II Dormir

74 6 8
                                    

II

Ya me estaba acostumbrando a la idea de que no iba a salir tan fácilmente de este lugar.

Llevaba una semana de estar aquí y todavía seguía vagabundeando por dentro de la casona. Con el joven señor solo comía en el desayuno después se iba todo el día a hacer sus asuntos.

No tenía con que distraerme más que solo caminar, vi una puerta grande pero más pequeña que la de la salida, entre y era una biblioteca grande. Por fin algo con que distraerme. Empecé a ver los libros y ver todo el cuarto estaba ordenados por los más viejos hasta los más actuales y por sección de categoría. Tome uno que se titulaba Inapropiadamente Hermosa, leí la trama y empecé a leer el primer capítulo.

― ¡Señorita!― me llamaron―.

Levante mi vista del libro y vi que era Rosalie, la mucama del primer día.

― ¿Qué sucede?― le pregunte porque vino con paso desesperado―

―Le hemos estado buscando―manifestó relajada de encontrarme ¿por qué tanto alboroto?― El joven señor ha avisado que vendrá a almorzar y se requiere de su presencia―tal vez hoy tendría la oportunidad de preguntarle más―.

Rosalie me puso un vestido azul oscuro con unos zapatos del mismo color y de tacón de aguja, menos mal eran chiquitos porque aún me costada dominarlos. Me maquillo natural y me hizo un peinado ligero. Siempre me arreglaban de seguro él también les había ordenado eso.

La hora del almuerzo llego y él también, lo chistoso era que de las pocas veces que lo veía, no me decía su nombre o algo, básicamente no sabía nada de él.

Almorzamos en silencio, hasta que hable.

― ¿Cuándo me dejara irme?― no me respondió y siguió comiendo― Por lo menos dígame su nombre, por lo menos eso debo de saber de mi secuestrador―.

Terminamos de comer y se fue. Yo me fui a mi cuarto ¿por qué me tenía retenida aquí? Sé que debo de estar loca por no estar feliz de tener lo que nunca tuve, una gran casa, gente que me atendiera, comida para cuando yo quisiera y que ¿para qué irme? Nadie me estaba esperando, estaba sola en este mísero mundo.

Pero la pregunta del millón era ¿Por qué me tenía aquí? Hasta el momento no me había hecho nada. Solo me tenía como una prisionera sin salir. Cada vez tenía más preguntas y menos respuestas. La intriga me carcomía por dentro.

Pase el día en la biblioteca continuando mi lectura. Rosalie se acercó para avisarme de que la cena ya estaba lista y el joven amo llegara pronto a comer.

Silencio. Eso era lo que nos rodeaba en la cena. Siempre tan callado, a veces me preguntaba si tenía problemas para socializar o no le gustaba hablar aunque su voz no era mala.

― Por favor, dígame la razón por la cual estoy aquí― le rogué, por lo menos un poquito que me dijera estaría satisfecha―.

― Es muy pronto―.

― ¿Por qué tanta espera? ¿Por qué no ya? Así acabamos con tanto misterio―insistí, eso hizo que se levantara bruscamente y me dejara sola en el comedor―.

Creo que lo hice enfadar con tanta pregunta ¿ahora que va a pasar? ¿Me va seguir ignorando? O ¿no me volverá a dirigirme la palabra? Con estas palabras en mi cabeza termine de comer y me dirigí a mi cuarto. Me puse mi ropa de dormir y me acosté en mi cama para dormir.

Llevaba poco tiempo con los ojos cerrados tratando de dormir, sentí que la puerta se abrió.

―Todavía no es tiempo que lo sepas. Ten paciencia, Micaela―oí una voz cerca de mi cama―.

Ai ajuns la finalul capitolelor publicate.

⏰ Ultima actualizare: May 31, 2015 ⏰

Adaugă această povestire la Biblioteca ta pentru a primi notificări despre capitolele noi!

My DestinyUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum