Capítulo II

5 4 0
                                    

Se acercaban cada vez más.

Retrocedimos todo lo que pudimos, hasta quedar contra la pared. Tanto Koray como yo estábamos en guardia, observando los movimientos de los soldados.

Me preparaba para pelear, cuando de pronto, del callejón de la izquierda salió el miembro de la Guardia Real, Libertus Ostium. Con sus decididos pasos acercándose hacia mí, borró cualquier esperanza que me quedara de poder vencer.

Era lógico que no hubieran sido capaces de retenerlo por mucho tiempo, era un soldado de élite. Y por esa misma razón, era imposible que yo lograra hacer mucho contra él.

Sopesé mis posibilidades. Por más que quisiera luchar, no podía salir victoriosa de un encuentro contra alguien tan poderoso como aquel hombre.

Pero quedaba una incógnita, posiblemente a mi favor.

Mi poder. ¿Podría usarlo en combate? Lo único que había logrado hasta el momento era imbuir bebidas y alimentos por necesidad, así que no sabía si era capaz de más. No sabía siquiera el origen, o las consecuencias que conllevaba.

Aunque no era como si alguna vez hubiera intentado averiguarlo; me hicieron odiar todo lo relacionado a él desde que tengo memoria. Y no sabía si podría controlarlo, ni siquiera si me sería útil.

No podía arriesgarme por una probabilidad tan remota.

—¡Suelte las armas! No queremos hacerle ningún daño.

Resoplé con incredulidad, ¿en serio creía que me tragaría ese cuento? Si no me iban a lastimar, ¿por qué habían traído a tantos soldados? ¿Por qué habían bloqueado la salida del bar? ¿Por qué me apuntaban con ballestas y tenían preparados dardos tranquilizantes para Koray?

Debió haber escuchado mi resoplido, o percibido el escepticismo en mi rostro, porque se frenó cautelosamente a unos cuantos metros de mí.

—El rey en persona solicita urgentemente su presencia, y la solicita ilesa—su voz sonaba segura, sin rastro alguno de duda en lo que decía. No parecía estar mintiendo, pero no podía confiar en mis sentidos; seguramente estaba entrenado para no mostrar ese tipo de comportamientos, ya que era visto como una debilidad.

Y aunque fuese verdad, era un pensamiento absurdo, ¿por qué querría el rey ver a una simple cazadora cuando tenía tantas cosas qué hacer? Considerando el armisticio que firmaría dentro de menos de un mes y su labor diaria de mantener el muro alrededor de la ciudad capital.

Pero era la mejor posibilidad que tenía. Si luchaba contra él, perdería sin más. Si descubría que era una mentira y me llevaban a la ciudadela para ejecutarme, no podría hacer nada, no con la cantidad de guardias que la custodiaban.

Y si todo era verdad, si el rey sólo quería tener una plática conmigo —lo cual aún me resultaba ilógico—, volvería a ser libre dentro de poco.

Tragándome mi orgullo y tratando de no pensar en la aplastante derrota que acababa de sufrir, solté mi arco, mi carcaj y mis dagas. Pero conservé los cuchillos encajados en mis botas. Con suerte, no se darían cuenta de aquello.

Un soldado se acercó y recogió mis armas del suelo.

—Bien, revísenla y espósenla —ordenó Libertus a sus subordinados, que se apresuraron hacia mí. Estaba claro que la dichosa suerte no se encontraba de mi lado. Koray gruñó amenazante apenas dieron unos cuantos pasos, pero el sonido quedó atorado en su garganta cuando le dispararon un dardo con lo que suponía sería algún tranquilizante para bestias. Cayó inerte al suelo.

Yo ardía de rabia y frustración. Traté de correr hacia mi amigo, pero los soldados se interpusieron entre ambos. Opuse resistencia, golpeé y pateé cuanto estuvo a mi alcance, pero fue en vano. Pronto estuve rodeada, esposada y completamente desarmada.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jul 09, 2022 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

The Throne of Winter Dawn - Final Fantasy XVWhere stories live. Discover now