Capítulo 2

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-Mierda, Leah -masculló Edward, casi al borde de las lágrimas-. ¿Vas a morir?

Asentí con la cabeza, haciendo movimientos suaves. Intenté sonreír, y dado mi estado de ánimo debo admitir que me salió bastante bien.

Edward, al menos, había reaccionado mejor que Logan al escuchar lo que tenía para decir.

-Y ¿estás embarazada?- preguntó.

-No. Hoy me vino la regla.

Algunas veces, en los controles, si ya habías tenido tu primera vez y, además, estabas embarazada, te dejaban vivir lo suficiente para ver a tu bebé. Luego te mataban y decidían qué hacer con tu hijo. Si matarlo o dejarlo vivir como un esclavo.

Sí, bastante crueles.

Pero, si no tenías esa suerte, te mataban y sacaban el feto de tu vientre para experimentar con él.

¡Que bonita sociedad! -nótese el sarcasmo-.

-Además,-continué en tono monótono-estar embarazado solo hubiera empeorado las cosas. No sabemos con certeza si me dejarían vivir por eso.

Me miró a los ojos durante unos minutos. No sentía que hubiera nada más que agregar y si decía algo más, temía meter la pata.

Sus ojos escrutaron mi rostro, haciéndome sentir incómoda. Lo observé meditar en silencio, sin apartar la vista. Las lágrimas volvieron a inundar mis mejillas al pensar que tal vez, esas fueran las últimas veces en las que podría observarlo.

-No llores, por favor.

Su voz estaba quebrada, ya no era alegre como acostumbraba.

-Estoy bien. Solo... que te extrañaré allí arriba- pronuncié sonriendo y señalando el techo.

Soltó una carcajada y, estoy casi segura, de que lo hizo solo para alivianar el ambiente. Se acercó a mí y me abrazó. Enterré el rostro en su cuello y no me importó mojarle la chaqueta con las lágrimas.

Ahora solo quedaban tres días para el maldito control. El control que acabaría con mi vida.

Logan no me había hablado aquel día en la escuela y Jake ni siquiera había aparecido. El único que no me había evitado olímpicamente era Edward. Y le estaba muy agradecida por ello.

-Hey, chicos-una voz masculina desde la puerta de mi habitación-. ¿Se queda a comer este capullo?

Reí con el comentaro de Jordan. Amaba a mi hermano, más cuando bromeaba de aquella manera con mis amigos.

-Solo si tú no comes aquí- respondió Ed secándome las lágrimas disimuladamente con su hombro.

-Leah, ¿tú quieres que se quede?

-Claro-asentí sorbiendo la nariz y volteándome para sonreírle a mi hermano.

Me devolvió el gesto y admito que eso me reconfortó. Me partía el alma tener que pensar en cómo decirle que perdería a su única familia en un par de días. Me puse en pie -ya que est'bamos sentados en el suelo- y estiré mi espalda.

Eddie me imitó y me sonrió. Me dedicó un apretón en el brazo y salió de mi habitación para que pudiera vestirme tranquila.

Aún llevaba el uniforme escolar y era bstante incómodo para estar en casa relajada. Me observé en el espejo de cuerpo entero: mi coleta baja estaba toda enmarañada y desprolija, mis pantalones grises de seda todos arrugados, la camiseta del mismo color desaliñada y por último mi rostro. Más pálido de lo común. Mucho más pálido.

Apresé mi labio inferior con mis dientes y tomé el maquillaje. Me di un toque de colorete para que Jordan no sospechase nada y cuando acabé, me di cuenta de que eso resultaba peor.

The MistakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora