III - Mi primer acercamiento

5K 224 118
                                    

Capítulo dedicado a @SunakoChanRodru00edg. ¡Feliz cumpleaños!


///***-***///***-***///***-***///***-***///***-***///***-***///



Mi situación económica ante de perder mi empleo no era buena. Uno piensa que sin coche y sin vicios caros se puede vivir desahogadamente con un miserable sueldo de mil euros, pero comprende que se equivoca en cuanto descubre lo que significa vivir sólo.

Vivir sólo implica pagar las infladas facturas del agua, la electricidad, la comunidad y la calefacción. La calefacción; eso sí que es un robo. Lo peor para la economía doméstica en invierno no son las compras de Navidad, sino el pago por esos tres meses a diecinueve grados resguardado en tu hogar.

Después uno se encuentra con que incluso si quiere llevar una vida discreta, sin muchos lujos, aquellos elementos que se consideran básicos cuestan más de lo que se puede pagar. ¿Unos vaqueros sencillos, sin pretensiones? Cincuenta euros. ¿Un maletín nuevo para sustituir al que se te acaba de romper? Ochenta y siete, a menos de que lo compres en el comercio chino y tengas que regresar a los tres días porque se le ha caído el asa. ¿Un móvil que no sea último modelo pero que te permita actualizar tus redes sociales y tener sistema de mensajería online? (llamado Whatsapp a menos de que vivas en Japón y te molen los emoticonos lindos), entre cien y cuatrocientos euros. Luego está pagar el 3G; lidiar con tu extorsionadora telefónica; pagarte los cafés con los amigos; acompañarlos cuando van a por unas cañas y salir a cenar o de fiesta cada vez que sea necesario, porque sino eres un rata demasiado apegado a tu dinero.

Aparte, los juguetes sexuales no son baratos.


Con ese panorama no es de extrañar que hiciera ya varios meses que había dejado de pagar parcialmente la mensualidad del piso. Siempre llamaba al casero y llegábamos a un acuerdo. Yo le pagaba la mitad, y, si podía, en el siguiente le añadía parte de lo debido, pero la realidad era que mi deuda ya alcanzaba los tres mil euros.

Se dice rápido -tres mil- pero se digiere lento.

Creo que es evidente que mi barrio no era ni es más céntrico ni el más bonito, ni tenía los vecinos más agradables, pero el edificio era nuevo y la gente de la comunidad era silenciosa y discreta, excepto por dos zoquetes. Mi apartamento tenía unas hermosas vistas a la montaña y no acusaba problemas de cañerías viejas, humedades o filtración de ruidos, como ocurría con las casas antiguas. Os imaginaréis que el alquiler superaba los ochocientos euros. Sí, y mi sueldo... Bueno, ya lo dije.

Se suponía que cuando me mudé a ese lugar iba a ser con otra persona, algo cercano a un novio pero que nunca fue tal. Luego se largó con la que más tarde sería su esposa -ojo al femenino de la palabra- y yo me encapriché con el apartamento. Ahora debía dejarlo, y se sentía de nuevo como si estuviera experimentando una ruptura. El despido había sido mi ruptura sentimental y la mudanza mi ruptura familiar. Adiós al hogar que había sido mi refugio durante los últimos años.


El verano se deslizaba implacable por mi vida. Todos los días salía a patear las calles bajo el Sol abrasador. La suela de mis zapatos se derretían sobre el asfalto a temperaturas volcánicas y el sudor se escurría bajo la chaqueta.

Hay hombres que nacieron con inmunidad al clima siempre que lleven un traje de diseñador, pero yo no soy uno de esos hombres. O más bien mi traje no era de diseñador, sino de los de humildes cadenas comerciales en épocas de rebajas. Esa ropa, por mucha manga corta que tenga y por muy fina que sea su tela, no está hecha para transpirar, y menos para que su usuario se sienta cómodo. Fue fabricada con la intención de recordarle que no es más que un desgraciado esclavo listo para ser explotado. En mi caso, un esclavo sin amo. La tragedia de todo sumiso.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: May 16, 2015 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Quiero ser tu puta (gay/yaoi)Where stories live. Discover now