༎ WE COULD REACH FOR DIVINITY IF IT WASN'T FOR THE SOCIETY ༎

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El presente capítulo surgió como un relato exclusivo escrito con motivo de la antología "Un toque extra de amor" del perfil WattpadEspanol, basando su argumento en el drama vital de uno de los personajes secundarios de la obra.

El presente capítulo surgió como un relato exclusivo escrito con motivo de la antología "Un toque extra de amor" del perfil WattpadEspanol, basando su argumento en el drama vital de uno de los personajes secundarios de la obra

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Entre los cuadernos de clase de Carlos nos encontramos con la gran colección de un artista que atesora sus poemas, bocetos y misivas como si fuesen el aire que respiran sus pulmones. Son sus obras, tan sencillas en lo objetivo como exacerbadas en su sentimentalismo, las que nos muestran una realidad tangible que, sin embargo, parece pasar desapercibida entre los ritos de la sociedad.

La confianza que deposita en su amiga, Héloïse, se ve truncada cuando le revelan acerca de su derrota contra este mundo. Es así como Carlos, privado de su refugio seguro, arremete contra los frutos de su vida y su máxima expresión se pierde, junto a la tinta y las acuarelas, en las llamas que decoran la chimenea de su hogar. Las lágrimas arrastran los recuerdos para con ella y en su odio encontramos que el amor se torna amargo cuando la condición no es compartida.

De entre los restos de su vida nos queda esta epístola perdida, dedicada a él, a su Cervatillo, a la musa de sus retratos escondidos, a la escultura por quien creó arte, a quien consideró arte, y por quien morir, en pos del arte:

«Hay veneno en ese aula. Es tóxico, y hace daño a las personas. Sinceramente, no quiero forjar lazos con gente envenenada. Suficiente tengo ya con mi propio dolor.

Acudimos allí compartiendo una cantidad insana de tiempo con otros, pretendiendo que son nuestros amigos, riendo sus chismes e intentando llevarnos bien, pero lo cierto es que en cuanto acabe el ciclo lectivo no habrá nada que nos una. No quedará el espejismo de nuestras falsas amistades, y cada cual quedará en el recuerdo de otra persona como un rostro más en su vida; un vago intento de socialización por miedo a la soledad y el tener que afrontar una transición por tu cuenta y riesgo.

Estoy acostumbrado a leer que hay personas que perciben cómo se sienten otras por su expresión y su mirada, pero tardé años en conocerte y entenderlo. A veces presuponemos cosas que nos duelen cuando descubrimos que son verdad. Ojalá no hubiera tenido nunca que enfrentarme a tus demonios, teniendo aquí tan revoltosos a los míos. Jamás seré capaz de descubrir cuando merece la pena intentarlo. Siempre cometeré los mismos grandes errores, una y otra vez...

Ahora procuro pasar a tu lado y no distraerme pensando en lo fácil que hubiera sido acercarme a ti cuando tuve la oportunidad, en vez de acobardarme por los sucesos que nunca acontecieron nada más que en mi cabeza.

Probablemente nada hubiese cambiado de haberme sentado a tu lado aquel primer día de clase. Aunque hubiese llegado a apreciarte, a quererte; aunque hubiésemos sido los mejores amigos y nos hubiéramos acompañado en interminables aventuras, lo cierto es que con toda seguridad también habría estado pensado en qué hubiera pasado si me hubiera sentado al lado de aquella otra persona.

Puesto que es la convivencia la que forja los lazos, y el tiempo y su distancia quienes se encargan de desatarlos, dime: ¿Qué sentido habría tenido nuestra amistad? Pudimos ser amigos, pero sé que no habría funcionado, porque tú perteneces a este mundo y yo sigo nadando entre las estrellas. Es mejor conformarse con lo que tenemos si ya no lo podemos cambiar, a pesar de que siga observándote cuando te ríes, por el rabillo del ojo.

Sería genial poder expresarte con toda sinceridad que no hubiera estado de más si, de vez en cuando, hubieses mostrado algo más de apoyo y entusiasmo por mis decisiones y las cosas que te susurro al oído, en vez de ser siempre yo quien tienda la mano y acabe con la muñeca rota.

Es probable que pienses que soy indestructible si sólo te fijas en la parte fuerte de mí, por muy fácil que sea ver que me doblo, y me rompo, y me duele tanto o más que a cualquier otra persona a mi alrededor.

Resulta gracioso que, tras todo este tiempo, todavía no sepamos con quién estamos hablando cuando nos sentamos a cenar juntos una noche de domingo. Brindo por la inocencia perdida y las caras largas que coronarán nuestra existencia adulta. Traed un ramo de flores al entierro de la mesa 22.

Odio el hecho de que lo mejor de nuestra convivencia sea el decirte adiós. Me limpio con un paño los ojos cada vez que recuerdo lo que fuiste; cada vez que veo en qué te has convertido.

Cuando te dibujé a escondidas en clase pensé que ese retrato se parecía demasiado a ti, y que por fin podría observarte largo y tendido sin temor a que dirigieses tu vista hacia mí y me pillaras; pero con el paso del tiempo, los rasgos de tu cara se me van difuminando en la memoria, y ahora, al voltear la vista hacia el boceto, lo veo cada vez más y más borroso; hasta que no se parezca a ti, ni quede el recuerdo ni las palabras de todo lo que me hiciste sentir.»

Aquel día me comunicaron que Héloïse había partido hacia las estrellas y, por primera vez en mucho tiempo, me pregunté si, quizá, debiera acompañarla...

HÉLOÏSE ©Where stories live. Discover now