se dirige al sofá donde escondimos nuestros verdaderos documentos, también algo de dinero, toma otra mochila y lo guarda  junto a varias carpetas que tomó del cuarto de archivos. Se coloca la mochila en la espalda y toma su portátil y comienza a teclear. Por su parte Lucas toma posición en la puerta, esperando un ataque. También tiene su mochila lista.
Corro a mí habitación, voy por el cuaderno donde escribo mis pensamientos, no quiero que nadie lea eso, además allí tengo escrita información que me puede ser útil luego.
Al entrar a mi habitación oigo un estruendo tan grande que sacude las paredes, caigo al suelo, como puedo levantó el placard, sacó mis pertenencias, mi colgante, abro la mochila y lo guardo. Oigo a Simone gritar mi nombre, salgo y en ese momento veo a un Mog desintegrarse frente a mí.
—¡VÁMONOS! — sigue gritando Simone quien esta con una ametralladora colgada del hombro y 2 pistolas en cada mano.
Llegó a su lado y veo como 6 Mogs más entran al pent—house, pero estos no son como los de las instalaciones, son más altos, tiene sobretodo largos, negros y armas raras, son….  son como los que vi en Lorien.
Nos apuntan con sus armas y disparan antes de que reaccionemos, entonces siento como somos impulsadas con mucha fuerza hacía el costado, alejándonos de los disparos, al levantar la cabeza veo como los Mogs son destruidos a manos de Lucas, quedo perpleja ante esta situación.
—¡VÁYANSE! — grita Lucas, pero Simone se planta firme a su lado.
—¡No te dejaré!— dice ella, a lo que él la abraza y le dice algo al oído, entonces ella voltea y me dice:
—¡VAMOS!—
En el camino nos topamos con varios agentes liderados por Carol Smith, una antigua compañera con la que he tenido muchos problemas, ya que ella siempre me ha envidiado.
—¡Vaya, vaya! si es nada más ni nada menos que Emma Müller, la consentida de la directora, bueno, ex directora— dice sarcásticamente.
—Realmente disfrutaré esto, Carol— respondo, y sonrío mientras implemento toda mi fuerza en telequinesis, ella me mira llena de sorpresa, pero su semblante cambia al ver cómo uno a uno sus compañeros son lanzados del puente y caen al vacío. Solo queda ella, su expresión ahora es de terror, mis manos comienzan a iluminarse. Carol comienza a retroceder, la veo tratando de aferrarse de una de las barandillas  por si intento tirarla al vacío. Antes la vi muy confiada con el arma apuntándome, pero ahora lo que veo en sus ojos es una suplica de piedad. Simone me grita desesperada, pero no oigo lo que dice, solo pienso en matar a Carol. Detrás de ella veo desintegrarse varios Mogs, Simone esta a mi lado disparando. Hago que Carol se eleve, y una mueca de satisfacción se dibuja en mi rostro al verla luchar contra mi poder.
—Deja de jugar. Tenemos que irnos, ¡YA!— dice Simone colocándose frente a mi, esto me hace reaccionar, La Academia está en alerta máxima y eso significa que todos los agentes del país estarán en nuestra contra.
—Tú sí que le quitas lo divertido a la vida— respondo de mala gana quitándole el arma y le disparo a Carol en la sien, está cae.
—¿Feliz?— digo mirando a Simone, y está solo comienza a correr hacía el ascensor, tomo 2 armas que dejaron caer los Mogs y la sigo.
Al llegar al estacionamiento me enfrento con el guardia y le robo las llaves de la camioneta.
Simone se sube al volante, y arranca, pero antes de salir vemos una multitud de agentes con sus armas listas.
—¡Debimos esperar a Lucas!—  digo regañándola, y parece como si él me hubiese oído porque aparece por detrás de los agentes y los acaba en un segundo cuando hace aparecer una estructura de metal atravesándolos con ella.
Sube a la camioneta, Simone y yo lo miramos sorprendidas.
—¿Y? ¿A qué esperan? ¡ARRANCA! —dice gritando al final para que ella reaccione, y es que quedamos paralizadas, nos sorprendió la manera que acabo con esos agentes.
Simone, arranca y acelera todo lo que puede.

Revelaciones Peligrosas
, Segundo Libro De La Saga:Los Legados Oscuros De LorienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora