16: La costa de Medusa

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Al fin puedo decir que tuve un buen momento con Israem. Hablamos poco, y la chaperona rubia estaba de sobra, pero puedo destacar que en este encuentro no hubo techos destruidos o calabozos de por medio. 

De hecho, cuando Israem se despide lo hace con educación, no se limita a desaparecer sin más. No media ni una palabra, pero intercede con una reverencia antes de darme la espalda y blandir su capa lejos de mi presencia.

Quedo algo confundida en cuanto Elius lo persigue. Se comunican por unos segundos lejos de mí, hasta que la mano vuelve con una extraña sonrisa. Aunque, ¿qué es extraño, tratándose de Elius?

No espero a que explique su cara de imbécil y me adelanto.

—Lord Elius, usted y yo tenemos mucho de qué hablar.

—En ese caso, hoy Ara está de buen humor, porque su majestad nos ha concedido a Scarell'Azar para desplazarnos.

—¿Y por qué motivo asume usted que deseo desplazarme en Scar, y por qué subirme nuevamente a la bestia que me rompió el cuello sería señal de que Ara está de buen humor?

—Pobre de Jezrel, le tocará someterse a una reina muy lenta —Elius se sostiene el puente de la nariz como si temiera que empiece a sangrarle—. Princesa, me comprometí a explicarle la azir, y eso pretendo hacer.

—¿Es necesario que tenga la columna rota para entender la explicación? Porque eso es lo que va a ocurrir si vuelvo a subir a eso.

—Exijo respeto para Scarell'Azar, alteza, que él le haya ocasionado una fractura que casi le provoca la muerte no justifica ni que le vomite encima, ni que lo llame "eso".

Mi rostro se mantiene inexpresivo, o al menos eso pretendo, perpetuando la seriedad en espera del remate a un chiste que jamás llega.

—Yo sostendré las riendas de Scar, si eso le hace sentir más segura —agrega—, pero iré detrás. Ya es momento de que se acostumbre al vuelo. Solo imagínese aterrizando en su boda y llenando de vómito a quien la reciba...

Por el escalofrío que recorre a Elius, entiendo que su preocupación es genuina. Y no es para menos, yo no tenía idea de que debía llegar en gripher a la boda. No sé cómo podría evitar el asunto del vómito, honestamente. Debo practicar eso de tragármelo.

El vómito, cochinas. Yo las conozco.

Pero ese no es el asunto que me preocupa inmediatamente, sino...

—Lord Elius, ¿cómo que irá atrás? —Lo señalo al hablar, y de alguna forma el parece asociar mi dedo con un arma, porque retrocede alarmado—. Cuando llegué a este reino hicieron viajar a mi cuñado aparte. El mensajero de Israem me prohibió rotundamente ir acompañada porque supuestamente el rey lo iba a oler... ¡¿Y ahora como si nada Israem le cede su mascota personal para que vuele conmigo a quién sabe dónde?!

Consorte [Saga Sinergia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora