4. El convivio (marzo)

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—¡Hace mucho frío! —exclamó Augustine quien estaba sentada en una silla del comedor de su casa, calentando sus manos con la boca.

—Bastante —respondió su madre, la señora Lucía Hernández—, pero ese no es el problema. No hay agua y ahora tenemos que hacer estas cosas —dijo respecto al hielo descongelándose en el fuego de la estufa.

La familia de Augustine vivía en un departamento mediano de Nueva York que les costaba $1800, lo cual era traducido en mucho dinero. Por fortuna la familia Sánchez no tenía malos ingresos y podían vivir plenamente en esa nueva ciudad, sólo que a veces pasaban cosas incontrolables como la de ese día.

—El internet dice que pongas un poco de hielo, esperes que se descongele y luego eches más —dijo el señor Carlos Sánchez con el celular en la mano.

—Hola michi Crookshanks —saludó August a su gato que había saltado hasta subirse en sus piernas.

La chica pelirroja, no natural, era muy fanática de las películas y los libros de Harry Potter y por eso mismo su gato tenía el nombre de la mascota de Hermione Granger, uno de los personajes principales de la saga.

August acarició a su gato mientras hablaba con su mamá acerca de la escuela y de los cupcakes que tenía que hacer para el convivio del día siguiente. Estaba muy emocionada por lo que harían en el Club Mujercitas y quería llevarle a todas sus compañeras algo como recompensa por mantenerse dentro del club y asistir a las reuniones semanales.

El convivio se había estado retrasando por varias semanas hasta que por fin decidieron que esa era la indicada y perfecta para ver la película debido a que los exámenes habían acabado y tenían tiempo libre.

—Voy a poner los materiales en la mesa, ¿sí?

—A mí no me preguntes August, tú hazlo —dijo la señora Lucía.

—Okey ma. —La chica se levantó de la silla, dejando a su gato naranja en el piso, y se dirigió a la bolsa de compras donde se hallaban los productos que iba a utilizar.

La familia Sánchez hablaba español recién entraba a la casa, eso para que ninguno perdiera la práctica con el idioma lo cual le parecía muy lindo a Augustine. Ella había pasado su pubertad llena de cambios y no sólo físicos. Tuvo que adaptarse a una nueva cultura, hacer nuevos amigos, aprenderse las calles donde ahora viviría, dejar de comer lo mismo que de pequeña, ver a su familia de México de vez en cuando, etc.

La chica tardó unos 50 minutos haciendo todos los cupcakes mientras escuchaba a su mamá cantar canciones de José José, Rocío Durcal, Chayanne, entre otros cantantes que solía escuchar en su juventud.

Ya no se sentía tanto frío en el departamento gracias al horno y a una simulación de chimenea que soplaba aire caliente. August guardó los cupcakes en un lugar seguro donde su gato no pudiera alcanzarlos y fue al dormitorio que compartía con sus padres, donde se tiró en su cama bocabajo y sacó su celular con la idea de ver videos.

Tenía 3 notificaciones de mensajes. Entró a Messenger para ver quiénes le habían escrito y se sorprendió al ver que a una de las personas no la tenía agregada. Entró a ese chat y leyó el mensaje que decía:

J: Hola, Augustine. Tengo una pregunta que quería hacerte desde hace mucho... ¿es tarde para unirme al club que tienes con tu amiga y las otras chicas".

August se emocionó porque por primera vez un chico estaba interesado en entrar al club. Ella rápidamente le escribió que no había ningún problema si entraba ahora y que incluso estaba invitado a ir ese mismo miércoles del convivio donde podría presentarlo a las demás chicas.

Just A Summer ThingWhere stories live. Discover now