Capítulo 5

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KAMI

Solo podía pensar en la sensación de sus labios en mi oreja y el calor de su cuerpo mezclándose con el mío. Habían sido unos simples segundos, pero habían trastocado mi mundo. Nunca había sentido con tan poco, aunque supiera que me odiaba, aunque supiera que en el fondo todo lo hacía para provocarme... Desde que Thiago había vuelto, esa parte de mí que tan escondida tenía, que tan difícilmente mantenía bajo control, pugnaba por salir a la luz y destrozar todo cuanto había a su alcance.

Maldito fuera por tener aquel control sobre mí. Siempre lo había tenido. Ya desde niños yo tenía que andarme con cuidado cuando él estaba cerca, me sentía como un animal pequeño e indefenso siendo cazado por uno mucho más grande y más fuerte. Thiago lo eclipsaba todo cuando aparecía y su simple presencia hacía que saltara por los aires la pose perfecta que tanto me había costado construir.

Maldije entre dientes al pensar en mi teléfono. No sabía qué era lo que pretendía, pero no pensaba entrar en su juego. Iba a devolverme el móvil, aunque tuviese que entrar en su casa y quitárselo yo misma.

Salí del gimnasio de muy mal humor.

Ellie me esperaba apoyada contra su coche mientras se terminaba uno de los muchos cigarrillos que se fumaba al día. Yo lo había dejado hacía tiempo, odiaba el olor que el tabaco dejaba en mi ropa, pelo y boca.

—¿Estabas tonteando con el nuevo entrenador de baloncesto? —me preguntó Ellie con cara de querer cometer el mismo pecado que yo.

—Para nada —dije subiéndome al coche y mirándome en el espejo para así poder conseguir dar un poco de autocontrol a mi cuerpo ya exaltado.

—Está buenísimo —dijo Ellie poniendo el coche en marcha y saliendo hacia la casa de Aron—. Pero ahora en serio, ¿qué hacías hablando con Thiago Di Bianco?

—Es mi vecino, quería saber si necesitaba que alguien me llevara a casa —mentí, sabiendo que eso era lo último que Thiago haría por mí.

—Me han dicho las chicas que ya os conocíais desde pequeños —agregó mientras doblaba en una esquina y se paraba en uno de los muchos semáforos que había en esa ciudad.

—Su hermano, Taylor, era mi compañero de juegos—le dije quitándole hierro al asunto—. Thiago solo era el vecino de al lado.

—¿Sooolo el vecino de al lado? —preguntó mirándome a la cara, desviando la atención de la carretera, cosa que siempre hacía y me ponía muy nerviosa, y alargando la o hasta el infinito. La sonrisita con la que me miraba no albergaba nada bueno.

—Solo el vecino, Ellie. De hecho, siempre nos hemos odiado. —Bueno, eso no era del todo cierto. Thiago había pasado a odiarme debido a lo que había hecho, pero antes éramos muy amigos. Sobre todo el último año, antes de que él se fuera...

—Los que se odian se enamoran —dijo riéndose.

—En realidad es «los que se pelean se desean», pero como tú veas...

—Veo que estás de muy buen humor esta noche —dijo volviendo a girar y entrando en la urbanización de Aron. Era una de las mejores del pueblo, con casas muy grandes y bonitas.

—Lo cierto es que creo que Dani se ha ido de la lengua con los chicos en el vestuario... —dije recordando otro de los motivos por los cuales notaba las palmas de las manos sudorosas—. Al parecer les ha contado a sus amigos que ya no soy virgen.

Ellie frenó en seco y me miró con la boca abierta.

—¡Qué dices!

Asentí en silencio. Ya me parecía rastrero que los chicos hablasen de las cosas que hacían con las chicas en las fiestas o en el instituto, pero que Dani, mi novio desde hacía dos años, hubiese contado algo tan íntimo de los dos... Él también había perdido la virginidad conmigo.

DÍMELO BAJITOWhere stories live. Discover now