❝ Y todos los caminos que tenemos que recorrer son tortuosos, y todas las luces que nos conducen allí nos están cegando.
Hay muchas cosas que me gustaría decirte,
pero no sé cómo❞
-𝐐𝐮𝐢𝐞𝐫𝐨 𝐩𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐞𝐜𝐞𝐫𝐭𝐞, 𝐆𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫. 𝐄𝐧 𝐜𝐮𝐞...
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(Enero 1 de 1994)
Era demasiado tarde cuando Amelie se despertó, tenía un dolor horrible en el cuello, y sentía la cara pegajosa, como si Augusta la hubiera babeado toda la noche. Pero no fue así.
Casi se cae de la silla al sorprenderse de ver que no estaba en su habitación, en cambio abrió sus párpados para encontrase con un montón de ojos grandes que la miraban atentos.
"Oh, oh, la señorita despertó"
Amelie parpadeo un par de veces para ajustar sus ojos a la luz del lugar. Y comenzó a jalar el pantalón de su amigo el cual seguía en un sueño profundo.
"¿Por qué haces tanto ruido, Amy?" Murmuro Theo aun adormilado.
Se levantó de su lugar para ver cómo los elfos domésticos iban de un lado a otro con bandejas de comida, probablemente las que servirían esta mañana para el desayuno.
Desayuno, fue lo primero qué pasó por la mente de Amelie, pero no porque tuviera hambre, su estómago se sentía pesado como para pensar en comida, tal vez por toda el azúcar que ingirieron la noche anterior o más bien madrugada.
Se golpeó mentalmente por dejar que el sueño la venciera, ahora sabía que era tarde, y ellos debían estar en su habitación para ir a clases, seguramente sus amigos ya estaban preguntando por ellos.
"¡Theo despierta!, ¡tenemos que irnos!" lo movió un par de veces sin éxito, hasta que tomó el vaso de agua que uno de los pequeños elfos muy amablemente le ofreció para arrojárselo en la cara, Theo se estremeció por lo fría que estaba.
"¡Maldición Amy, ya estaba despierto!" Se limpió la cara con su pijama y se levantó de su lugar.
"¡Ya camina, vámonos!" Amelie lo empujó hacia la salida, ignorando el hecho de que su mascota ya no estaba, los había abandonado ¡y ni si quiera los despertó!, ella pensó en hablar seriamente con ese gato.
Cuando estaban apunto de cruzar la puerta para salir, Amelie se dio la vuelta para en voz alta agradecer por el pequeño "banquete" que les habían dado todos ellos, incluso le tendió la mano al elfo más cercano, quien la tomó con los ojos brillosos, murmurando para sí mismo: "oh la señorita es tan amable" y luego procediendo a mirarse la misma mano que Amelie le había apretado como si tuviera un especié de trofeo o algo así.
Raro.
Empujó a su amigo por las escaleras devuelva por el mismo camino que el la trajo, agradeciendo saberse ubicar por el castillo porque si no, estarían atrapados cerca de la sala de los tejones y eso arruinaría su imagen.
Pero como siempre Amelie y su triste mala suerte volvieron ala acción, porque cuando estaba apunto de girar un pasillo se toparon con el perfecto de Hufflepuff. O más bien chocaron con el, casi cayéndose al piso si no fuera porque la tomó por el brazo para evitarlo.
