Capítulo veintiuno.

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Mi cuerpo comenzó a adormecerse, mis ojos veían todo más lento de lo normal y un pitido aturdía mis oídos.

-¿Qué es esto?. ¿Qué hiciste?. – Traté de hablar como pude.

-Tranquila, sólo relájate. – Entró a besarme y yo lo aparté como pude.

-Espera, que mierda me hiciste. ¿Qué me diste?.

-Digamos que cuándo cenabas puse algo en tu bebida, obvio no te diste cuenta. Recién ahora está surgiendo efecto.

-¿Por qué haces esto?.

-Porque quería que probaras esta sensación y fuera conmigo.

-Dime cómo se me va ésta mierda. Ahora. – Ordené.

-Va a durarte por unas horas. – Quiso besarme pero corrí inmediatamente la cara.

Me quise ir pero enseguida comencé a ver el piso moviéndose y me volví a caer.
Pasé mi mano por la rodilla sangrando pero veía colores.

-Suéltame idiota. Eres un maldito.

-Ven. – Sus manos me agarraron firmes por la cintura.

-Eres una mierda de hombre. – Quise soltarme pero su agarre se intensificó. - Dios que me hiciste…


Todo objeto se movía, la cama en la que me acostó se movían como olas, hablaba con una voz muy suave y grave… Me era familiar.

No pude evitar reírme que hasta drogada y a punto de ser violada esté pensando en Victoria.

-Ten. – Me dio agua, y se sentó al lado de la cama parlanchín.

-No te sientes por favor.

-¿Por qué?. – Sentía una voz muy lejana sobre mi oído derecho.

-La cama tiene una voz igual a la de ella, y si vas a hacerme algo al menos no lo hagas sobre ésta cama, amo la voz de ésta cama. – Abracé las almohadas. – Amo sus abrazos y si hueles ese es el perfume que usa ella, es muy penetrante tiene colores rojos, amarillos y naranjas.

-Alexa. – Su mano quiso tocar mi rostro.

-No me toques idiota. Solo ella lo hace y yo.. yo –



Mis ojos se abrieron, me dolía la cabeza y mi ropa… mi ropa no estaba. Mierda.

Me di vuelta y la habitación no era la mía. Me encontraba en ropa interior, mi ropa estaba tirada.
Me levanté y me maree enseguida.

-Mierda… ¿Qué pasó?.

Agarré mi ropa, me cambié y note mis rodillas raspadas. La confusión fue mayor aún. Fui directamente al baño y vomite todo.
Remoje mi cara y la sequé, me miré al espejo y estaba demasiado demacrada.
La puerta se abrió e inmediatamente me puse mi blusa.

-Tranquila soy yo.

-No sé que pasó, no entiendo nada… ¿Qu-Qué hago aquí? Victoria no recuerdo nada. – Comencé a alternarme y ella sólo se limitó a abrazarme.

-Bonita… Tu novio te drogó anoche y te llevó detrás del salón de la fiesta, por suerte los encontré a tiempo y él se fue inmediatamente. – Suspiró.  – Como es mayor de edad van a detenerlo portación de drogas y por drogarte sin tu consentimiento.

Yo sólo me limité a abrazarla más fuerte.

-Ve a tu cuarto, nadie sabe que estás aquí y si pregunta di que estuviste en el cuarto de enfermería del hotel, eso les dije a tus amigos y a todos. No vuelvas a excederte así, no siempre voy a estar ahí para ayudarte.

-Gracias. – Ella dejó un beso en mi frente. Y sólo ella podía sacarme una sonrisa en toda esta mierda. Le devolví el beso en su mejilla y me fui.


Mis amigas estaban preocupadas y trataron siempre de cuidar de mí, les expliqué que no me acordaba de nada pero que no quería seguir con ese tema. Sólo nos propusimos a dormir todas.


Afortunadamente teníamos que visitar un viñedo hoy, eso me entusiasmaba mucho ya que era bueno para distraerme y todos estuvimos de acuerdo con eso.

Llegamos y solo se podía ver hectáreas de plantaciones de distintos tipos de uvas con un fondo lleno de montañas y en el centro estaba donde se producía la magia.

Recorrimos todo y un buen hombre nos explicó sobre la producción, nos dio muestras de vino y comenzamos a bajar al sótano donde estaban miles y miles de barriles de vinos estacionados. Nos dieron una hora para recorrer todo.

Yo sólo busqué a Victoria y nos fuimos a una especie de cuarto donde estaban las primeras botellas fabricadas por esa empresa, la luz era tenue, el ambiente frío y los pisos de madera.

-¿Esto me querías mostrar? Es interesante. – Dijo con un falso interés mientras pasaba su mano por mi cintura mirando las botellas.

-Oh, si muy interesante. – Quedé en frente de ella y apoyé mi cabeza en su hombro.

-Estás muy bonita hoy mi brujita. – Me dio un beso en la mejilla.

-Y tú igual, siempre eres bonita.

Comenzamos a besarnos, necesitaba un beso de ella para sentirme bien. Eran muy adictivos sus besos y su lengua.

Luego de unos minutos concluimos la acción con la respiración entrecortada y nos sonreímos.


Almorzamos en ese mismo lugar y no nos importó sentarnos juntas, ella dejaba su mano en mi pierna y yo igual.

Terminamos de comer el postre que por supuesto era helado.

-¿Te acuerdas de la primera vez que comimos helado juntas?. –

La vi sonreír ante el recuerdo.

-Como olvidarlo, como olvidarme de ti. Tú eres especial. – Sus ojos tenían brillo propio.

En eso sonó de nuevo su celular y su comportamiento se volvió tenso, se levantó y salió afuera a atender.

Yo me quedé mirando esa imagen; ella yéndose por esa puerta para responder a un llamado de la realidad. No comprendía porque estaba de ésta forma conmigo y a la vez mantenía de lo más bien su relación con su esposo.

Al cabo de unos minutos entró y noté su cambio de actitud, estaba apagada, triste pero trataba de ocultarlo.
Me levanté para preguntarle si estaba bien, sólo se limitó a asentir con la cabeza y siguió su camino hacía la mesa de los profesores.
Entendí que era buen momento para dejarla sola y yo tomarme mi tiempo para procesar todo.

¿Por qué dices que me quieres cuándo estás con tu esposo?. Amarte me duele.

De noche volvimos a nuestro hotel luego de horas y horas de visitas turísticas. Ella sólo se dirigió a su cuarto y en ningún momento volteó a verme.

Eran las 4 a.m. Mis amigas dormían y yo no podía conciliar el sueño. Me levanté despacio, tenía puesto un short de dormir súper corto y una blusa negra transparente, se notaban un poco mi busto.

Abrí la puerta y me cercioré de que no hubiese nadie en los pasillos. Toqué 2 veces su puerta.

Me abrió y se sentó en la cama. Realmente estaba de mal ánimo pero eso no fue impedimento para que registrara mi cuerpo.

-Supongo que ya sabes a qué vengo, ¿Cierto?. – Lentamente me acerqué a ella para sentarme.

-Bonita hoy no estoy de ánimos para. –

-Espera, no vengo por querer acostarme contigo. Quiero que hablemos, necesito que me expliques que es todo eso. – Mi voz se quebró.

-Realmente estoy apenada de todo lo que pasó entre nosotras, nunca tendría que haber ocurrido. – Tu tristeza se reflejaba en sus ojos. – Eres mi alumna y yo tengo un esposo y un hijo. – Volteó rápidamente su cara para secar una lágrima, no quiso que la viera así. – Alexa… Sólo… Sólo has como si nunca hubiera ocurrido, ¿Sí?. Discúlpame por todo.


No podía creer lo que me estaba pidiendo, dolían demasiado sus palabras.

¿Porqué me usas?.

Después de esa noche no volvió a hablarme más, ni a mirarme. Pasaron los días y volvimos del viaje.


Sorpresivamente pocas semanas después me enteré que había aprobado Historia.
Entendí muy bien que sólo me aprobó para no pasar por esa situación incómoda de tener que vernos.

Entonces culminó mi secundario sin verla, sin siquiera mirar sus ojos... Sin tener un último recuerdo de su voz o del calor de un abrazo...Ella sólo se esfumó de mi vida de un momento para otro, a veces me preguntaba si sólo fue un sueño ese viaje o si ella en verdad estuvo conmigo.

¿Por qué me apartó de su vida así de la nada?. En esa elección no tuve voto, no pude evitar que se alejara de mi vida…

Sólo terminó nuestra historia.


Se terminó…

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