EPÍLOGO

90.6K 6.5K 4.1K
                                    

TODO LO QUE NUNCA SEREMOS



Pierce

Dos meses después:

El camino a mi restaurante había sido larguísimo, pero a decir verdad no podía seguir perdiendo el tiempo, había tomado una decisión y era hora de hacerme cargo de mis propios actos.

Suspire con un poco de fastidio al ser casi imposible conseguir un lugar para estacionar, Nueva York, sea la época del año que sea, era siempre un mundo de gente.

Termine metiendo la camioneta en una cochera, a un par de cuadras del restaurante, donde a pesar de la brisa fría que recorría aquella mañana, sentía el sudor cubriendo mi nuca.

«Anda Pierce» me apremie para mis adentros. «No seas un gilipollas, de todas formas, ¿que puede salir mal?»

El camino a pie, a pesar del tiempo que me había tardado en llegar al centro de la ciudad, se me hizo dolorosamente corto, pero tomé un suave respiro hondo antes de entrar al restaurante. De todos los que poseía, La troufe de rouge era mi favorito, el olor a especias que te recibía nada más entrar, el ambiente, la decoración, para mi todo era perfecto.

Amaba este lugar, pero lo que había dentro de él también era lo que lo hacía realmente especial, el grupo de trabajo aquí era dentro de todo fácil, en la gastronomía por lo general era difícil crear buenos ambientes de trabajo, los cocineros solemos ser un poco difíciles, pero aquí todos se llevaban relativamente bien y con el tiempo, aprendieron a trabajar en equipo.

Isabella no estaba en la entrada y cuando miré el reloj en mi muñeca, me di cuenta de que faltaban cuarenta minutos para que comenzara el servicio, por lo tanto supuse que estaría por ahí, haciendo alguna de sus otras responsabilidades. Me había llegado su mail, con la solicitud de que ahora su horario sería siempre de mañana, debido que todos sus exámenes se llevaban a cabo por la tarde.

Isabella estaba a nada de graduarse y aquel pensamiento me hizo sonreír.

Trague duro cuando sin poder evitarlo recorrí con la mirada el restaurante, buscándola, a pesar de que habían pasado dos meses, dos meses desde la última vez que la había visto, me encontré buscándola...

¿Me odiaría? ¿Se habría olvidado de mi? ¿Estaría saliendo con alguien?

Lo que había pasado aquella noche, lo que habíamos compartido, lo que me di cuenta que sentía..., joder, me acojone, me acojone cómo nunca me había acojonado en mi vida y por más que le prometí que siempre iba a estar para ella, una vez que se quedó dormida acurrucada entre mis brazos, una vez que estuve horas observándola, preguntándome qué mierda estaba pasando conmigo, no pude evitar sentir miedo, por mi, pero por sobre todo por ella, porque no sabía si podía darle todo lo que se merecía, porque Minerva se merecía que le dieran el mundo a sus pies, merecía que la amaran con fiereza y yo..., yo tenía a Alyssa y no podía dejarla ir así como así.

Y darme cuenta de lo que empezaba a sentir...

No podía aceptarlo, no podía siquiera cruzarse por mi cabeza no terminar con Alyssa en mi vida. Porque nos habíamos jurado que una vez que nos recuperáramos de lo que nos había pasado, de todos esos embarazos perdidos, cuando la culpa había comenzado a torturar la relación, cuando lo único que hacíamos era discutir..., decidimos tomarnos un tiempo, pero no duramos ni dos meses lejos el uno del otro, por que nosotros no nos separamos por no amarnos, nos separamos por que nos amábamos mucho y nos dimos cuenta que pasara el tiempo que pasara, siempre volvíamos el uno al otro.

Pecado con sabor a chocolate [+21] ©️ LIBRO 1Where stories live. Discover now