25.

981 131 66
                                    

El joven leyó nuevamente la carta que tenía entre manos, sonrío al verla, la puso al final de todas las cartas y procedió a atarlas con un delgado liston, metió una pequeña flor entre el nudo de este, al verlo sonrío.

Aunque sentía un hormigueo en su pecho ¿Cuáles eran las probabilidades de que al leer esa última carta ella llegará al parque de cerezos? ¿Se había precipitado? Se puso de pie, tomó su chaqueta y su mochila, en donde oculto sus cartas, su madre creía que ese era su último día de escuela, cuando en realidad había sido el día anterior.

Salio de su casa, estaba inseguro sobre lo que iba a hacer, sacudió su cabeza, debía dejar sus malos pensamientos de lado. Camino hasta la estación, en el transcurso practicó nuevamente lo que diría, no quería quedar como un tonto frente a ella.

Al llegar, se detuvo, su mente estaba hecha un lió, ignoró sus pensamientos, bajó las gradas lentamente, ahí vio a la joven, en espera del tren, se veía tan hermosa como la primera ves que la miró, respiro profundo tratando de tomar valor para lo que se proponía a hacer, sus manos sudaban y sus piernas temblaban como gelatina. Empezó a caminar hacia ella, esta lo vio de reojo, pero lo ignoró, él se sentó a su lado, ella transmitía un aura de nerviosismo.

-Hola, me llamo Will-se presentó él con una dulce sonrisa.

No hubo respuesta por parte de ella, él sacó de su mochila el paquete de cartas que había hecho, sonrío al verlo, extendió su brazo para que ella las tomara, esta se sorprendió, no sabía que sucedía.

-Te parecera algo loco-se rio tímido -quizá tonto, pero yo...

Esta vez ella lo observó atentamente, él se sentía avergonzado, su rostro estaba completamente rojo, sentía que su corazón se le salía del pecho, pero ya había llegado bastante lejos, no podía echarse para atrás ahora.

-Estoy enamorado de ti-confesó-te escribi estas cartas, quizá la palabra notas sea más apropiada, bueno...me gustaría que las leyeras.

Ella se hallaba perpleja, se puso de pie, intentó decir algo pero las palabras no salían, tomó su mochila y comenzó a correr, William se quedó desconcertado, reaccionó prontamente y empezó a seguirla, la adolescente se perdía entre la multitud, él estaba agotado, sentía que su corazón se rompia, deseaba alcanzarla para entregarle sus notas, en verdad quería que conociera sus sentimientos. Empujaba a las personas desesperado, no podía perderla.

Ella se detuvo al ver que no había escapatoria, había llegado al final de la estación, volteo a verlo apenada, sus ojos estaban llenos de lágrimas, él estaba agitado.

-No quise incomodarte...lo siento-habló él.

Ella no respondió, sólo lo observaba, sus piernas temblaban, él comenzó a caminar hacia ella despacio, para demostrarle que no debia tenerle miedo.

-El tren 218 está llegando a la estación-hablo la mujer en el parlante.

-¡Tú no deberías estar enamorado de mí!-alegó la chica.

Solo se veían cara a cara, él pudo notar una gran tristeza los ojos de la chica, quería decir algo pero sentía un nudo en su garganta. Ella corrió rápidamente, él trato de alcanzarla, pero la joven se lanzó a las vías del tren, él soltó un grito. El tren pasó tan aceleradamente, causando una brisa.

Empezó a temblar, sus piernas se debilitaron, haciéndolo caer al suelo, se llevó una mano a la boca, estaba atónito. Cerró sus ojos, unas lágrimas se le escaparon, no creía lo que había sucedido.

El tren terminó de pasar, al abrir sus ojos, observo que la chica estaba de pie en las vías, viéndolo con mucha tristeza, susurrando un lo siento, que fue casi inaudible, procedió a caminar hacia el túnel desapareciendo del lugar.

Él se quedó en shock, las personas se acercaban a verlo preocupados, pero él no les prestaba atención, estaba perdido en sus pensamientos, no podía creer lo que sucedió, él...se había enamorado de un fantasma.

Fin.

La chica del trenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora