La llamada

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Sofi caminaba de un lado al otro por los pasillos de joyería tratando de encontrar un collar que combinara perfectamente con la ropa que usaría en la fiesta de fin de curso en casa de Natalia. La fiesta sería el próximo viernes y tenía que verse bien, esas fiestas siempre tenían algo especial. 

Pasaban los minutos y no podía decidirse, uno de los collares que le gustaron era muy lindo, color azul con toques dorados, y el otro tenía un elegante color plateado. Le costaba mucho decidirse, solo llevaba dinero para comprarse uno de los 2 y el tiempo se le acababa, tenía que regresar a casa antes de las 7.

Sofi sabía que podía ir a casa y tomar dinero de sus ahorros, o incluso pedirle a papá que le comprara los collares que tanto le habían gustado, después de todo siempre había sido la niña de papá. Pero no quería esperar y tener que hacer otro viaje de vuelta a la tienda, entonces tomó una decisión, rápidamente volteó a su alrededor esperando que no hubiera personas mirándola y metió el collar plateado en la bolsa pequeña de su mochila. Después pretendió seguir observando otros collares mientras sostenía el collar azul con dorado en su mano, esto con el fin de despistar a algún mirón. 

Unos segundos después de toda la maniobra, Sofi fue a la caja para pagar el collar azul, por lo menos así pagaría algo. Tras haber pagado se dirigió tranquilamente hacia la salida. Sintió que el corazón se le iba a salir, pero sabía que debía mantener la compostura.

De repente un hombre con uniforme apareció de la nada y le obstruyó el pasó.

"¿A donde va señorita?" Preguntó el hombre.

 Sofi sintió su corazón detenerse. 

"A la salida, ¿a dónde más?" Respondió tratando de sonar irritada.

"Pues para salir, antes tienes que pagar" Dijo el hombre.

El hombre era el guardia de seguridad y aunque su voz era un poco intimidante, no parecía ser una mala persona, de hecho, en cierta forma le recordaba a su abuelo por el abundante bigote.

Sofi empezó a sentir pánico,  pero logró controlarse y contestar educadamente. "Pero sí pagué, mire, aquí está mi ticket". Entonces mostró el ticket que aún llevaba en la mano.

"¿y también pagaste el collar que metiste en tu mochila?" Preguntó el guardia.

"¡Oh es cierto!, olvidé regresarlo a su lugar, una disculpa señor" Atinó a decir Sofi tratando de sonar inocente.

"Acompáñame a la oficina por favor" Ordenó el guardia.

Sofi sintió como se ataba un nudo en su garganta "Pero señor fue un accidente, sólo olvidé regresarlo a su lugar". 

"Vamos a la oficina o llamo a la policía, tu decides" Dijo el guardia, pero antes de que Sofi pudiera responder la tomó por el hombro y la dirigió hacia su oficina. 

Sin poner resistencia Sofi caminó con el hombre, tratando de no llamar la atención más de lo necesario. 

"Señor por favor créame, yo no iba a robar nada, no era mi intención" Dijo Sofi entrando a la oficina, pero sabía que realmente no había forma de justificarse.

"Jovencita, lo que acabas de hacer se llama robar, entonces tienes 2 opciones, podemos llamar a tus padres para que les expliques lo que pasó o le hablo a la policía para que les expliques a ellos"

Sofi intentó pensar qué más podría hacer para escapar de la situación, pero tras un par de segundos reconoció que no había alternativa, tenía que llamar a papá.

"A mi papá" Contestó Sofi con la voz temblorosa.

"De acuerdo, anota aquí tu nombre y el número de teléfono" Ordenó el guardia con un tono más calmado. 

"Ah, y entrégame el collar" Agregó.

Sofi era una buena niña,  educada y generalmente muy responsable en la escuela, por lo que en pocas ocasiones había significado un problema de disciplina, aunque claro que de vez en cuando, como toda niña se las arreglaba para meterse en problemas.  Su padre siempre ha preferido utilizar las palabras para corregirla, sin embargo, en contadas, pero memorables ocasiones había recurrido a las nalgadas cuando lo consideró necesario.

Sofi obedeció y después se sentó en la vieja silla que estaba frente al escritorio.

El guardia llamó al padre de Sofi, y le explicó la situación a grandes rasgos. Para Sofi fue horrible y vergonzoso tener que escucharlo hablando de ella de esa forma, pero por lo menos ya no sería ella la primera en tener que darle la noticia a papá. 

"De acuerdo, aquí lo espero" Dijo el guardia y colgó el teléfono. "Tu padre vendrá a recogerte" Añadió mientras se sentaba en la otra silla.

Sofi solo asintió con la cabeza.

Mientras Sofi esperaba, sus pensamientos se concentraban en lo muy decepcionado que papá estaría. También sabía que estaría furioso y que seguramente le esperaría un buen castigo, pero lo que más le preocupaba era decepcionarlo, el solo pensarlo provocó que sus ojos se llenaran  de lágrimas.

No había pasado más de media hora cuando tocaron la puerta de la oficina. Ambos hombres se presentaron y el guardia fue directo al grano explicando que a través de las cámaras de seguridad, había observado a Sofi robando. Mientras el padre de Sofi escuchaba al guardia  volteó a verla, pero ella solo bajó la mirada y después agachó la cabeza. Ese pequeño gesto de su hija le bastó para saber que lo que relataba el guardia era verdad. 

El padre de Sofi sintió como la sangre empezaba a hervirle, pero respiró profundamente y con calma dijo "Señor le pido una disculpa por lo que pasó, no me explicó la razón por la que mi hija hizo lo que hizo, pero le aseguro será castigada y que no volverá a suceder".

"!Levántate y ven acá Ana Sofía!" Ordenó el padre de Sofi.

Sofi obedeció rápidamente, aunque con miedo, papá casi nunca la llamaba por su nombre completo y menos le hablaba de esa forma.

"Discúlpate y dile al señor que no volverá a suceder" Le ordenó.

"P...perdón señor, no lo volveré a hacer"

"De acuerdo Niña, eso espero" Contestó el guardia.

Ambos hombres intercambiaron unas cuantas palabras más y terminaron la conversación con un apretón de manos.

Una vez fuera de la oficina el padre de Sofi la tomó firmemente de la mano y la llevó hacia la salida de la tienda.

Sofi sentía que papá le estaba apretando mucho la mano y que caminaba muy rápido para ella, pero sabía que una queja en ese momento simplemente empeoraría su situación, entonces solo dijo "Perdón" con una voz temerosa.

Papá no respondió.

"¿Pa?...papi perdón" Insistió Sofi, pero no obtuvo reacción alguna de su padre por el resto del camino hacia el estacionamiento.

Para ella el silencio de su padre era incluso peor que ir escuchando sus sermones. El nudo en su garganta empezaba a formarse de nuevo mientras su mente trataba de convencerla de que su padre nunca la perdonaría.

En cuanto llegaron al estacionamiento el padre de Sofi soltó su mano y dirigió su mirada hacia ella. "Te vas directo a la casa" Le ordenó.

"Sí papi" contestó.

Sofi subió a su auto y se fue inmediatamente a casa como se le había ordenado. Su padre subió a su auto y esperó unos cuantos minutos antes de arrancar, debía tranquilizarse.














Ana Sofía-Historia de nalgadasWhere stories live. Discover now