Freaks

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Pasó su pulgar por la pantalla, ya por puro instinto. No tenía nada en específico que la obligara a seguir haciéndolo, simplemente seguía queriendo sentir algo que formara parte de su hermano.

Su teléfono estaba siendo reventado a llamadas de sus amigas. No era para menos, las había dejado plantadas sin explicación. En ese momento ya estaría en casa de Kim, de fiesta... Y ella no tenía ni una razón para festejar.

Ya había llorando, sus ojos estaban algo hinchados y enrojecidos. Había discutido con sus padres por no haber estado más pendientes de Marion, y su garganta se hallaba reseca y pastosa. Volvió a dejar caer su cabeza sobre sus piernas, sollozando levemente. Así había estado por un buen rato, llorando, calmándose, llorando, calmándose nuevamente.

Pero antes de que las lágrimas emanaran de sus ojos por completo, la pantalla del recién cargado teléfono se iluminó, golpeando su rostro con una notificación de mensaje de texto. Sus ojos se abrieron para poder mirar, entrecerrados por la iluminación tan alta.

"Torneo de Freak-Quency a las 12:30 junto a la plaza Dauphine. Todos los Quencys deben estar presentes. François Millan vs Nikolai Santorski."

¿De qué diablos se trataba eso? Dejó escapar una corta risa, ¿Su hermano era tan nerd que asistía a reuniones de un videojuego? Negó con la cabeza, procesando que su hermano jugara el tan famoso juego de realidad virtual.

Pero algo hizo clic en su cabeza. ¿Si Marion jugaba Freak-Quency, y estaba desaparecido, no habrían posibilidades de ser víctima del asesino serial de jugadores?

No... Era imposible... O al menos eso quería pensar.

Decidió que le diría a sus padres para que se diera el dato en la policía. Ellos estaban buscando a Marion en las calles, también buscando contactos en las sedes policiales. Le habían pedido que se quedara, por si su hermano decidía ir a la casa. Lo veía poco probable, pero les obedeció.

Estaba dispuesta a seguir llorando en su cama, pero una idea emergió en su cabeza.

—Ay... sí... —balbuceó, sonriendo después de tantas horas en miseria. Iría al punto de reunión, y podría preguntar por el paradero de Marion. Algún amigo de él asistiría, después de todo parecía estar suscrito o algo similar, para recibir mensajes a tan altas horas de la noche.

Se mordió el labio, mientras buscaba en su closet algo que ponerse que no fuera su uniforme. Se decidió por un vestido amarillo de puntos blancos, de aspecto vintage pero moderno a la vez, algo corto, y un chaleco de jean con mangas largas y de corte hasta la cintura para abrigarse.

Dejó su cabello suelto, sin molestarse en rehacer sus dos coletas, y se puso unas botas marrones a la vez que arreglaba su bolso con su teléfono, el de Marion y algo de dinero.

—¿Y si vuelven? —se preguntó a sí misma, refiriéndose a sus padres. Si llegaban antes y no la conseguían en la casa se metería en graves problemas. Pero le restó importancia; buscar a Marion era mucho más importante.

Por suerte la Plaza Dauphine quedaba cerca, pudiendo ver los árboles frondosos y la zona oscura que se avecinaba ante ella tras cinco minutos de correr. Era un lugar poco seguro, sin luces y víctima de una gran cantidad de árboles que formaban un laberinto lejos de la vista pública. De tanto correr sentía el sudor caer por su cuello y espalda.

Al entrar a lo que era la zona más centrada del amplio lugar, se debatió entre dos caminos. Podía ir al este, pero también al oeste. Bufó, sintiendo que los segundos se convertían en minutos, y que cuando llegara ya no habría nadie a quién cuestionar.

Se decidió en irse a la izquierda, por la zona donde había una hermosa laguna y arbustos de varios tonos de verde. Estaba muy oscuro, solo acompañado por la luz de un solo foco. Pero ella no era ciega, y pudo ver que junto a una banca había alguien.

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⏰ Last updated: May 02, 2017 ⏰

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Freak-Quency  [Miraculous Ladybug] Adrinette.Where stories live. Discover now