Capítulo 2

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Y dicho y hecho. Pasaron uno, dos, tres días. Estaba aún en espera. Mi madre insistía en que yo mandara mensajes para preguntar por el puesto pero ya lo había hecho. No hubo respuesta alguna y me resigné. Así que volví a mi encierro, edición: semana dos. Por lo menos ahora me duchaba diario, volviendo un poco a mis hábitos. Aún así no quería salir ni hablar con nadie.

Nunca había tenido un problema con las rupturas, lo prometo. Siempre había sido tan sencillo para mí. Avanzas y listo. Supongo esta va por todas las anteriores. No sabía lo vacía que podía llegarme a sentir. Por lo menos ya no siento como que me estoy muriendo, como el día que hable con Alice por teléfono y me dijo que ya no podíamos seguir. Ahí sí sentí que me arrancaban el corazón, me faltaba el aire. Lo peor es que yo ya sabía, así como supe de la entrevista de trabajo. Mi vocecita interna me lo avisó pero hice caso omiso. Al parecer no todo estuvo "bien", vocecita.

— Ey, tú, ¿vas a ir a esto? —Alex tenía por alguna razón mi celular en su mano. Es la única persona, aparte de mí, que lo podía desbloquear. No era que se supiera la contraseña, sino que había agregado su huella digital al sistema desde siempre. Miré la pantalla. Era un correo de invitación a una conferencia sobre literatura. A mis amigos también los habían invitado. A todos nos encanta el tema y somos fieles a consumir y contar historias.

De hecho, en mi pequeño grupo de íntimos amigos todos nos dedicamos a difundir historias a través del arte de una manera u otra. Primero está Emma, de quién ya les he platicado, ella sí es diseñadora y una de las mejores que conozco. Tiene una sensibilidad para crear increíble. Luego está Sol, periodista. La mejor arma de esa mujer son las palabras y quizá su duro carácter. También está Beto, creativo a más no poder. Lo visual es su fuerte, así como las anécdotas que te llegan a mover el alma. Samuel, mejor conocido como Sam, es ese chico que puede convencerte de cualquier cosa. La persuasión inteligente es lo suyo y por eso mismo se dedica a la mercadotecnia. Por último en este recuento está Anna, quién a pesar de que vive en una ciudad distintas a los demás, se siente muy cercana. El éxito la acompaña siempre y es una líder nata.

— No —contesté a mi hermana. No podía arriesgar toparme con nadie conocido ahora.

—A ver, morra, no mames. Lloriquear no te va a servir de nada más que para agotarte emocionalmente.

— Ajá, ¿y? —Alex me lanzó una mirada asesina.

Y así es cómo ahora estoy caminando a través de las puertas del gran hotel dónde se llevará a cabo el evento. Alex había logrado su cometido y yo me seguía sintiendo miserable. Sabía que en cualquier momento yo podía ir cuesta abajo y terminaría llorando en el baño. Cargando con mis pensamientos negativos fui hacia el elevador, el salón está en el segundo piso. Cuando las puertas se abrieron agradecí que no hubiese nadie en el interior. Entré y marqué el número 3, esperé unos segundos a que se cerrara y nada pasó. Impacientemente me acerqué al botón de cerrar forzadamente. En eso, vi a un chico correr hacia dónde estaba.

— ¡Espera! —alcanzó a llegar antes de que presionara el botón. Las puertas se cerraron de inmediato depués de que él entrara — ¿Amelia?

¿Qué les dije? Sabía que iba a ver gente conocida. Y él no era cualquier persona, era uno de mis amigos más queridos, del cuál no les he contado aún. Había conocido a Adrián hace unos 3 años atrás en una convención sobre literatura. Aunque ya lo ubicaba previamente de internet, cómo al 99% de mis amigos actuales. Hicimos click de inmediato. Y aunque nuestra amistad ha pasado por varios malentendidos y raspones de los que supongo conocerán después, ha estado para mí cada vez que lo he necesitado y viceversa.

— Hola —no sabía qué más decir. Era obvio que estaba sorprendido de verme. Obvio quería contarle todo con lujo de detalle, él comprendería por qué hice lo que hice y todo lo que sucedió. Pero sentía que no era momento.

— ¿Cómo estás? No sabía que estabas aquí. ¿Y Alice?

Otra vez su nombre. Por eso no quería salir. Suena muy tonto y hasta obsesivo el hecho de que me sienta desbalanceada cada que alguien me la menciona, pero realmente me dolía en lo más profundo de mi ser recordar los últimos seis meses.

— Ya fue —el elevador llegó a su destino y salí rápidamente, Adrián me siguió; todo para encontrarnos con más amigos. Quería que la tierra me tragara. No iba a sobrevivir el evento. O al menos eso creía.

Para la mitad de todo este show yo ya había bebido 4 copas de vino y mi talento de compartir información de más había salido a la Luz. Estaba compartiendo mesa con Adrián y tres amigas más; quienes me escucharon y consolaron acerca de lo que pasó, incluso creo que hasta les dije que estaba buscando trabajo. Una de ellas, Renata, incluso se aventuró a contar su propia historia de desamor de la cual nadie tenía idea. Me hizo sentirme menos sola. Aún así era diferente. Ella no había renunciado a todo por amor. Sé que no debería compararme, cada quién tiene su vida y su historia, y claro, yo tomá mis propias (malas) decisiones. Pero yo había dado tanto, sin que Alice siquiera lo pidiera. Y volví con la manos vacías y un hueco en dónde se supone iba el corazón.

Todo iba relativamente bien hasta que Sofía decidió contarnos que ya estaba en sus planes casarse con su actual novio, lo habían hablado y él hasta le había dado anillo de promesa, el cuál nos enseñó.

Estaba en el piso más alto del hotel Gran Plaza, podía ver la arena blanca y el océano color turquesa. Florida nunca dejaba de asombrarme, y creo que esto de vivir en playa ya me estaba gustando demasiado.

— ¡Mira! —Alice señaló hacia la playa. Tres bodas estaban ocurriendo simultáneamente, una al lado de la otra. —Mi mamá mencionó que no podemos escaparnos para casarnos, por cierto.

— ¿Cómo? —la miré.

— Sí, me lo tienes que pedir y seguir el protocolo. Será lindo.

— ¿Me estás pidiendo matrimonio? —sonreí.

—Me lo tienes que pedir a mí —puso sus brazos sobre mis hombros y la besé.

No, otra vez. Me había ido, y mal. Todos seguían charlando y yo me había desvanecido un poco. El evento casi llegaba a su fin. Mi papá mandó un mensaje de que pasaría por mí pronto. Yo tenía la urgencia de regresar a encerrarme en mi cuarto.

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⏰ Last updated: Jul 07, 2020 ⏰

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Siempre, AmeliaWhere stories live. Discover now