Capítulo 12

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Éramos la perfección juntos... Lastima que lo perfecto no existe.

Pov Narrador Omnisciente.

La noche había caído y la familia Garzón habían pisado su hogar totalmente cansados, despues de dejar en sus respectivas casas a las mejores amigas de María José.

Aún cuando los Garzón sentían el cansancio en sus cuerpos, no negaban que habían pasado unos días amenos y divertidos junto a la familia Calle. Y eso María José lo había confirmado muchas veces en su mente.

Su mente de alguna forma no procesaba el hecho de que, Daniela le había dado dos orgasmos, sus primeros orgasmos, había robado sus primeros besos y también, habían empezado un juego entre ambas que era peligroso, pero no tanto cómo para llevarlo a cabo.

Ahora la morena se encontraba en la comodidad de su cama, con su pijama, leyendo un libro con sus respectivos lentes que había extrañado usar.

— Quiero dormir mil siglos.— Mencionaba Valentina arrastrando los pies, entrando a la habitación de su hermana.

— Mañana debemos trabajar.— Respondió María José en un resoplido, Valentina se quejó.

—¡Ya! ¡Ya no quiero ese tonto trabajo!— Valentina caía a la cama de su hermana menor de golpe.

— Yo tampoco...— Murmuró la morena con duda, Valentina alzó su cabeza y vió a su hermana enchinando los ojos.

— Hablando del club... Quiero saber que pasó ayer.— Presionó Valentina, sentandose en la cama de la morena en forma de indio.

— Solo nos dimos besos.— Se excusó María José, haciéndose la desentendida.

—¿Besos en la concha o dónde más?— Arrojó la mayor con mala cara, la morena se sonrojó.

— No seas vulgar, Valentina.— Regañó María José negando con su cabeza, aún con sus mejillas sonrojadas.

— Déjate de pendejadas.— Contestó Valentina divertida, le quitó los lentes a su hermana y empezó a jugar con ellos.—¿Te desvirgaron o no?— Preguntó poniéndose los lentes.

— Uhmm.— María José se quedó pensativa.— Bueno no, aún no.— Concluyó encogiéndose de hombros.

— Aaah, hicieron jugo de papaya.— Soltó Valentina con experiencia, jugando con los lentes de su hermana.

—¿Jugo de qué?— Inquirió la peliazul frunciendo el ceño y los labios.

— De papaya.— Replicó Valentina rodando los ojos.— O sea, rozaron e hicieron el tsk tsk.— Añadía la mayor, uniendo sus manos y rozarlas entre si, María José abrió la boca sorprendida y avergonzada.

—¿Podrías dejar de ser tan vulgar?— Regañó con su cara color rojo, quitándole los lentes a su hermana.

La mayor soltó una carcajada.— Ay por favor, es normal.— Se defendió con simpleza.—¿Tuviste orgasmos? Son maravillosos, chihuahua.— Agregó Valentina mordiendo su labio inferior y llevando una mano a su pecho.

— Eres una degenerada.— Respondió María José cerrando el libro y ponerlo en la mesita de noche.

— Y tú una mojigata.— La morena rodó los ojos, acomodó sus lentes y vió a su hermana.

— Ya déjame.— Pidió bufando, Valentina negó con su cabeza divertida.— No te contaré nada de lo que pasó.— Determinó la morena cruzándose de brazos.

— Aburridaaa.— Canturreó la mayor con flojera.

— Eres un dolor de-

La morena se callaba y tomaba su teléfono a un lado, estaba sonando constante. Vió el nombre en la pantalla y su corazón se agitó y tragó grueso.

La lista || TerminadaOnde as histórias ganham vida. Descobre agora