✯ - La hija del rey demonio encontrará a un Aventurero. Uno que Estúpidamente por las prisas no pudo aprender Teleport y ahora su destino cambiará. - ★
★ - Junto a que la hija del Rey demonio no fue a la capital, si no que regreso de inmediato ni bi...
Todo comenzó con lo que fue mi primer movimiento, delante del expectante público solo pude elevar mi espada en un arco curvo que buscaba la cabeza de mi oponente.
Mi ataque es esquivado sin dificultad, casi como una molestia, esa mirada de confianza nunca me mira a los ojos.
Stk.. nunca practique mi esgrima
Levantando mi cuerpo recuerdo mi límite, uno que no podía olvidar.
Salvó que esto era un duelo, si empezará a usar mis estrategias comunes perderé automáticamente
Kazuma: espero me disculpes.
Mi postura se relaja, haciendo una reverencia teatral que no estaría fuera de lugar en una obra.
¿?: ¿Esté es mi oponente? ¡Si es mera escoria¡. Si te rindes quizás de puedas salvar. Matar no me da placer, pero tú eres un caso especial.
Su expresión es sería, la del caballero correcto, la del héroe de turno. Una que seguro me hacia ver cómo un segundo de poca monta.
Kazuma: señor.. agradezco su oferta pero no acepto.
Si lo quería era un teatro, entonces jugaré mi papel perfectamente.
Kazuma: pues siempre acepta un duelo, es la esencia de un caballero.
Sus manos volvieron a su espada, los gritos del público eran sólo de que me matara rápido. No había ningúno que creyera en mi, mentalmente maldije al niño bonito por eso.
¿?: ¡¿A donde vas?!
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El ring era uno grande, pero creo la distancia necesaria. Para lo que quería usar
Kazuma: Arriman De los hijos del Emperador, querido héroe. ¡Pasemos al segundo acto!
Mis palabras solo le hacen fruncir el seño en un irá bestial que buscaría destruirme, sus pasos y movimientos cargados de un excedente de poder que inclusive ahora me genera escalofríos.
Arriman: ¡AahHHH!!!.
En cuestión de parpadeos lo tenía de frente, una visión que se quedó grabada en mis retinas.
La muerte, sus intenciones de matarme y levantar mi cabeza en lo alto me lleno de pavor.
Para mí propia suerte, Esquivó automático actuó sin necesidad de que yo lo hiciera. Moviendo mi cuerpo a la izquierda en lo que su espada se hundía en el suelo del ring.
Esté impacto fue uno que me hizo retumbar los oídos, una nube de polvo levantándose en lo que fue un momento donde mi mente se pedio.
