Prólgo

45 3 4
                                    


Le di la última pincelada a mi proyecto de ese día y me recosté sobre el asiento para mirar el resultado final a la tenue luz de una vela. Lo que al principio pretendía que pareciese un perro se había convertido en un bonito paisaje qué tomaba como protagonista un desconocido bosque. Definitivamente, no era de mis mejores cuadros, lo cual en parte se debía a que ese día estaba especialmente cansada. Era el primer descanso qué me tomaba después de haber estado todo el día estudiando y sentada al piano.

Había decidido venir con mi hermano al estudio de arte donde pasaba sus ratos libres a descansar un poco de todo, pero había terminado viendo unos pinceles y pinturas apartadas, por lo que mi mente había terminado haciendo de las suyas. Y eso estaba empezando a cansar aún más mis extremidades, pero era imposible pensar en dejarme a solas en una sala con un caballete y pinturas pretendiendo qué me quedase sentada y descansando.

Escuché unos pasos a mi espalda y como alguien mordía una manzana, lo cual intenté ignorar pensando en cómo arreglar mi desastrosa obra. Lo que no esperaba es que en vez de tomar sitio en cualquiera de los espacios libres, esos pasos se acercarán a mí.

- ¡Blay! No esperaba encontrarte aquí hoy. -dijo la voz del propietario de los pasos a mi espalda mientras un sonido sordo me indicaba que había tirado la manzana a algún sitio.

Tan solo había una persona que me llamase así y no fuera de mi familia.

- ¡Ben! -me giré, con una sonrisa, para encontrarme a Benedict, admirando mi anterior nombrado intento de cuadro -Oh, venga ya, ¿vas a mirar mi peor creación hasta el momento en vez de abrazarme? -le reproché con un tono juguetón.

- ¿Tu peor creación? ¿Y qué hay del dibujo que me regalaste cuando nos conocimos? -se burló de mí, apartando la mirada del cuadro y posándola en mis orbes, con su cara ahora adornada de una sonrisa.

Recordaba esa "cosa" a la perfección.

Mi hermano mayor me avisó de que me llevaría a conocer a uno de sus amigos pintores y yo fui corriendo a mi habitación a por un trozo de papel y un lápiz para dibujarle algo y preguntarle si iba a tener alguna oportunidad a futuro en la pintura.

Claro, dibujé lo que pretendía ser un pato nadando en un estanque y parecía ser una cara algo abstracta. Pero desde entonces,  se podría decir que he mejorado considerablemente gracias a la ayuda de ambos. Ahora incluso puedo hacer caras abstractas sin pretender hacer un pato.

Impresionante, ¿verdad?

Desde que nos conocimos en una cafetería cualquiera, hasta ahora, en el edificio el cual compartíamos entre nosotros y varios artistas más, nos habíamos hecho muy cercanos. Era como otro de mis hermanos para mí, lo cual era algo muy fácil de notar por nuestros tratos recíprocos.

Tan solo que no solía pintar mucho ni con él ni con mi hermano, puesto que ellos estaban en una sala a la cual, muy injustamente, me tenían prohibido el paso. Y eso por no hablar de venir por la noche, pasadas las diez, eso estaba aún más prohibido para mí.

-Eso no cuenta -terminé respondiéndole.

Él en respuesta sonrió y se sentó a mi lado.

-La semana que viene te presentas en sociedad, ¿cierto?

Asentí mientras soltaba un suspiro.

-Tristemente, así es.

-Adivino, ¿no eres de esas chicas las cuales tan solo viven para los bailes? -dijo, colocando en su caballete un lienzo.

-No exactamente, no -solté un bufido de diversión -me libraré de todos los que pueda. Por suerte mi prima estará en la mayoría a los que asistiré y no serán un aburrimiento mortal.

- ¿Tu prima? ¿Y qué hay de mí? Algún baile me reservarás, ¿no? -me dijo, visiblemente divertido ante la idea de verme bailar.

-Bueno, no estaría mal -hice una pequeña pausa -y así me hablas de las damas que te interesen, para qué te pueda aconsejar sobre ellas. -terminé aceptando mientras empezaba a levantarme y alisaba las arrugas que ahora cubrían mi incómoda falda.

-Y tú de los caballeros que te interesen -me sonrió, mirándome mientras me empezaba a mover por sus alrededores -pero hazme el favor y no te cases con uno que te mande a vivir muy lejos de aquí, no quiero perder a mi mejor aprendiz. -pareció que reflexionaba sobre sus palabras un momento -Bueno, no, mi mejor aprendiz realmente sería... -le di un golpe juguetón antes de qué pudiese terminar la frase.

-Soy yo, obviamente -y tras unos momentos de silencio, pensé en voz Alta -¿Y qué tal si no me caso? -dije, intentando no sonar como si tan solo lo estuviera diciendo para mí, porque en parte debía de admitir que así era.

-Eres demasiado hermosa como para que te dejen ir, es más, dudo qué no seas la Joya de la temporada, -me dijo, con un tono burlón, el cual cambió a seriedad fingida de inmediato -o también te puedes casar con alguien de mi familia.

- ¿Blaise Bridgerton? Me niego rotundamente. Además, tenerte que aguantar todo el día aquí es suficiente, como para tener que ir a tu casa todas las vacaciones. No.

Él bajó la mirada, negando con Una pequeña sonrisa torcida.

Sonreí mientras terminaba de guardar todo lo que había utilizado.

- ¿Me lo regalas? -pregunto él a mi espalda un rato después, cuando ya estaba casi todo en su sitio.

- ¿El qué? -dije, mientras empezaba a lavarme las manos para eliminar la suciedad que se había acumulado en ellas, no era que me importara lo más mínimo, pero si me veían llegando a casa con las manos así me iba a meter en problemas.

-Que si me lo regalas -repitió. Yo me giré, interrogante, para mirarle, él señaló mi pasaje -tu peor creación hasta ahora.

Solté una pequeña risa sin mostrar los dientes.

-Toda tuya, pero ¿no quieres algo mejor? -me sequé las manos mientras él se levantaba y tomaba mi cuadro -creo que podría mejorar eso, al contrario de lo que tú piensas.

-Esto me gusta. -me respondió, volviéndolo a dejar en el suelo.

-Está bien, -dije, tomando mis pertenencias para irme -avisa a mi hermano que hoy he decidido marcharme algo antes.

-Claro -me contestó, prestándome menos atención y empezando a mojar su pincel.

-Adiós, Ben -dije, dirigiéndome a la puerta.

-Blay.

Abrí la puerta y me detuve por un momento antes de salir, intentando contenerme. Pero al final me giré y fui a darle un abrazo, el cual él parecía esperarse y me devolvió, apoyando su cabeza sobre la mía.

-Ahora sí -me alejé de él -a trabajar artista.

I know places -C. BridgertonWhere stories live. Discover now