CAPÍTULO 07

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Dominic salió del baño en silencio, secando su cabello

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Dominic salió del baño en silencio, secando su cabello. Acababa de regresar de comprar pan, y quiso ducharse antes de desayunar. Rosalie continuaba durmiendo cuando él volvió de la tienda, y no se atrevió a despertarla. Prefería dejarla descansar. 

El joven se sentó sobre la cama, guardando en su maleta la ropa que se quitó. Rosie ya no se encontraba en la habitación, y lo inundó el aroma a café. Supuso que ella estaba preparando la comida, y sonrió. El café le quedaba bastante bien. 

Dominic avanzó hasta ella, abrazándola por la espalda. Besó su cuello con suavidad, recostándose en su espalda. Adoraba tenerla entre sus brazos. 

—Buenos días, Rosie. —saludó, susurrando. 

Rosalie sonrió con su tacto, girando hacia él. Entrelazó sus dedos por detrás de su cuello, colgándose de él. Lo besó dulcemente, jugando con su cabello. No había nada mejor que estar con él. 

—¿Así serán las cosas cuando nos casemos? —Ella musitó, ilusionada—. ¿Me despertarás todos los días con un beso?

Dominic pasó saliva con dificultad, y desvió la mirada. Desde que vieron la propuesta de matrimonio en la torre Eiffel, Rosalie insinuaba demasiado el tema de una boda. 

—¿Casarnos? —Él titubeó, nervioso. 

Rosalie percibió la duda en su voz, y lo soltó. Retrocedió un par de pasos, confundida por su actitud. Esa no fue la respuesta que ella esperaba. 

—¿Por qué te sorprende lo que dije? —consultó—. ¿Acaso no te quieres casar conmigo?

Dominic calló unos segundos, pensando qué decir. No deseaba mentirle, pero tampoco quiso decirle que no se sentía listo para casarse. Ese era un paso muy grande para él.

—Rosalie, sabes que en esta época ya no es necesario el matrimonio. —Dominic la tomó de la mano, intentando explicar—. Nosotros podemos vivir juntos como una pareja, sin necesidad de...

—¡Pero yo me quiero casar! —Ella hizo puchero, soltándose—. Llevo toda una vida soñando con el día en que finalmente dé el sí frente al altar. 

Dominic suspiró, acercándose a ella. Rosalie negó, retrocediendo un paso más. Él se apresuró a abrazarla, arrepintiéndose de todo lo que le dijo. La lastimó con sus palabras. 

—Perdóname, Rosie, por favor. —suplicó, acariciando su cabello—. Te prometo que nos casaremos cuando termines tus estudios. La distancia ya no podrá interponerse entre nosotros. 

Rosie asintió con pesar, sorbiendo por la nariz. Ella lo amaba, pero su actitud la hizo dudar. 

—¿Lo juras?

—Sí. —Dominic afirmó, decidido—. Te prometo que lo primero que haré cuando regreses, será pedir tu mano. Incluso si eso implica tener que ir a ver a la bruja de tu madre. 

Distancia InesperadaWhere stories live. Discover now