El ambiente se sumía bajo un manto de una extraña calma, sin embargo, la incertidumbre seguía presente en los que aun se encontraban en aquella cueva. Había pasado ya tres días desde que el príncipe Todoroki se había ido, sin ni siquiera dar oportunidad a escuchar los motivos que condujeron a esa situación inusual que involucraba enteramente a su familia, también esta el hecho de que Bakugō había ido tras él. La renuencia del vampiro a dar pie a las explicaciones para algunos fue algo que se esperaba del bicolor, pues conocían su actitud, pero para otros solo fue el capricho de un vampiro que no sabe nada y que ignora por completo todo lo que conlleva un asunto que lo involucra, al menos eso era lo que pensaba Mitsuki.
La peliceniza vio personalmente como aquel joven vampiro ignoraba a Rei, su propia madre. Ella realmente no estaba allí para juzgar, después de todo, la relación con su propio hijo tampoco es perfecta y en muchas ocasiones se podría decir que es violenta, no obstante, Katsuki ha estado a su lado y aunque no lo parezca el rebelde de su hijo la escucha, pero ese no parece ser el caso de la peliblanca. Ella sabe que no puede expresar su opinión solo así, porque, aunque no le pareció la actitud de aquel bicolor, no sabe porque esa relación de madre e hijo esta tan fracturada, no conoce la historia de aquella familia y no tiene derecho de cuestionarla.
El sol ya empezaba a descender bajo la atenta mirada de la peliceniza, todo el tiempo estuvo pensando en la entrada de la cueva, tratando de calmarse y no tomar decisiones de manera impulsiva, tenía que regresar con su manada, pero ahora que había visto a su hijo no ha podido evitar pensar en ir por él y así por fin los tres regresar a reconstruir su hogar junto con el resto de la manada.
Mientras analizaba sus opciones logro ver que de entre los árboles, una figura se acercaba a toda prisa, lo reconoció al instante, era uno de los hijos de la peliblanca, si no mal recordaba se llamaba Natsuo, era de lo más normal que viniera, pero lo que si no era normal era su expresión, pues esta refleja una palpable preocupación, señal de que algo malo había sucedido.
Al encontrarse frente a frente, él le mostro sus respetos — Señora Bakugō.
— No seas tan formal conmigo Natsuo, solo llámame Mitsuki. Ahora dime ¿Qué ha sucedido?
— Necesito hablarlo también con mi madre.
— Temo decirte que ella se fue la misma noche que tú, junto a Inko y su hijo.
— Esto no puede ser posible ¿Dijeron a dónde iban?
— No, solo dijo algo de un hechizo y salió veloz hacia el bosque, no sin antes decirnos que esperáramos aquí, pero siendo sincera ya me estoy hartando y ya estaba considerando largarme esta noche. Dentro de la cueva solo esta el humano, la bruja, uno de mi manada y yo — Mitsuki pudo ver como la expresión y la ansiedad del vampiro aumentaban — Pero ¿Qué sucedió?
— Es mi hermano Shoto, nuestro padre lo ha castigado encerrándolo en las celdas del palacio.
— ¿Y no pueden sacarlo ustedes? Además ¿Qué no él estaba con mi hijo?
— Si, creemos que estaba con Bakugō, pero mi padre uso un hechizo de teletransportación para llevarlo a la fuerza al palacio y sucedieron, bueno... algunas cosas — lo último dijo con algo de duda.
— La oscuridad lo invadió — afirmó la peliceniza.
— Entonces lo sabe — habló sorprendido el vampiro.
— Sí, lo sé y no te preocupes, he sabido guardar ese secreto todos estos años.
— Gracias y pues con lo otro, realmente mi hermana y yo no hemos podido hacer nada, mi padre ha puesto vigilancia en las celdas y cada cierto tiempo él personalmente regresa a ver a Shoto y no es para platicar exactamente. Por lo que quería pedirle un hechizo a mi madre que nos ayude a sacar a nuestro hermano, como el que ha utilizado con Inko todos estos años para que ella se ocultase y no la vieran, pero ahora que sé que no está, tendré que buscarla...
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Noche Roja [Todobaku]
FantasyUna noche de caza termina siendo un problema para Katsuki Bakugō un hombre lobo joven que después de distraer a los cazadores para dejar escapar a su amigo, es capturado y llevado en contra de su voluntad a un reino que jamas pensó que vería y desea...