Prologo

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Estaba tendida en el frio suelo, se desangraba de una herida en el costado. Trataba de encontrar esa fuerza interior que los héroes guardan para el momento decisivo de su vida. Se encontraba en ese punto entre la vida y la muerte, en el que uno mismo es el que decide si mantenerse unido a la luz o abrir sus brazos para recibir a esa oscura amiga.

Había dejado su forma animal, ahora era una simple humana. Frágil, desnuda y desprotegida.

Iba a morir.

Puedes hacer lo que quieras, nosotros nunca morimos. Si algún día te disparan, si algún día te apuñalan, descuida... la herida cerrara y volverás hacer la misma de antes. Nosotros nunca morimos... somos heridos pero no morimos... somos eternos...

¿Eternos? Su padre le había dicho que eran eternos, inmortales, que podrían vivir para siempre. Sin embargo su padre estaba muerto y ella yacía al borde de un abismo oscuro en una llanura desconocida. Sentía frio y esa era una mala señal. Una señal de debilidad. Nunca había sentido frio.

No había esperanzas para ella, ya todo había acabado. Las lágrimas surcaban sus ojos, de repente sintió el dolor en su corazón. Más que el dolor en su costado lo que más le dolía era el interior. Había perdido a su padre, la única persona que la había protegido, que la había amado... estaba muerta.

Ahora nada quedaba por lo que luchar. Nada que valiera realmente la pena. No tenia otros familiares, salvo una tía que nunca conoció, que nunca conocerá. Resignada cerro los ojos, dando un ultimo respiro antes de rendirse ante la muerte.

Sombras OcultasWhere stories live. Discover now