El error de Lady Susan- Verónica Mengual

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▪ ¿Quién se creía que era él para hablarle a la futura duquesa de Ashton con tal descaro? Inaudito. Y lo más lamentable es que el tono de su voz era tan grueso y sensual como su propia apariencia de guerrero perdido en el tiempo.

▪ La indignación de ella le agradó. Al menos estaba tan molesta como él. Estaba decidido a enseñarle modales a esta bruja con cara de ángel.

▪ Esa mujer era un ángel. Un ángel por fuera, pero un demonio por dentro;

▪ Su risa era música para sus oídos. Él estaba completamente eclipsado, perdido ante esa visión de ella. ¿Era un ángel o un demonio? Él no sabía qué pensar.

▪ Ese hombre frente a ella era más peligroso que el de esta mañana porque todavía era más apuesto...

▪ La cercanía de Susan lo estaba volviendo loco por segundos, llevándolo a una dulce agonía por la que se dejaría asesinar.

▪ -Nunca imaginé que un vikingo pudiera tener los ojos más bonitos que jamás haya visto.

▪ Susan tenía título, prestigio, caros ropajes, comida abundante; pero las necesidades más básicas, como el amor de una familia, hubo de buscarlas fuera del hogar de los Somerset.

▪ Lo mejor será que se deje llevar y no tema nada. El destino es algo incomprensible que escapa a nuestro control. Lo que haya de ser, será.

▪ Permítase vivir el presente, y preocúpese por los problemas cuando lleguen, que tardarán en llegar. No tiene caso apenarse por lo que aún no ha sucedido y no se puede evitar.

▪ Todo lo que Sue hacía, estaba mal hecho, pensado o dicho. Y las equivocaciones se pagaban con hambre, soledad o golpes.

▪ ¿En qué estuvo pensado cuando la besó hacía pocas horas? En que necesitaba saber la textura de esos sonrosados labios que le llamaban a gritos ensordecedores.

▪ ¿Acaso un sapo podría competir por las atenciones de semejante mujer?

▪ Un único día, una sola mirada, es lo que le había bastado a Leonel Jones para caer de rodillas ante una mujer por la que haría cualquier cosa, incluso inmoral.

▪ Ya que sabía que iba a ir de cabeza al infierno por todo lo que en un único día había hecho con la dama -que además estaba muy por encima de él-, por lo menos se aseguraría de que el diablo lo recibiera con los brazos abiertos.

▪ Si había que pecar, pecaría sin reparos, como el Ángel Negro mandaba.

▪ La besé una vez, pero si lo que quiere es que la vuelva a besar, solo debe pedirlo y estaré más que encantado de complacerla, milady.

▪ Mi primer beso estaba destinado a mi marido. No a usted.

▪ No le disgustarán tanto mis besos cuando se entrega tan fácil y plácidamente a ellos, milady.

▪ Tamponó con su boca la de ella para tragarse su placer. Lo quería todo de ella. La necesitaba como el aire para vivir.

▪ Ahora que te he encontrado no estoy dispuesto a perderte.

▪ La montó en su semental, pero no sin antes darle un beso. Un beso digno de un príncipe, pues ella era su princesa y él había dejado de ser un sapo.

▪ Amar y ser amada era un sueño hecho realidad. ¿Cómo alguien era capaz de vivir sin amor, sin besos, sin caricias, sin ternura?

▪ Él era su destino. Su amor secreto era excitante.

▪ Mi ángel, no sé qué clase de sortilegio has esparcido a mi alrededor pero funciona. Me tienes preso de tus múltiples encantos. Una sonrisa tuya y me derrito.

Frases Del Olimpo. Vol 3Where stories live. Discover now