¿Quién?

0 0 0
                                    

Con el paso del tiempo perdí el sentido del anhelo, solo percisto y avanzo por el número de obligaciones que me absorben. Y esto me provoca, un sentimiento amargo.

Golpeo con la goma del lápiz contra el escritorio, un mal hábito que rompe el silencio del aula amenudo. Nadie le detiene, nadie me calla. Yo solo sonrió por debajo cuando siento una afilada mirada que me atraviesa la espalda. No es un odio, solo es cuestión de motivar una rivalidad, Xia, la chica de atrás, que desearía estar por delante mío incluso durante la clase siento como lo más mínimo la irrita. Y yo, soy una mala chica que disfruta de incentivar ese odio, ¿Qué más podría hacer? Alguna vez intenté ser su amiga y no funcionó.

Las clases finalizaron, con calma recogí mi mochila y sacudí los restos de goma que quedaban encima de mi falda y suéter escolar antes de ser sorprendida por el un abrazo cálido que la rodeó de una fragancia dulce pero varonil.

— Desirée. Oye, ehm... — El chico sacudió su pelo rubio y rizado antes de mirarme de frente. Me soltó, su rostro clamaba su vergüenza y sus palabras se ahogaron. Es tierno, pero no me hace sentir dulzura. Es una sensación agria. — Mis padres creen que debería invitarte a cenar. Bueno, yo personalmente quiero invitarte a cenar, o ver películas. O cenar y ver películas. — Concluyó, y ese par de ojos azulados se fijaron en mi antes de huir al suelo.

Andrew era un chico extranjero, pero debido a los negocios de su familia se ha mudado a mi misma ciudad, es un buen chico, bastante tímido para lo que había escuchado sobre los hombres americanos, pero tan solo por el hecho de ser una relación conveniente lo vuelve irritable. No quiero escucharlo más, me... molesta. Pero es algo que tarde o temprano seguirá. Si no es con él, de seguro me comprometerán con alguien más de su familia.

Sonreí, con esa expresión practicada por años; la expresión de una joven educada casi tan bien como a un noble, esa sonrisa que tuve que aprender a desarrollar para que existan ver mis ojos negros sin vida. Porque la perdí hace mucho, pero no tengo el valor suficiente como para terminarla por completo.
Ví mi imagen reflejarse en los ojos de Andrew, dejando para todos claro la teoría sobre la bien vista mejor pareja que podríamos convertirnos. Me duele el estómago por contenerlo.
— Sería espléndido.... — Pause. Soy una mala persona. — Pero ... — Tal vez por eso que no soy libre. — Prometí a Muo que le ayudaría a estudiar toda esta semana. — Se que esta excusa me costará muy cara cuando mi padre se entere que lo estoy rechazando por una compañera de clase. — Por favor, disculpame con la familia Zhou. — Él se ve decepcionado pero comprensible, fue criado de otra manera, lejos de toda influencia de cómo se hacen las cosas aquí, incluso de su familia. Es más puro de lo que yo podría ser; un alma negra. Por eso lo aborrezco.

— Habrá otro momento, pero por favor dime cuándo estés libre o necesites algo. — Se alejó, y con una última sonrisa sacudió su mano para despedirse. Yo Permanecí inmóvil por un momento, esperando a que se alejara lo suficiente como para no pedirme acompañarme.

— ¡De-si-rée! — Una voz escandalosa perforó mis tímpanos, e hizo sentir que mi alrededor retumbara haciéndome dar un brinco como un gato asustado buscando por donde demonios salir huyendo.
— ¡Muo! ¡¿Qué demonios te pasa?!
— Siento interrumpirte pero parecía que estabas siendo rodeada por malos espíritus que tenían la intensión de arrastrarte al Inframundo y yo no estaba dispuesta a perder así a mi chica. — Contestó con una sonrisa burlona y tan grande que podría ver su dentadura completa. Ella, una amistad por conveniencia que acepta todo lo que se le impone, incluso estar conmigo se le ha obligado desde la infancia. Aunque ella, pareciera tomarlo mejor que yo.
— Ya te he dicho que no me digas así, puede prestarse a malas interpretaciones. — Conteste conteniendo mi mal humor, aunque le mostrase lo verdaderamente mal que me pone su actitud, sólo le molestaría más. — ¿Ya nos vamos? He dejado a Andrew plantado para poder estudiar así que espero que esta vez te lo tomes enserio y dejes de el celular... —Me detuve, ella mantenía una expresión ¿culpable? No quiero creerlo, se lo que puede significar.
— ¡Lo siento! — Exclamó, casi forzandose al llanto
— Calla. — Murmuré inexpresiva.
— Mis padres me han arreglado una cita el día de hoy y no puedo negarme, ya sabes cómo son. — Lloriqueo.
— No finjas conmigo, lo has esperado por estos cuatro últimos meses.
— Desirée, no me hables así, sabes que después de que termine con mi ex he necesitado salir.
— Admiro el valor de tus padres por buscarte otra cita después de la última.
—Oye, no seas cruel. — Mencionó con indignación.— Además solo es cuestión de tiempo para que también te hagan salir con alguien. Apuesto que se han tardado tanto por no saber quién podría domar tan frío corazón. — Concluyó, dramatizando antes de darme un abrazo.
Cierto, se han tardado, pero también sé que durante los últimos eventos me han hecho acompañarlos y claro, también han hecho mencionar a sus socios el tema de sus hijos. Es solo cuestión de tiempo, antes de que tenga que mudarme a otra jaula de oro.
— No digas tonterías. Así que, si estarás ocupada me iré.
— Me haces sentir culpable.
— No tendría porqué, es tu obligación. — Clave mi mirada en ella después de articular mi última palabra y hacerla callar. Soy una mala persona.
— Hasta mañana Desirée. — Se despidió con una sonrisa más ligera.
— Hasta luego, Muo.

Mi deseo secreto en un sueño amargoWhere stories live. Discover now