005. Posadita check

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El barrio estaba más que listo para ese día.

La casa de Evelyn iba a ser el núcleo del desconecte más grande que esa colonia iba a disfrutar en mucho tiempo.

Ya todos estaban más que puestos; habían arreglado su ropa desde la semana anterior y la emoción no dejaba de crecer en su pecho esperando el gran día.

A las primeras horas del día, Adrián se dispuso a lavar el patio mientras su hermana arreglaba el nacimiento.
Sonia y Luna llegaron con las cajas de aguinaldos, que la verdad, si les habían quedado bien buenos.
Víctor y Ramón llevaron sus respectivas piñatas, pues se habían ido a buscar unas bien coloridas y llenas de papel china.

Luego de ello todos comenzaron a prepararse con sus mejores garras, Juan Joaquín había dejado sus característicos leggins de ejercicio por un pantalón de cuero sintético que parecía una segunda piel para él. A pesar del poco tiempo que tuvo para arreglarse lo hizo realmente bien, había retocado su cabello rubio y sus ojos lucían un maquillaje dramático un poco discreto.
Ahora sí agarraba palo.

Sergio comenzó a maquillarse mientras Ramón lo veía desde la cama, después de años tratando de conquistarlo parecía que su luchita estaba dando frutos.

Y vaya cuales, por fin había logrado besar esa cereza en su rostro disfrutando de uno de los banquetes más deliciosos del cielo.

Las semanas habían pasado y muchas cosas estaban ocurriendo. Juan Cuco había dejado su casita para vivir con su amada doña Orozco, quien estaba más que enamorada y con el brillo en los ojos más fuerte que foquitos chinos de Navidad.

Pero la noche llegó, Juanito salió corriendo para ser de los primeros, su hermana era la encargada de hacer el rosario y por lo tanto tenían que estar ahí antes que los demás.
Tadeo llegó a lo lejos con Jacinto, pues iban a ser los encargados de cargar a los peregrinos de bulto.

Doña Orozco comenzó a repartir las velas y las hojitas para el canto. Todo iba bien; comenzaron a caminar por las calles sosteniendo su papelito y cantando en armonía.

Todos parecían amigos, hasta Agustín y Cristofer, quienes unas semanas atrás se andaban moliendo a golpes, ahora estaban ahí compartiendo hoja.

- ¿Cómo sigues del brazo?.

- Todo bien carnal, ya sólo me tengo que hacer mis terapias.

- Perdón, ¿va?, sabes que el problema no es contigo, yo no quería que llegará a estos extremos.

- Irás carnal- El pálido llevo una mano hasta el hombro del chico mirándolo a los ojos - Hasta me lo merecía, barrio no mata barrio, ¿compadres?.

El otro chico la pensó un poco, ambos hablaban en voz baja y alejados de la multitud, sin embargo sabía que las cosas se tenían que arreglar pues todos los días se veían y tenían que soportarse entre todos.

- Compadres.

Adrián por su parte ya andaba muy nervioso y esperaba con grandes ansias en su casa. Su hermana lo veía con gran ternura deseando que las cosas salieran increíbles. Pues conocía a sus vecinos y las maneras tan fáciles que tenían para hacer un quilombo gigante.

Así fue como entre un intercambio de palabras cantadas, las puertas de la gran casa dejaron entrar a la gente.
Feliciano miraba todo con gran emoción mientras trataba de no quemarse con la cera de la vela.
Víctor estaba demasiado nervioso, miraba para todos lados susurrándole cosas a Jimeno, quien no dejaba de reírse y darle leves golpecitos en el hombro.

Doña Orozco tomo asiento en alguna silla siendo recibida por un vaso de ponche caliente, siendo Charly quien lo había puesto.

- ¿Todavía no llega Cuco ma? -. Comentó Octavio sentándose a su lado esperando a que le enfriaría su ponche.

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