Capítulo 9

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Quizás han pasado algunos días o solo ha sido uno, no lo sabía con certeza porque siempre me dormía para evitar el dolor. Me sentía tan agotada que no quería hacer otra cosa, Ryder se encargó de darme comida y agua y me envolvió en sus alas cada noche para que no sintiera frío. Ya he perdido la cuenta de cuantas veces me he disculpado con él por no ser capaz de levantarme y hacer algo por mí. Dice entenderme y que no necesito hacer nada, después de todo he tenido una perdido muy grande. Pero aún así me sentía como si fuera una carga para él.

-¡Mhm! -abrí los ojos de golpe, despertando de otra pesadilla, siendo el pecho de Ryder lo primero que vi al despertar.

Sus calidas alas, sus fuertes brazos y su respiración tranquila me ayudaron a mantenerme igual, mi acelerado corazón se calmó gracias a él y pude acurrucarme a su lado de nuevo. No quería volver a dormir pero ya no sabía que más hacer, tampoco quería regresar a esa casa.

Ryder se remueve ligeramente hasta estirarse al despertar. Suspira profundo y me mira adormilado pero me sonríe tiernamente y besa mi cabeza.

-Hola... ¿cómo te sientes?

-Mejor... -mentí.

-Está bien -me abrazó de nuevo-. Si aún no estás bien no necesitas decir que lo estás. Lo entiendo.

-Odio que me conozcas -me quejé llorosa-. Ya no quiero seguir llorando, ya no quiero quedarme aquí y retenerte conmigo.

-¿Retenerme? Si yo elijo estar contigo. No estás sola, Evett. Estoy aquí, porque quiero estar.

Suspiré profundo para evitar seguir llorando, me obligué a calmarme y detener todo esto de una vez. Me dediqué a delinear el tatuaje en su brazo para distraerme y que me ayudara a pensar en otra cosa. Nos quedamos así por varios minutos hasta que yo me levanté por fin. Me quedé sentada, mirando mis manos y él se sentó a mi lado. Era como si aún pudiera ver la sangre en ellas, recordar ese momento me hace sentir como si volviera allí y viviera todo tan vividamente.

-Voy a matarlo... Si llego a saber quién fue el que mató a mis padres lo mataré -hablé tan seria y tan firme, Ryder apoyó su mano sobre la mía.

-Evett, no quiero que te hagas esto. No puedes simplemente matar a alguien, por más cruel que haya sido esa persona... ¿realmente te crees capaz de hacerlo?

-Sí -mi seguridad lo hizo sorprender-. Ese monstruo mató a mis padres, no podré olvidar eso ni muerta. Juro que voy a hacerlo y no vas a detenerme.

Me miró con lástima. Me abrazó haciendo que apoyara mi cabeza en su hombro de nuevo.

-Lamento no haber podido evitar que esto pasara...

-No tienes por qué disculparte.

-Pero si hubiera podido evitarlo... ahora no estarías pasando por esto. Si lo hubiera sabido y hecho algo ahora no estarías pensando en matar a alguien con tus propias manos. No quiero que hagas eso... la culpa no te dejará luego de hacerlo.

-¿Cuál culpa? Ese monstruo es el que debe de sentirse culpable.

-Y nadie dice lo contrario... -resopló derrotado-. Sé qué tan terca puedes llegar a ser cuando una idea se te mete en la cabeza... Voy a ayudarte, pero porque no quiero que seas tú la que mate a alguien.

-Si no soy yo, entonces no podré estar tranquila.

-Hablaremos de eso después.

-Bien.

Volvimos a guardar silencio mientras él me abrazaba y yo delineaba su tatuaje, miré el cielo y vi que estaba atardeciendo de nuevo.

-Quiero ir a casa, buscaré algo que me ayude a averiguar quién ha sido.

-¿Estás segura de querer hacerlo? -asentí- ¿No deberías llamar a la policía?

-Después. Si es que encuentro algo con ellos allí, lo tomarán como evidencia y me mantendrán fuera -respondí levantándome del suelo y estirándo mi cuerpo-. No puedo permitirlo.

-Voy contigo -dijo caminando a mi lado.

Asentí sin más. Ambos caminamos monte abajo hasta ver mi casa. Mi respiración empezó a ser pesada y cuando estuve por abrir la puerta dudé... estaba temblando. Tomé el pomo de la puerta, no podía hacerlo, entonces Ryder toma mi mano y me mira preguntándome si estaba bien. Volví a asentir en respuesta y él me ayudó a abrir la puerta, me mantuvo cerca todo el tiempo hasta que entramos a la sala.

El olor nuevamente me hizo marear, cerré los ojos y me acerqué a Ryder quien me cubrió con sus alas de inmediato.

-Que cruel... -murmuró con una voz molesta por la escena- ¿No quieres salir? Yo buscaré pistas.

-No, puedo hacer esto.

Me aparté suspirando profundo y acercándome a la sala. Evité mirar a mis padres tanto como se me fue posible, o volvería a llorar.

ENTRE CUERVOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora