Mi deseo secreto en un sueño amargo

Después de tí.

El suave viendo tira y despeina mi cabellera oscura. Pensaba cortarlo terminando el próximo ciclo escolar, será mi primer año en preparatoria, y quizá así llegaría hasta la mitad de mi espalda antes de volver a tenerlo hasta mis hombros, pero me gusta así; solo que no soy capaz de defenderlo.

Me siento inquieta, pero trato de no pensar en nada más que en lo que me rodea. Al filo de la muerte, de alguna manera puede hacerme sentir libre. Esta podría ser la decisión más importante de mi vida, esta podría ser la única vez que puedo elegir algo. Pensarlo me estremece, pero también me calma.

Siempre recurro al mismo lugar día tras día, antes tan solo de paso, pero ahora es costumbre al ir de ida y vuelta del colegio, pero poco a poco fui quedándome más tiempo, y con ello acercarme al filo del puente para admirar el paisaje donde he vaciado más de mil angustias.

La primera vez que trepé al barandal me sentí estúpida y torpe, por necesitar apoyarme con las manos sobre el para equilibrar me; y ahora, alzó los abrazos a mis lados no buscando lo mismo, simplemente, creo que no me importa que pueda ocurrir. Me siento ligera.

— Puedo sentirlo, quiero, ¿Lo deseo? Si, lo deseo. — Murmuré para mí. No le siento triste, sólo un poco sola. La ventaja de lanzarte de un puente es que puedes percibir la frescura del agua subir hasta tu rostro. — Quiero...

— Hey... — Una voz baja interrumpió mi monólogo y me hizo tambalearme sobre el barandal. Me sentía pillada, aunque ese tono parece ¿Aburrido?

— Si, tú ¿Lo harás o quieres que te eche una mano? O un empujón. — Abrí los ojos y voltee, ciertamente no esperaba que alguien me viera. El lugar es tan poco concurrido que ningún asaltante se molesta en intentar algo. Pero ahora, a una distancia poco certera hay un chico con una expresión tan vacía que puede hacer caer a cualquiera en ese par de ojos esmeraldas; son tan bellos, pero opacos; me hacen sentir triste y culpable que no puedo mantener la mía fija. Tomé aire en un momento en silencio antes de poner mis manos sobre el barandal para bajar de el mientras el chico guardaba sus manos dentro de los bolsillos de su suéter azul marino.

— Cállate. No iba a saltar.
— Cómo tu digas. — Contesto con un tono molesto y con decepción, y claro, me sentí ofendida mientras se daba la vuelta indiferente.
— ¡Es cierto! Y aunque fuera así ¿No es tu deber como ser humano ayudar a otro a no cometer algo como atentar contra su vida? — Él se detuvo, y desee que continuará mientras le miraba exaltada. ¿Cuál era mi sentimiento en ese momento? ¿Decepción? ¿Enojo? No quería que nadie sintiera lastima o fuese considerado conmigo, pero maldición, ¿Es acaso la sensación de haber sido expuesta en algo? Es demasiado vergonzoso que puedo sentir enrojecerme. El volteo y quise desaparecer, hasta que una frialdad recorrió mi cuerpo al hacer contacto con sus ojos; era aterrador y esa sonrisa ladeada es maniática.

— Tal vez, pensaba saltar después de ti. — Aquella sensación de frialdad se quedó en todo mi cuerpo; mis manos, pies y cara se congelaban mientras él se alejaba poco a poco. Tense mis labios y lloré, solo podría cubrir mis ojos con aquel mi propio par de manos frías mientras pensaba en aquel precipicio. Estuve apunto de morir, y él me ayudó, y creo que no hacerlo, también lo ayudó a él. Era aterrador, tanto que me congelo la sangre, pero mientras me desahogo comienzo a sentir calidez.

Solo un día más, podré tener algo. No debo pedir un deseo equivocado. Gracias, muchas gracias, desconocido aterrador.

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Autora: Bueno genteeee esta es mi primera historia y la verdad sólo quiero desestresarme, es un hobbie y la verdad no sé mucho sobre esto de escribir jaja... Tengo unas ideas pero tomaré muy en cuenta sus comentarios. Gracias a quienes lo lean :'D (si alguien llega a leer esto jsjs loviiiuuuuuu). <(￣︶￣)>